Nos aproximamos a despedir el año 2021, por ello, queremos exhortar a sacar un espacio como familia y como persona, para repasar en términos generales los acontecimientos que impactaron nuestras vidas, y que debemos mirar a la luz de la fe, y a la vez, acuñando en nuestros corazones la esperanza en un Nuevo Año, cargado de bienestar y de crecimiento espiritual y material, para cada uno de nuestros hermanos dominicanos.
En el país hemos vivido momentos difíciles desde la irrupción abrupta de la pandemia del COVID-19, arrebatándonos seres queridos, condicionando nuestra libertad, provocando crisis sanitaria, económica y social, obligándonos a cambiar nuestra rutina de vida; sin embargo, también se han hecho presente la resiliencia, la solidaridad, la unidad y la fe de un pueblo que no se rinde ante las adversidades.
Por consiguiente, al llegar a esta etapa del Año, debemos expresar nuestro sentimiento de gratitud para con Dios y para el liderazgo del país y las distintas esferas de la vida nacional, que han asumido este momento histórico con la responsabilidad que amerita.
Es necesario reconocer el esfuerzo del Gobierno y de toda la clase política del país, del empresariado, del liderazgo religioso y de la sociedad en general para enfrentar los desafíos suscitados por el COVID-19, especialmente en lo relativo al Plan Nacional de Vacunación contra COVID-19 y a los esfuerzos para reactivar la economía.
No podemos dejar de reconocer en este contexto los esfuerzos que hace el sistema de justicia dominicano para combatir el cáncer de la corrupción generalizada que por generaciones le ha robado salud, educación y una mejor calidad de vida para todos los dominicanos, sumiendo a un segmento alarmante de la población en la pobreza y la desigualdad, mientras primaba la indiferencia, la complicidad y la impunidad. Esperamos que este proceso concluya con el adecentamiento del sistema, donde prime el principio de la “igualdad ante la ley” y su brazo alcance a todos aquellos, tanto en el sector público como en el privado, independientemente de su posición o abolengo, que hayan participado en actos de corrupción
Mención especial merecen el Gabinete de Salud, el Ministerio de Salud Pública y los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, hombres y mujeres que a diario dejan sus familias para salir a auxiliar a otros, arriesgando su salud y propia vida.
Este año la Iglesia Católica Dominicana inició el Año Jubilar Altagraciano con motivo del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de La Altagracia que se cumplirá el 15 de agosto de 2022, una ocasión que se ha aprovechado para apuntalar el Tercer Plan Pastoral que lleva adelante la Iglesia en República Dominicana.
Estamos conscientes de que nos esperan grandes retos como país y debemos afrontarlos unidos con optimismo, inteligencia, dedicación y trabajo tesonero, elementos que no se pueden marginar. Otros aspectos en los cuales no se puede ceder son: la calidad de la educación; una mayor y mejor distribución de las riquezas que produce el país; una política migratoria humanitaria y unas mejores relaciones bilaterales con el vecino Haití; una política nacional de prevención del delito; un Código Penal que deje atrás el “tira y jala” en el Congreso Nacional; la promoción de una cultura de cuidado del medio ambiente que nos anime a una convivencia armónica con la “madre naturaleza”.
La luz del Niño Dios nacido en Belén y la alegría de los ángeles que cantaron su gloria inunde a toda la familia dominicana en esta Navidad y el Señor nos dé a todos y todas un venturoso Año Nuevo 2022.
¡Muchas Felicidades!