En los últimos 50 años, o, en lo que se registra en términos históricos, como el reinicio de la joven y frágil democracia dominicana, se han sucedido de forma relativa y en aparente paz, seis presidentes: Joaquín Balaguer, Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina, este último, en el mismo afán de sus antecesores. Todos y cada uno, sin excepción; han sido víctimas de la ególatra creencia de asumirse como imprescindibles en la misión salvadora de la nación. Ninguno ha dejado de sentir la sublime tentación, en el caso de uno, por supuesto, de perpetuarse y, de los otros, extender el mandato. La excusa, la misma, insuficiencia de tiempo para hacer lo que no pudieron hacer en el tiempo acordado por la Constitución, como mandato de gobierno.
El sicoanálisis social de José Tomás Pérez, el liberalismo Social de Mercado de Gedeón Santos y el populismo oportunista de Gonzalo Castillo, le han puesto cabello a la medusa reeleccionista de palacio. Sobre el presidente Danilo Medina se ha derramado todo tipo de elogios, categorizados por los sicoanalistas como caricias o adulonerías “doradas, baratas y chimbas”.
Las caricias doradas, son de auténticos reconocimientos y sinceros gestos a logros y éxitos alcanzados en la gestión de gobierno, que los hay en demasía. Las baratas son provenientes de individuos oportunistas que con el chantaje sicológico les sacan ventajas al afecto y reconocimiento profesado al presidente de la República para seguir en el palo. Las más insanas de las caricias, son las chimbas, son las más insanas; en razón de que nacen de la simulación de una admiración y espíritu farisaico por el Presidente de la República, y que, en el fondo, sólo están movidas por el beneficio personal coyuntural de una designación, la dádiva, la asistencia populista o el deseo oculto de su fracaso.
¡Salve Danilo! los que queremos tu reelección y vamos a desguañangar la Constitución para ello, te saludamos”. ¡Qué Viva el relajo y la chercha Constitucional en el mes de la Patria!
En la cultura política dominicana, ninguna sorpresa es de extrañar, cualquier cosa es posible, hasta lo más insólito. De Gedeón y Gonzalo Castillo nada resultará de extrañar en su afán reeleccionista; el primero, Gedeón, atrapado en una concepción Liberal del siglo XIX del llamado liberalismo Europeo por los historiadores, en la que el autor que citaré más adelante, llama: los muchachos de 1848 que se hicieron hombres distinguiendo lo posible de lo quimérico y; conociendo de modo más realista aquella Italia de la que tanto habían fantaseado. Como diría una muy recurrida paradoja, por demás, tan manía como la concepción liberal de Gedeón: -“toda semejanza con el P.L.D. es pura coincidencia-”.
Los muchachos del palacio y un anti Leonelismo rabioso, entiendo que fuera de borda, que raya en el fanatismo electoral. Harán lo indecible para imponer la reelección, aún, destruyendo tesoros éticos muy bien resguardados por el presidente Danilo Medina, de hacer lo que los otros no hicieron, RESPETAR LA CONSTITUCION en su mandato y limites para ejercer el gobierno y permanecer en él.
Volvamos a Gedeón y las consecuencias de la nueva tesis de “todavía hay tiempo para hacer lo que no se debe”. Veámoslo, a la luz de su Liberalismo del Siglo XIX y las consecuencias para el cuerpo orgánico peledeísta, si es que queda algo de éste, citando a Ruggiero:
“La experiencia de la revolución le había enseñado que donde falta una libertad política bien regulada por las leyes, se manifiesta una libertad espúrea y licenciosa, que da origen a las facciones, las cuales, a su vez, degradan la lucha política a una guerra sin cuartel, ruinosa por igual para todos los contendientes y para los motivos mismos de la contienda.” (Historia del Liberalismo Europeo, Guido de Ruggiero, pág. 323)
De Gedeón, Gonzalo y otros tantos, se pueden esperar un espíritu reeleccionista y muchas cosas más; pero, de José Tomás no esperaba cosas iguales, y no lo esperaba, de una persona que representa la mejor reserva política del peledeísmo sano.
Creo que su razonamiento político del pasado 23 de enero en Vanguardia del Pueblo para descalificar el carácter cínico de la fábrica de presidentes de Leonel, cosa que comparto, no estuvo acompañada del argumento mejor afortunado; al hacer como defensa, la necesidad y justificación de la reelección de Danilo por lo exitoso de su gobierno, y probar con ello su tesis sobre el cinismo. Sin importar lo que ordene, diga y mande la Constitución.
El senador Wilton Guerrero el más leal y fiel amigo que ha tenido Danilo en toda su historia partidaria, salió al paso de los reeleccionistas con argumentos Éticos, desautorizando así este el proyecto. Danilo juró respetar y hacer respetar la constitución. Danilo anunció un gobierno ético donde no había espacio para los deshonestos. Danilo prometió estar cuatro años y no más y, Wilton se lo recordó. Wilton recordó a Danilo y los reeleccionistas que para el desarrollo social, tanto la vida moral como material son esenciales para su progreso, y, que la palabra empeñada es de fiel cumplimiento a la hora de examinar el carácter moral de una gestión de gobierno.
Hay que recordar a la horda reeleccionistas de palacio y oportunistas aledaños; que la preeminencia de la Constitución no es sólo para la Corte Interamericana de los Derechos Humanos y, lo que algunos entienden como afrenta de organismos internacionales a la vida interna de la nación. Lo es también, para los que quieren manipular y relativizar e imponer una reelección violadora de principios constitucionales duraderos y justos en el tiempo, principios de derechos sagrados y universales.
No estamos contra la reelección de nadie. Estamos con la Constitución. Estamos contra reformas y modificaciones convenientes y movidas por el mero interés personal. Estamos con la moralización del ejercicio Político y, no con el negocio deshonesto del populismo electoral, como el escenificado frente al Congreso Nacional de la República, pidiendo continúe el relajo constitucional, el pasado miércoles. Asimismo, tampoco, con la deleznable profecía autocumplidas de la saliencia ideológica reeleccionista oportunista.
“El pueblo siempre aplaudió en las arenas romanas la muerte de sus héroes y gladiadores, cuando este era el deseo pernicioso y la voluntad del César”, Ave, Caesar, morituri te salutant», en buen castellano:” Salve César, los que vamos a morir te saludamos”.
Del Presidente Medina tenemos la fe, de que no permitirá que esta horda primitiva reeleccionista y, que ningún desorejado pueda exclamar desde el Congreso, llámese Senador o Diputado: ¡Salve Danilo! los que queremos tu reelección y vamos a desguañangar la Constitución para ello, te saludamos”. ¡Qué Viva el relajo y la chercha Constitucional en el mes de la Patria!