Las nuevas autoridades del poder ejecutivo que dirigirán  los destinos de la nación  encabezadas por el presidente electo de la República Dominicana, licenciado Luis Rodolfo Abinader Corona y la vicepresidenta electa, licenciada Raquel Peña Rodríguez; tendrán a su cargo una apretada agenda de trabajo que impulsará los cambios que se requieren para el progreso del país y el  adecentamiento de las instituciones públicas.  Dentro de esta guía se concibe el rescate de los valores que deben regir a toda la sociedad como son el de la ética, honestidad, integridad y espiritualidad; acompañados de una estrategia que logrará eficientizar de manera concreta todos los servicios públicos que la población utiliza traduciéndose en un significativo bienestar colectivo.

El nuevo gobierno está llamado a establecer un antes y un después en la administración pública, aplicando una reingeniería e implementando reformas que abarquen absolutamente todos los sectores del  tren gubernamental  para convertirlos en estamentos íntegros, transparentes, eficaces y vigorosos que puedan satisfacer a la sociedad y contribuyan significativamente al desarrollo sostenible; logrando convertirse posteriormente, en un referente que pueda trascender a las demás estructuras o poderes que conforman el Estado.

En este contexto, el gobierno del cambio en consonancia con su programa de gestión y las estrategias oportunas, podrán resolver y corregir importantes procesos que hasta ahora siguen latentes, como son:

  1. La disminución de la curva epidemiológica que en los últimos días ha experimentado un peligroso ascenso dado el intenso nivel de contagio y por lo tanto, el nuevo gobierno debe de abocarse a realizar una profilaxis oportuna a fin de reducir de manera drástica dicho pico de infección.
  2. La reactivación de la economía  la cual se encuentra en una situación delicada producto de la pandemia del coronavirus.
  3. Los altos niveles de pobreza extrema  que existe en nuestro país por la falta de una política permanente  que produzca una disminución paulatina de la desigualdad social.
  4. Los innumerables actos de corrupción que han azotado al erario y por consiguiente, la  impunidad de los mismos, situación que debe de enfrentarse de manera férrea estableciendo un régimen de consecuencia infalible que pueda dar al traste definitivamente con esa perversidad.
  5. La inseguridad ciudadana producto de la alta tasa de delitos y violencias registradas que requieren del abordaje de políticas firmes en prevención y acercamiento a las comunidades para que puedan generar en lo inmediato una confianza colectiva.
  6. El sistema de justicia que está arropado por una crisis de legitimidad y por situaciones que laceran su accionar debido a los casos bochornosos que se han presentado a los cuales no se les han aplicado una sanción ejemplarizadora.
  7. Los servicios públicos más perentorios inmersos en una crisis sistemática por la falta de políticas integrales que garanticen el mejor de los desenvolvimientos.

Después de esbozar estas consideraciones, el tiempo de aplicar una reingeniería estructural es ahora y en tal sentido, debemos de ser  proactivos y colaborar para que el nuevo gobierno pueda realizar los cambios que el país necesita; un cambio sustancial para ser más eficiente, solidario, con credibilidad, incluyente, democrático, productivo, innovador, organizacional y que cada dominicana y dominicano cuente con grandes oportunidades de desarrollo pleno.