La formación de brigadas en las comunidades es una de las maneras del Estado Dominicano de gestionar la reforestación. Están formadas por hombres y mujeres liderados por personal técnico dedicados a preparar sitios o acondicionar terrenos, plantar arbolitos y darles mantenimiento en las principales cuencas hidrográficas del territorio nacional, donde se encuentran los parajes rurales más empobrecidos.
A los miembros de las brigadas se les paga por las jornadas realizadas cada mes, como una manera de compensar el trabajo y generar ingresos para las familias pobres y muy pobres del campo dominicano.
Las brigadas están definidas como comunitarias, porque la integran gente de la comunidad y trabajan para esta; generalmente, se procura que las mismas sean formadas en reuniones o asambleas comunitarias, en las que se toman decisiones consensuadas junto con los propietarios u ocupantes de los terrenos (Matriz de Reforestación) y el Ministerio de Medio Ambiente (Metodología) o la organización responsable de ejecutar el proyecto, ya sea en el área pública o privada, como lo establecen los lineamientos del Plan Estratégico Institucional del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2020-2023.
En el ámbito privado, las brigadas trabajan en los terrenos no solo de un dueño exclusivo sino en las de muchos, incluyendo los terrenos de los miembros o de sus parientes, y en el espacio público en áreas municipales o del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP).
Existen casos de propietarios con fincas extensas, ganaderas de reconversión forestal por voluntad de sus dueños, y en esas circunstancias se recomienda que la brigada salga a otras fincas o parcelas periódicamente; es decir, pasar un mes en esos predios grandes y luego un mes en otras pequeñas que lo ameriten, porque es importante que el país gane cobertura boscosa en las montañas, desmotivando otras actividades que puedan afectar las reservas de agua del país.
Esos grupos estaban compuestos por diferentes cantidades de miembros, siguiendo la tradición usada en el país desde el inicio de las actividades de repoblación forestal en la primera mitad del siglo XX, pero a comienzos del siglo XXI (década del 2000) el Programa Nacional de Reforestación adoptó que las brigadas estuvieran compuestas por 10 personas de ambos sexos.
Aunque no se hizo un trabajo técnico evaluativo en esa materia, la experiencia ha demostrado que en algunas localidades donde las brigadas eran pequeñas se rendía más que en las que habían grupos grandes, por lo que la cantidad de sus integrantes fue ajustándose hasta constituirse un número que hoy es una norma recomendada, aunque en algunos casos esta norma se quebranta por situaciones administrativas particulares del proceso a nivel local.
Las brigadas trabajan de manera permanente en las comunidades donde viven sus miembros o en parajes cercanos enclavados, en su mayoría, en las cuencas altas y medias de las principales zonas hidrográficas del país.
Los miembros de las brigadas deben reunir algunas condiciones mínimas y los requisitos están en la Guía para la Apertura de Brigadas de Reforestación en la página 12, elaborada en 2013 por la Dirección de Reforestación del Ministerio de Medio Ambiente y la Agencia Alemana de Cooperación (GIZ), en el marco del Proyecto de Manejo Integrado de la Cuenca hidrográfica Transfronteriza Libón Verde.
Según esa guía los miembros de las brigadas deben cumplir con las siguientes condiciones o requisitos, los cuales explicamos:
Ser mayor de edad y tener cédula.
Estar en buenas condiciones físicas y mentales, porque en cada jornada tienen que trabajar 8 horas, con desplazamientos de 1 a 10 kilómetros de ida y vuelta a los predios de trabajo.
Tener la voluntad y el desempeño para la labor a realizar, se es miembro por voluntad, debe saber (o aprender a hacer) cosas propias de una brigada de reforestación, como también tener disponibilidad de realizar otras actividades conectadas a los recursos forestales; por ejemplo, si se presentan incendios forestales en sus comunidades o en sitios cercanos, en caso de que sean requeridos por el Programa Nacional de Manejo del Fuego.
Observar buena conducta pública y privada, los miembros no deben maltratar a los niños (as) ni a sus cónyuges, además deben ser colaboradores con su comunidad cuando se les requiera.
Comprometerse a proteger los recursos naturales en su comunidad, no pueden dedicarse a violentar las normas ambientales particularmente ni junto a familiares o relacionados.
Representar a un hogar o familia pobre de la comunidad, sea mediante el padre, la madre o un hijo, debido a que uno de los objetivos del programa es ayudar a las comunidades más necesitadas en las que habitan familias cuyos ingresos muchas veces no llegan a dos dólares per cápita, y cuando uno de sus miembros forman parte de una brigada dichos ingresos son superiores a los 5 dólares por jornal y en la actualidad llegan a más de 8 dólares, lo que contribuye a bajar los niveles de pobreza en muchas comunidades.
Este objetivo también está contemplado en la Estrategia Nacional de Desarrollo, el Plan Estratégico Institucional del Ministerio actual y en el eje principal de la línea programática de las presentes autoridades.
El o la capataz debe saber leer y escribir como requisito para dirigir una brigada, porque debe hacer anotaciones diarias en un cuaderno sobre las labores que hace el grupo.
En caso de no saber leer ni escribir, debe estar integrado a una unidad de alfabetización, se procura que no haya un trabajador de la reforestación analfabeta. La coyuntura actual exige avanzar en esto, porque el plan de alfabetización para los brigadistas se ha rezagado, por diversas razones, en los últimos tres años.
Residir próximo al área donde va a trabajar la brigada; deben residir cerca de donde trabajen, ya que la brigada es un ente con un nivel mínimo de organización, capaz de responder a situaciones de emergencia, como son conatos de incendios en horas nocturnas o fines de semanas o el recibimiento de las plantas fuera de horario de trabajo.
Procurar que la brigada esté integrada tanto por hombres como por mujeres, debido a que las mujeres son muy buenas en los aspectos administrativos por su honestidad, laboriosidad y ahorro de recursos; además como capataz son más hegemónicas hacia el grupo. ¡Cuántas mujeres extraordinarias están o han estado como miembros o responsables de las brigadas de reforestación!
En esta ocasión nos referimos exclusivamente a las brigadas de plantación, ya que existen otras de vital importancia para la reforestación, como son las brigadas de los viveros, incendios y recolección de semillas, a las que debemos dedicarles un análisis a parte por la importancia que tienen y el mundo que recrean en su hábito laboral.