Cuando una obra logra mantenerse en el tiempo es en virtud de sus valores literarios. El hecho de que veinte años después una nueva editora engrose su catálogo con ella, en este caso Letra Gráfica, habla muy bien de Tiempo muerto. Sabemos que muchas obras nacen, y en poco tiempo desaparecen; en otras palabras, mueren. Esta novela de Stanley ha logrado sobrevivir y algo más importante aun: Se sigue leyendo y estudiando en diferentes ámbitos culturales.

Revisemos algunos aspectos relevantes en Tiempo muerto, los que, a mi juicio, le han permitido seguir teniendo vigencia.

La escritura es un producto de la memoria. Nuestros sueños, pesadillas terminan en un rincón del disco duro de nuestro cerebro. Todo lo que vivimos al final no es más que recuerdos; por lo tanto, memoria. Tiempo muerto es una novela escrita desde la memoria.

Lo vivido es siempre lo más importante, porque a partir de nuestras experiencias podemos contar con mayor grado de verosimilitud, o lo que es lo mismo, con mayor poder de persuasión. Y el autor de esta obra vivió muy de cerca el mundo narrado en ella. Cuando nos adentramos en la historia de este hombre joven que huyó desde su isla natal hacia República Dominicana notamos a un narrador que cuenta los detalles más íntimos de una travesía. Al paso del tiempo nos apropiamos de todos los avatares que vive el personaje porque uno de los grandes aciertos de Tiempo muerto es la certera escogencia por parte de su autor del punto de vista del narrador. Y nos enteramos de muchos acontecimientos, detalles relevantes, datos imprescindibles en la trama porque una nueva voz aparece y nos los da a conocer. En ese sentido Tiempo muerto es una novela coral.

A lo largo de la trama vamos entrando en contacto con una serie de narradores que cuentan a partir de la voz esencial, la del protagonista de la historia.

Escoger bien al narrador es uno de los puntos más complejos en cualquier novela; y en este caso podemos afirmar que el autor ha tenido éxito en este campo porque todas las voces que intervienen cumplen con un rol específico en el desarrollo de la trama.

Personajes bien delineados

A veces un novelista crea personajes que a la postre lo que hacen es entorpecer el desarrollo de la narración. Se tiene la idea, errónea, que tener una amplia galería de sujetos pululando a lo largo de la trama enriquece el texto; pero en muchas ocasiones esto termina siendo un dolor de cabeza porque al final no sabemos qué hacer con ellos, qué destino darles. En Tiempo muerto esto no sucede porque como he dicho cada quien tiene un rol asignado, y lo cumple a cabalidad. El cocolo que huye de Nevis, que aparentemente lo hace por razones económicas, que huye detrás de una mejor vida, nos cuenta el doloroso trajinar del negro en nuestros ingenios. Nos habla de las injusticias, de las carencias, del mal trato, de las vejaciones que sufrieron, sufren y sufrirán los hombres destinados al duro trabajo de cortar riquezas para los potentados; pero también nos habla del amor, de la compasión, de la solidaridad, de la esperanza. Nos habla del conformismo, de la sabiduría con los que el hombre de abajo afronta su forma de vida: “El destino de uno nadie se lo quita, y de cualquier modo que llegue hay que enfrentarlo. Mi destino ya me había condenado, desde antes de nacer, al corte de la caña. ¿Por qué digo eso? Mira, durante una parte del siglo XlX  mi abuelo, el papá de mi mamá, trabajó en una factoría de azúcar allá en Saint Kitts.  (página 52)

El personaje Mariita tiene mucha relevancia porque es en éste que el personaje principal, papabuelo, descarga sus memorias. Pero además es en ella en que también el viejo cocolo deposita su cariño; es a través de éste que el personaje manifiesta sus mejores cualidades humanas. Además,  es el enlace entre los demás miembros del variado elenco de personajes secundarios, como son la abuela, las hermanas, y el varón dado a la vida bohemia.  De ahí su relevancia.

Sabemos que Irma, otro de los personajes, es una mujer que, cito, “Ni se afeita esos sobacos ni desriza esos cabellos. Anda siempre con esa greña así, levantada. Y no se pone pintalabios ni que la maten”. (pag. 154)

Con Irma, una feminista preocupada por todo lo relativo a la lucha de la mujer por sus derechos fundamentales, el novelista ha encontrado una voz que nos pone al tanto del mundo del cocolo, de su origen, de su cultura, de sus costumbres más ancestrales. Incluso a través de ella sabemos que los cocolos son supermachos, amantes muy competentes, que provocan orgasmos múltiples a sus compañeras sentimentales.

Miss Raymond entra al escenario de la trama a través de cartas, un recurso que enriquece la narración a medida que vamos descubriendo quién es ella, y qué papel juega en la vida del personaje principal.

Los diálogos en Tiempo muerto

Nadie discute que una novela es un entramado en el que intervienen muchas piezas. El trabajo del novelista es hacer que esas piezas encajen para que el armazón no se derrumbe, se sostenga en pie. Es un trabajo de carpintería o de orfebrería. Los diálogos juegan un importante papel en este entramado; recordemos los formidables diálogos de la novela El retrato de Doriam Gray, de Oscar Wilde. Sin embargo, muchos autores confunden su rol en una novela y utilizan este recurso narrativo de manera indiscriminada; como novelista consciente del oficio, Stanley maneja de manera apropiada los diálogos, al punto que el lector va enterándose de datos escondidos, muy relevantes en la historia, mediante este mecanismo. De igual forma, los diálogos en Tiempo muerto aportan dramatismo y sirven para que la trama avance de manera certera. No son estos diálogos un relleno como suele ocurrir en ciertas obras en que notamos una especie de forzamiento a la hora de los personajes dialogar, y nos damos cuenta de que no resultan naturales o consustanciales a su sicología.

En materia de manejo del tiempo narrativo, Tiempo muerto destaca por los saltos temporales, las vueltas al presente y ese volver al pasado, en un uso muy bien manejado del recurso del flash back. La ruptura del tiempo lineal enriquece a esta novela toda vez que refuerza la trama, crea intriga y hace que el lector tenga que pensar, reflexionar, hacer preguntas que el texto le plantea durante el avance la trama.

Muchos años después Tiempo muerto está más viva que nunca, abriéndose paso en el complejo y caprichoso mundo de la literatura. Cada vez que presenciamos a miles de hombres y mujeres muertos en vida, reclamando en las calles una miserable pensión que se han ganado con creces, Tiempo muerto está presente; y soy de la opinión de que seguirá afianzándose como lo que es: la obra más importante de Avelino Stanley, aunque él pudiera pensar diferente.