Partiendo del principio conceptual de la cristiandad, me permito darle, sobre todo a la juventud, estas reflexiones.
I-Mi decálogo para el entendimiento.
- En la batalla entre el ¨Maligno¨ y el Paráclito, existe un abismo ancestral entre las conceptualizaciones del famoso Congreso de Nicea y la realidad circundante.
- La Maldad, como tal, es una impronta genética de la Humanidad, producto del paradigma de la supervivencia.
- El ¨Dialogo Divino¨ entre Cristo y el Maligno, en el Monte de Los Olivos, es un reflejo de la lucha de las fuerzas de la supervivencia de la cristiandad y la mundanidad de las ideas.
- Los preceptos sagrados, de la justicia y equidad, quedaron plasmados cuando Jesus hecho del templo a los mercaderes de la Fe y los corruptos.
- Es un desaguisado creer cree y aplicar las Leyes de la Polaridad a los dogmas religiosos, basados solamente en ¨Él Bien y El Mal¨.
- La humanidad, como la conocemos hoy, es el producto de innumerables intentos de búsqueda de sus orígenes, plasmados en varias escrituras de textos antiguos.
- Ante la ¨polaridad¨, impuesta por los conclaves dogmáticos y sus edictos, la humanidad tiene varias opciones pragmáticas, no solo la ¨Fe¨.
- La evolución del pensamiento cognitivo, crítico y proactivo, nos enseña que siempre existen vías alternas para la conducción de la sociedad.
- El ¨Reino Animal¨ es una evolución, así como el Vegetal, y todos convivimos dentro del Éter.
- Reconocer nuestras competencias y debilidades es fomentar el entendimiento, en base al Agradecimiento; elemento fundamental para la Justicia Social.
II-Desarrollo temático:
Los orígenes de la organización social interactiva, se desprenden de una necesidad de convivir, para garantizar la alimentación y protección del hombre. Además, producto de esta convivencia, también surgen las necesidades de la procreación, con un objetivo común: Garantizar la continuidad de la ¨especie¨.
Durante este proceso, surgen también los conflictos, producto del sentido se la posesión, el celo, la supremacía y la expansión territorial. El Homo Sapiens inicia su trayectoria hacia el paradigma de la Observación, que le lleva de la mano a los procesos de cuestionamiento, que a su vez le abren nuevos horizontes del saber.
Esta ¨apertura¨ le otorga competencias al Homo Sapiens que las traduce en infraestructuras para la vivienda, transporte, navegación, observación celestial, acueductos y por supuesto, la confrontación bélica. Además, le abre el apetito de investigar sobre sus orígenes y de cómo ha evolucionado hasta llegar a ser un Homo Sapiens.
Sin embargo, durante este proceso evolutivo, la apetencia por el poder le ha conducido por caminos escabrosos, no solo en la convivencia social, si no también las lides del saber. Por razones espurias, ha abrazado conceptualizaciones acomodaticias, producto de la ignorancia cognoscitiva y apetencias de poder, en detrimento de su misma especie. Con el surgimiento del trueque y luego los medios de pago, por servicios y mercancías, la Avaricia se torna en el dictamen social más importante, dejando atrás todo aquello que abraza al Agradecimiento, la Humildad y la Fe.
Los componentes principales de esta Avaricia, lo constituyen: El afán de Lucro, el Boato, el Hedonismo, la Ingratitud, el Bullying Social y el cuestionamiento continuo de los ¨dogmas¨ seculares y religiosos.
El Homo Sapiens del Siglo XXI es un ¨ente social¨ que no agradece y exige incondicionalidad a las consecuencias de sus pareceres y creencias. Es precisamente esta falta de agradecimiento, lo que me impulsa a escribir estas reflexiones, ya que creo fervientemente, en que, si el hombre fuese agradecido, el mundo geopolítico fuera más convivible.
Si abrazamos el pensar de manera lógica y aplicamos nuestras vivencias, del día a día, veremos lo siguiente:
a)-Agradeceríamos a Dios y al Prójimo nuestro Pan de cada día.
b)-Agradeceríamos a Dios y al Prójimo perdonar los que nos ofenden.
c)-Agrade ciaríamos a Dios y al Prójimo que nos perdona nuestras ofensas.
d)-Agradeceríamos a Dios y al Prójimo que no nos deja caer en tentaciones.
e)-Agradeceríamos a Dios y al Prójimo que nos libra del Mal.
En resumen: El Agradecimiento es el algoritmo fundamental para romper la polaridad conceptual de que solo existe el Bien y el Mal. El Agradecimiento es el vínculo catalítico del Dogma de Fe del Siglo XXI.