Con la recién publicada encuesta Gallup (Noviembre 21-24) nadie está conforme, lo que a mi juicio habla muy bien de ella. El PLD, porque según opinan dirigentes de ese partido su candidato Medina está mejor situado que lo que arrojan los números de Gallup, pese a que la encuesta indica un rápido crecimiento de su candidatura; el PRD, porque según sus voceros sus números le dan a Hipólito una posición más alta, por encima de la ya bastante elevada posición que le reconoce la encuesta.

Lo que parece ser importante sin embargo son otras cosas, a las que me quiero referir en este artículo. Esta segunda encuesta Gallup, independientemente de sus resultados puntuales, enseña muchas cosas. Por lo pronto, indica que la prematura carrera de Danilo Medina que lo llevó a llenar el país de vallas y letreros, apareciendo su foto sonriente en todos los rincones del país y obligándonos a escuchar reiteradamente sus spots publicitarios en radio y televisión, ha dado sus frutos: acortó la larga distancia de quince puntos que lo situaba muy por debajo de Hipólito Mejía y por ende como virtual perdedor en ese escenario inicial. Los nueve puntos que ha subido le permiten ahora aparecer como un competidor con posibilidades de triunfo, como un concursante en ascenso, lo cual no es poco.

Todo el mundo dice que la Primera Dama le ha aportado gran parte del caudal de nuevos simpatizantes a su candidatura y detrás de ella, Leonel Fernández. Nadie duda que la candidatura de Doña Margarita  le ha aportado a Danilo nuevas simpatías, pero en tan corto tiempo como el que ha mediado entre la proclamación de la candidatura a la Vice Presidencia de la Primera Dama y el trabajo de campo de la encuesta, dudo mucho que un número tan alto (nueve puntos) se deba esencialmente a esa candidatura.  Sin negar lo primero, una hipótesis más realista es que este ascenso es un resultado acumulado de varios meses de trabajo de campaña con el trabajo directo de Danilo Medina y su gente, ahora con la Primera Dama a su lado. Lo principal es que todo indica que el voto peledeísta se ha unificado.

Ciertamente, para "peinar" el país como lo ha hecho el PLD, tal como indiqué arriba, se requiere recursos, los que parece no le han hecho falta a Medina. Pero todos esos recursos no  hubiesen sido eficaces sin un trabajo inteligente, lo que ha aportado Danilo y su equipo. Ciertamente, este vertiginoso ascenso de su figura pone en evidencia un problema sempiterno de la política dominicana: el clientelismo, la movilización de favores, la ganancia de simpatías en base a dádivas, y sobre todo el manejo de recursos que en última instancia son de origen público.  Pero lo que en este momento se discute es un hecho simple: ahora Medina está situado en una posición competitiva respecto a Mejía, lo que introduce un cambio cualitativo en la presente campaña.

En esta nueva situación el sentido común indicaría que el candidato favorito de alguna manera está forzado a un cambio relativo de su accionar de campaña, pasando de una situación de "pasividad estratégica" a una de relativa "movilidad táctica", lo que le obligará a un mayor grado de exposición pública. En cierto modo, en las últimas semanas es este el camino asumido por Mejía. En esta perspectiva esto no quiere decir que Mejía deberá hacer un cambio radical de su estrategia que le ha dado hasta ahora buenos resultados. Simplemente indica que ya no le bastará con la administración de sus exposiciones públicas con la "economía de riesgos" que hasta ahora ha tenido. Estará ahora obligado a buscar mayor visibilidad, presencia pública y beligerancia de sus propuestas, lo que le expondrá en algunos momentos al choque con Medina.

De alguna forma, el aumento en un nueve porciento de la simpatía electoral de Medina, lo que ha logrado principalmente es llevar a Mejía a un mayor nivel de movilidad y accionar de campaña y, consecuentemente, de exposición. Indudablemente que esto es una apuesta de Medina que tiene sus riesgos, pues supone que un mayor grado de exposición pública de Mejía aumenta el nivel de riesgos de éste último. La gente piensa eso, pero yo no lo creo.

Por ejemplo, en ocasión de los discursos que ambos candidatos hicieron en la reunión de la AIRD Mejía salió posiblemente mejor parado que Medina, independientemente del alcance y contenido de los discursos. Aunque fuere por este simple ejemplo es claro que no se corresponde el supuesto de que las exposiciones públicas de Mejía lo conducen indefectiblemente al error necesariamente con la dura realidad, bien puede estar ocurriendo el resultado inverso, lo que sería indicativo de un cambio en Mejía respecto a su manejo público, de lo cual parece haber bastante evidencia y esto a favor de Mejía.

Si las cosas son como estoy planteando, al menos como hipótesis estaríamos entrando en una nueva fase de la campaña, posiblemente transitando de una estrategia de guerra de posición a una de movimiento, por parte de Mejía, y del reconocimiento de una nueva fase de la estrategia confrontacional de Medina. Al moverse Mejía y al intensificarse la campaña ¿seguirá dando el mismo fruto para Medina el nuevo accionar de Mejía? Temo que no, lo que está implicando entonces para ambos candidatos un replanteo de sus procederes de campaña, en el uno implicando mayor frecuencia de exposición pública, en el otro obligándolo a buscar algo más que el simple y virulento ataque a Mejía.

Aquí interviene un asunto relevante: la dureza de la posición alcanzada por la candidatura de Mejía. Al igual que en la primera encuesta Gallup de agosto/2011 Mejía continúa siendo muy fuerte entre los jóvenes y adultos jóvenes, los pobres  y predomina sustantivamente en Santiago y en la región Este. Lo novedoso es que Mejía ha logrado aumentar sus su simpatías en la principal fortaleza  del PLD: la Zona Metropolitana, superando incluso a Medina. No se trata, entonces, de que Mejía simplemente no ha crecido, sino de que ha mantenido su fortaleza  en esos grupos sociales y regiones, pero principalmente de que ha aumentado su presencia en la zona metropolitana. Lo central es sencillo pese: pese a la embestida de Medina y la presencia del Primera Dama, el PLD no logra reducir las simpatías electorales hacia Hipólito.

¿De dónde procede entonces el aumento de Medina? A mi juicio de varias "fuentes" los indecisos inclinados al PLD (y en esto la candidatura de la Primera Dama le ha ayudado), de las mujeres adultas, de la población del sur, de sectores reformistas y de partidos pequeños. Pero esto plantea un problema: Medina tiene serias dificultades en sacudir la fortaleza del voto duro de Mejía, que se mantiene incólume entre las dos encuestas, no logra hacer mella en su base de jóvenes y en modo alguno ha podido penetrar la principal fortaleza de Hipólito: el Norte del país.

Esta nos da un panorama muy complejo: Mejía está obligado a penetrar más a la clase media y presionar a Medina en la zona metropolitana. Mejía también necesita penetrar el voto femenino, pero Medina necesita desesperadamente disminuir a Mejía en la Zona Norte y lograr quebrar su  predominio entre los jóvenes. La debilidad de Mejía se localiza en el Sur, donde hay poca concentración demográfica, y en la zona metropolitana que puede decidir la victoria a favor de Medina. Este último tiene su fuerza concentrada entre los hombres adultos y las mujeres, lo que tiene la ventaja de que en estos segmentos  la decisión de votar es  más consistentes a la hora del voto, pero posee también la debilidad numérica de este segmento poblacional.

Todo esto augura una campaña muy dura, aguerrida, donde veremos cada vez más una masiva presencia del clientelismo y del manejo patrimonialista de recursos públicos. Queda aún mucho por recorrer, pero es claro que se entra ahora en una nueva fase del proceso de campaña.