Estas navidades llegan en un contexto desgarrador. En lo internacional se producen los recientes atentados en París; avances del fundamentalismo religioso; intención de justificar las atrocidades del presente por  las del pasado; imposición de la homogeneidad y desconocimiento de las diferencias religiosas y  culturales.

En lo nacional la corrupción, amparada por la impunidad, se extiende como el discurso que dice combatirla; muchas leyes permanecen solo como referencias; la institucionalidad como quimera y la política como la inversión más rentable a que persona alguna pueda dedicarse.

En medio de esta irracionalidad y complicidades, comparto mis aspiraciones en estas navidades:

* Mayor sanción legal y moral para los corruptos

* Que el juez no simplemente aplique la ley,  sino que imparta justicia

* Que las “renuncias”, falta de “voluntad política” para ciertas cosas y las incoherencias, tengan un costo político cobrado por la ciudadanía

* Que no hayan tantos interese y tan pocos ideales

* Necesitamos más líderes y menos dirigentes

* Reconocer que el “otro” tiene el mismo derecho que tenemos nosotros de defender sus posiciones

* Las diferencias no deben impedir reconocer la justeza de lo que el otro defiende o propone

* Que "nosotros" sustituya al “yo”

* Preocuparnos más por la conciencia (lo que somos) que por la reputación (lo que otros piensan de nosotros)

* Sin caer en la arrogancia del ignorante, ser irreverente frente a muchas “verdades” y creencias establecidas

* Mantener la esperanza cuando la realidad presiona para perderla

* Mantener la dignidad en los fracasos y las adversidades

Muchas felicidades  y un nuevo año mucho mejor que el que termina.