En este día 15 de mayo en que se reconoce, aunque sea en papeles,  la labor del hombre y la mujer del campo, debemos aprovechar la ocasión para reflexionar sobre la situación de la producción nacional.

Por un lado para aquilatar y celebrar los avances que hemos conseguido, muy especialmente a partir de la fundación de CONFENAGRO en 2011 (Mayor Conciencia sobre las importaciones, Disminución de las tasas del Banco Agrícola, Polivalencia de las propiedades rurales, Decreto sobre Compras Gubernamentales, etc) pero también, debemos reflexionar sobre la situación de la producción nacional, sometida a una tendencia de desplazamiento del mercado interno por el crecimiento espantoso de la importación de rubros como los lácteos, la habichuela, el azúcar, el café, los aceites, los pescados y mariscos, el arroz, el ajo, la cebolla, el pollo y el cerdo.

Solo en lácteos y pollo el país importa casi 300 millones de dólares que podrían producirse en el país.

Siguen presentes graves y serios problemas de comercialización y de baja rentabilidad, sanitarios, de acceso al agua y eficiencia de riego, bajos niveles tecnológicos y de mecanización, de acceso al crédito, de acceso a semilla y material de siembra, de infraestructura rural y de asistencia técnica, pero el principal problema del campo es cultural, y es la percepción desde la Ciudad de que el Agricultura es una labor ninguneada, que convierte al que noblemente se dedica a ella, en un ciudadano de segunda, totalmente perjudicado por las políticas públicas pro-urbanas.

Por esta razón la ciudad sigue recibiendo una transferencia ingente de recursos desde el campo, ya sea desde la aplicación de impuestos que le perjudiquen o sea a través de una comercialización injusta y distorsionada que tiende a garantizar precios bajos y bienes salarios para subsidiar así el resto de sectores de la economía. Proceso que concluye siendo coronado por la migración urbano-rural, que genera la continua sangría de enormes recursos humanos y capitales desde el campo a la ciudad y provoca los cinturones de la miseria que aprietan nuestras maltrechas, injustas e intransitables ciudades, con todos los demás males asociados a la deuda social acumulada y el desarraigo social.

Revertir el modelo concentrador hacia el campo y otorgarles plena ciudadanía al AGRICULTOR Y AL GANADERO requerirá de mucho esfuerzo y sobretodo de mucha inversión, establecida en metas claras y específicas recogidas en una política pública de largo alcance.

Recuperar los espacios pérdidas, de inversión pública y privada, de atención y sobretodo de recapitalización tomará tiempo y necesitará de la constancia de instituciones como CONFENAGRO. Ahí está la divisa de nuestra institución, su valor y su rol, y sobretodo su NORTE y su valor para PONER A LA AGROPECUARIA EN EL SITIAL QUE SE MERECE POR SU APORTE SOCIAL Y ECONOMICO.

De lo que se trata pues, es de un salto importante, no sólo desde la perspectiva del desarrollo agropecuario y productivo, sino también de la perspectiva del desarrollo rural. Por eso estamos impulsando políticas a largo plazo través de la elaboración de la Estrategia Nacional de Desarrollo Agropecuario 2020-2030, la cual necesita el respaldo de todos.

A propósito de este histórico Día del Agricultor, CONFENAGRO además de felicitar efusivamente a todo/as nuestros productores, les invita a participar el próximo día 24 de mayo en el Gran Teatro del Cibao de Santiago, en el Lanzamiento del Congreso Nacional de Productores Agropecuarios, Hacia la Elaboración de Estrategia Nacional de Desarrollo Agropecuario para el periodo 2020-2030; Donde podremos realizar todos nuestros aportes a la conformación de una visión país que recupere la ciudadanía y el valor del agricultor dominicano

¡Se parte de la nueva historia! ¡Acompáñanos!

Hecmilio Galván

Vicepresidente Ejecutivo