Los sucesos que ocurren en torno al vertedero de Duquesa se presentan periódicamente en la escena mediática, poniendo al desnudo un conjunto de situaciones que permiten reflexionar en cuanto a los desafíos que supone la planificación, gestión y seguimiento de este tipo de infraestructuras con alcance regional.

Ante el hecho que involucra ocho (8) alcaldías, 3,339,410 habitantes (ONE 2010) y 1,393.80 Kms² de territorio, se comprueba una vez más que los problemas de las ciudades no están confinados al límite político dispuesto para la administración de cada territorio; el crecimiento de las ciudades tanto a través del aumento de su población como del territorio ocupado han desbordado los problemas de las ciudades, vinculando varios gobiernos locales alrededor de necesidades comunes. Este tipo de necesidades de carácter regional requiere la apropiación de una gran cantidad de recursos para hacer frente a la escala de los problemas; recursos económicos que en la actualidad están ausentes de las arcas presupuestarias de las alcaldías, dificultando las posibilidades de generar soluciones definitivas en manos de los municipios vinculados.

En ese sentido el proceso Duquesa permite destacar tres elementos distintivos con el fin de contribuir a definir políticas y estrategias que enfrenten aquellos problemas que trascienden los límites políticos-administrativos y que desbordan las capacidades municipales.

En primer lugar se evidencia la necesidad de articular el nivel nacional con el nivel municipal a través de un espacio en el que confluya tanto la oferta del gobierno central como las demandas de los gobiernos locales, definiendo una figura de carácter sub-nacional que conduzca la gestión regional, fomente la asociatividad y planifique junto a todos los sectores que inciden en el territorio. Duquesa podría ser un piloto para la activación de este espacio supra-municipal que co-responsabilice las acciones directas en los territorios.

En segundo lugar se requiere diseñar un esquema de transferencia de recursos que fortalezca la capacidad técnica y financiera de las alcaldías, para enfrentar los desafíos que se presentan ante problemas de carácter supra-municipal con repercusiones locales. De esta forma los Ayuntamientos podrán incrementar la cantidad de recursos previstos por Ley, basado en una modalidad de beneficios por resultados y de igual manera elimina la discrecionalidad del gobernante de turno al momento de erogar recursos puntuales para la solución de problemas coyunturales.

Finalmente la experiencia debe llamar la atención de los responsables de administrar la ciudad, para atender continuamente las prioridades locales y no esperar a que los problemas sean colocados en los medios de comunicación para generar respuestas a los conflictos; la administración de la ciudad no debe cruzar los brazos, en cuanto estos temas dejen de ser atractivos para las primeras planas de los periódicos, más bien deben orientar los esfuerzos en la búsqueda de soluciones definitivas a problemas que perturban los niveles de habitabilidad basico de la ciudad y de la población.