“Lo que define un hombre, es lo que hace cuando llega la tormenta” (Alexandre Dumas)

La capacidad que tenemos de elegir e ir por camino cierto o equivocado es nuestra libertad.  El presidente Medina Sánchez ha roto con su deseo manifiesto aparentemente incontenible de perpetuidad, el principio de la relatividad universal enarbolado por filósofo de Éfeso, Heráclito, llamado el oscuro por la profundidad de su pensamiento que ha trascendido en el tiempo después de más de 2 mil años: “nada es todo cambia, en el profundo devenir y en el seno de este contraste las diferencias y las contrariedades como razones necesarias para la armonía (Panta reí)”.

Siendo la libertad una dimensión radical de la naturaleza humana, imbricada íntimamente en su esencia de elegir de cómo se transita en el camino de una sociedad que ha tenido su constitución   zarandeada por 39 veces para fines personales y nada de fortalecimiento institucional; salvo honrosas excepciones.

En este ejercicio de libertad: la disyuntiva de la historia entre ser demócrata (Pericles) primer ciudadano de Atenas o tirano (Pisistrato) se autoconstruye el curso lógico del poder.  Tal vez la mejor analogía en este sentido es la de Francis Bacon en su filosofía de la técnica contenida en la teoría de los ídolos, planteada en una comparación entre las hormigas y las arañas.  Los primeros-dice Bacon- se pasan la vida acumulando experiencia y al final aprenden absolutamente nada. En el pensamiento baconiano estos son los codiciosos, corruptos por el poder y las riquezas; los segundos, los especialistas en nada, que viven como las arañas mimetizándose entre las hormigas.  El danilismo no tiene nada que envidiar en estos siete años de acumulación de experiencia de gobierno a las hormigas y las arañas de los ídolos baconiano, brillantes más que nadie en mentiras y simulaciones.

En cambio, en la instauración de su método científico inductivo y sus cuatro ídolos, Bacon elogia el más admirable y productivo de los insectos: la abeja, por producir con el néctar del conocimiento la miel de la sabiduría.

“El PLD es un partido sin dirección”. El señor Ramón Peralta se despachó con este desparpajo el pasado jueves. Hasta ese día el argumento era curiosamente en sentido antitético. Según Danilo Medina y su grupo, un grupo denominado por ellos minoría no se somete a la dirección y al centralismo democrático de la mayoría danilista asalariada del presidente de la República en el Comité Político, rebelión de esta estigmatizada minoría,  provocada por la violaciones del danilismo a los acuerdos de carácter estatutarios y su resistencia a que se vulnere la constitución para una nueva reforma y anticonstitucional reelección del actual presidente de la República impedido por la constitución vigente 2015(2010) (Vigésimo transitorio).

No creo que en los anales de la historia política republicana   se registre un grupo en ejercicio del poder que desafíes los límites y las reglas con mayor desfachatez como lo hace la mal llamada gestión de gobierno del presidente Danilo Medina; en la que no hay respeto por nada ni por nadie.  La pregunta es. Si ellos son mayoría en el Comité Político ¿de quién o quiénes es la responsabilidad de su degradación? Si ellos Controlan irracionalmente el Comité Central ¿quiénes son los responsables de su deterioro y perdida de sentido?  Si los locales no se abren, los organismos no se reúnen y no hay vida partidaria y, ellos dicen que son la mayoría ¿Quién es responsable de este descalabro planeado?

Durante la gestión de gobierno de 1996-2000, el presidente Leonel Fernández dejó en manos de Danilo Medina hacer, armar, quitar y disponer la designación de los nuevos incumbentes del gobierno peledeísta en su condición entonces de ministro de la presidencia. Esto le dio la ventaja a Danilo de ir convirtiendo a Norge Botello de jefe suyo a subalterno, hasta darle un tumbe en el 2000 cuando fue candidato en las elecciones presidenciales de ese año, quedándose con el grupo botellista. Hoy el tumbe va contra quien le dio la confianza extrema y le permitió aprender a aprender. Pero, el ser que tiene carencias en su alma de gratitud, está ausente la grandeza de ver con ojos de reconocimiento las virtudes de quienes le superan. La lucha existencial del ser humano pobre de espíritu, es colocar bajo las plantas de sus pies a quienes le aventajan en grandeza.

Además del nefasto plan reeleccionista contra el país y su democracia. Además de la destrucción y vulneración de la constitución; el sueño anhelado copado por el resentimiento de Danilo Medina Sánchez, es dar un tumbe al presidente del PLD Leonel Fernández Reyna para quedarse con la presidencia del partido y humillarlo ante el país.

Decía Miguel de Unamuno del resentimiento (del ser resentido), de ese ser con una herida en el corazón que no cicatriza: “que este sentimiento no figura entre los pecados capitales porque en realidad más que pecado es una pasión. Pero que siendo una pasión es más grave que todos los pecados, más que la envidia y más que la soberbia”.

La patología psicológica reeleccionista del danilismo, modelo muy bien diagnosticado por el psicólogo estadounidense Salomón Asch en sus investigaciones sobre la conducta humana y que, la formaliza con la teoría conocida en el mundo de las ciencias conductuales como el Síndrome de Salomón, cito la tesis fundamental de este síndrome y con ello concluyo: “Un cáncer “indetectable” habita en ciertas personas: el Síndrome de Solomon, que afecta al crecimiento espiritual, emocional y profesional de los individuos que lo padecen… la envidia surge cuando nos comparamos con otra persona y concluimos que tiene algo que nosotros anhelamos”. 

Fuentes de consulta:

Web: http://www.feuso.es/images/docs/informa/FEUSOSALUDLABORAL480.pdf

Notas del autor de la Columna Pentagrama: de las Cátedras del Profesor Hernán Vásquez, Fundamentos Psicoanálisis (filosofado Vicentino-SEPAVI, Medellín Colombia 1978).