El trauma de la colonización marca el alma dominicana con un serio problema de identidad, tal como lo expresa un poema clásico:

“Ayer español nací, / A la tarde fui francés, / A la noche etíope fui, / Hoy dicen que soy inglés; / ¡No se que será de mi!”

Nuestro reto es construir una identidad que nos diferencie de la mente del colonizador, la cual sobrevive a través del siguiente sesgo:

1) Nuestro lenguaje cotidiano nos delata con frases prejuiciadas: “refinarla raza”; nariz “ordinaria” / nariz “fina”; pelo “malo” / pelo “bueno”;

2) Para ‘refinar la raza’ el Presidente Peynado emitió la ley de inmigración 5074 de 1912:

“Necesitan previo permiso para inmigrar al país los naturales de colonias europeas en America, los de Asia, los de África y los de Oceanía, así como los braceros de otra raza que no sea la caucasiana”,y:

“El Gobierno creará […] agencias de inmigración en Europa, los Estados Unidos de America y las Antillas que fueren españolas hasta el final del siglo pasado, para que promuevan la emigración a República Dominicana”;

3) Para complacer a la oligarquía criollase emitió la siguiente ‘orden ejecutiva militar’ (1919):

“Queda prohibido en la República Dominicana la emigración de braceros de cualquier raza que no sea la caucásica, sus familiares inmediatos y sus dependientes, a menos que sea por lo puertos habilitados y puntos de fronteras que se prescriban por la Secretaria de Estado de Agricultura e Inmigración”.

4) Para ‘refinar la raza’ Trujillo cometió el genocidio del 1937 contra nuestros vecinos, al mismo tiempo que abría las puertas a toda clase de inmigración caucásica (judíos, españoles, árabes);

5) Para ‘refinar la raza’ Trujillo creó impuestos inaccesibles a los inmigrantes negros: “Los individuos de raza mongólica y los naturales del continente africano que no sean de raza caucasiana, pagarán los siguientes impuestos: a) por permiso para entrar en el territorio de la República… $300.00; b) por permiso para permanecer en el territorio de la República… $6.00”, lo cual, no solo restringe la entrada, sino que permite ir sacando a los inmigrantes negros que no pudieran pagar;

6) Para ‘refinar la raza’ la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional despojó de su nacionalidad a 210,000 compatriotas de ascendencia haitiana;

7) La aspiración por ‘refinar la raza’ se confirma por sitios nocturnos en Santo Domingo donde se cohíbe la entrada de personas negras, debido a que un porcentaje importante de la clase alta exige estos espacios ‘refinados’;

8) Para ‘refinar la raza’ empresas localesprohíben al personal femenino asistir con un peinado al ‘natural’, por lo que están obligadas a vivir alisándose el pelo en un salón de belleza;

9) Para ‘refinar la raza’, siendo el 90% de nuestra población negros y mulatos, tenemos más salones de belleza que cualquier país del mundo, y todo por la imposición del sistema vigente a alisarse el pelo;

10) Para ‘refinar la raza’tenemos revistas sociales que restringen las fotos de personas negras, y hacen publicaciones como si fuéramos un pueblo caucásico;

11) Por ese afán de ‘refinar la raza’ el doctor J. F. Peña Gómez fue víctima de una conspiración que impidió su ascenso a la presidencia de la República, en razón de su origen haitiano, y desde entonces se lanzó el infundio de un plan de las grandes potencias para unirnos con Haití, y,

12) Por ese afán de ‘refinar la raza’somos el único país latinoamericano que no celebra su independencia de España (1821), sino la separación de Haití (1844), y somos también el único país que, después de su independencia, se impuso de nuevo el yugo de la anexión.

Se trata de un problema de identidad que subyace en el alma dominicana como trauma desde la colonización.