Desde el 25 de Enero la opinión pública internacional ha seguido atónita los acontecimientos que se iban desarrollando en Egipto, que era como una secuencia de los hechos acaecidos en Túnez que comenzaron el pasado 17 de diciembre del 2010 y trajeron como consecuencia la caída de su dictador Ben Ali, el 14 de enero del 2011.
Las revueltas o revoluciones árabes, como se le suele llamar, están llamadas a conformar de modo colateral, parte del nuevo ordenamiento mundial que se avecina, poner en dudas estos nuevos escenarios, es no tener visión suficiente de los nuevos fenómenos de la política internacional.
La decadencia que ha comenzado a vivir Norteamérica en materia comercial, junto con el crecimiento que por otra parte están viviendo China y la India, auguran para este siglo XXI acontecimientos fundamentales para los cambios esenciales, de este nuevo orden geopolítico en gestación.
Curiosamente, las revelaciones de Wikileaks han puesto su granito de arena en estas incidencias, porque han presentado un perfil interno de la diplomacia norteamericana, mostrando su doble rasero e ingenuidades, basadas fundamentalmente en las falsas visiones culturales que tienen del mundo, y con las que miran realidades cuyo trasfondo pedirán, a partir de ahora, una diplomacia más informada, y con una mirada más cautelosa.
La diplomacia israelí, a la sombra de la norteamericana, siguió apostando por Mubarack, ya que consideraban que él era "la barrera" ante el "avance del islamismo", en la región, aunque su mayor beneficio era que no tenían que preocuparse de su frontera sur, esto lo aisla ante el futuro, no solo de Egipto, sino de todos los otros movimientos populares de los países que lo circundan.
En el fondo, lo que han revelado estas miradas internas, es que la línea de pensamiento imperante en el Departamento de Estado Norteamericano, muestra una continuidad Bush-Obama, en la que la se infiere que la Democracia como modelo sería muy difícil de aplicar en esos países, lo cual implica de modo privado desarrollar teorías o evaluaciones que justifiquen los apoyos que han venido prestando a estos regímenes, para la protección de sus intereses en la zona y mantener la creencia doctrinal de que los regímenes de fuerza, por brutales que sean, a veces son la única solución…
El drama surge cuando esa brutalidad pone en juego derechos humanos y civiles de modo público, contradiciendo la doctrina publicitada por el estado norteamericano sobre esos mismos derechos y principios en favor de los ciudadanos del mundo.
Dicho de otro modo: lo que se ha comenzado en los países árabes hoy, obligará a la diplomacia norteamericana actual, a replantearse su actual modelo de relación con dictaduras sangrientas y regímenes obsoletos, y sus estrategias equilibristas miope ante verdades sociales que el mundo entero ha visto en millones de pequeñas pantallas hogareñas.
El trapecio se ha roto, y masas harapientas junto a jóvenes tecnólogos y blogueros, están pidiendo democracia, bienestar social, equidad, justicia y espacios para la libertad de expresión…
En este contexto, los sucesos de Túnez, Egipto, Argelia, Yemen, Libia, Bahréin y Kuwait, anuncian un despertar ignorado por el mundo occidental bajo el falso criterio de que dado sus contextos historicos, la posibilidad de la Democracia civil no era posible, por la presencia confesional del islam. Craso error, en las afirmaciones anteriores no se tomaron en cuenta el proceso generacional que decanta visiones, costumbres, modos de vida y esperanzas. Es como si los dirigentes de Occidente no hubiesen entendido, que en medio de estas dictaduras de décadas la tecnología de la información y sus aires de usos libertarios e individuales, cultivaban en el corazón ensangrentado de estos regímenes opresores, la posibilidad de una alianza liberadora entre juventudes, agentes sociales de la realidad, redes y futuro político de aquella región.
Todo lo que hoy acontece obliga a la diplomacia internacional y a los grupos hemisféricos, a dar declaraciones y a ofrecer adhesiones apuradas, mientras las palabras se hacen lentas, ante lo vertiginoso de los acontecimientos.
Si bien en Túnez la revuelta comienza el 17 de diciembre del 2010, con la inmolación Mohamed Bouazizi, es la continuidad de la rebelión civil en las calles, la que pone presión al régimen, para su retiro, a pesar de los entuertos de la diplomacia francesa, para intentar ayudar a la permanencia un dictador que llevaba veintitrés años en el poder.
La presencia de las masas en las calles en Túnez, se convierte en una inspiración inmediata para los egipcios, quienes hacen famosa, de nuevo, la plaza Tahrir el mismo lugar donde el pueblo de Egipto le pidió el líder Gamal Nasser, que no abandonara el poder después de la derrota de la guerra de los siete días con Israel en 1967.
La prensa internacional, norteamericana en especial, concedió mucha importancia a los acontecimientos de Egipto en la Plaza Tahrir, Egipto había sido su socio EE.UU por más de 30 años, firme y decidido, en el mantenimiento de un equilibrio regional que favoreciera la "la paz" con Israel, y lo que estaba aconteciendo, en su primera fase (porque aún acontece) era importante para el destino de esas relaciones entre los Estados Unidos y Egipto, ello explica la notoria ambigüedad del Departamento de Estado y la propia Casa Blanca, en sus pedidos moderados para "una transición pacífica"…
En otras palabras, Egipto sigue siendo el laboratorio de lo que será el futuro de aquella región, pese a que la historia del país y de su ejército no puede ser comparada con el resto de los otros países, hoy en ebullición hacia un cambio, cuyas características aún no se pueden pronosticar.
En el caso especial de Egipto, olvidar actividades de no obediencia civil en el año 2009, como base de todo lo que vino luego, sería un error.
Entre el 2008 y el 2009, hubo en Suez más de 48 huelgas populares y demandas sociales que alteraron el país, es decir ya había situaciones sociales que apuntaban hacia el movimiento del 25 de enero del 2011.
La importancia de las redes sociales manejadas por un liderazgo joven, el Movimiento 6 de abril, nacido en Mashalla en el 2008, como líderes de las protestas es indiscutible, pero las redes sociales por sí mismas, no siempre son capaces de concertar estos grandes movimientos de masas.
En todo caso, hay factores complementarios entre movimiento social y las redes sociales, esa conjunción es lo que permite el carácter masivo de muchos de los acontecimientos que estamos viendo.
La nuevas generaciones han hecho uso del instrumental de la tecnología de la comunicación, demostrando que en los países de control autoritario, lo que en occidente es de uso individual y quizás frívolo, en estos países el uso de esta tecnología está siendo utilizado para retar a las dictaduras a entender que los espacios de manifestación de la libertad de expresión, tienen un nuevo lugar para sus reivindicaciones y que estas serán discutidas con medios y métodos nuevos. Estas rebeliones desde las redes obligan a un escenario de calle, porque al final el teatro de operaciones de los reclamos será la calle y las redes seguirán siendo un instrumental útil de comunicación de las voces de la calle como enlace en pro de las libertades y las demandas sociales de sus pueblos.Las Redes Sociales son subversivas para estas dictaduras, mezcla de poder real y patriarcal, en algunas ocasiones con el respaldo moderado de corrientes conformistas del islamismo oficial, que tampoco al igual que el propio Departamento de Estado, a lo largo de las dictaduras, nunca ha dicho esta boca es mía. Los jóvenes de aquellas naciones observan en el modelo propio de las redes y quienes la usan en el exterior, otras formas de vida y han comenzado a reclamar transformaciones en sus situaciones sociales internas.
Las Redes Sociales no han hecho otra cosa que servir de puente comunicativo y red de aviso para convocar manifestaciones, en el caso de Egipto, cuando el gobierno sacó del aire internet, se recurrió de nuevo al uso del fax como instrumento temporal, el atraso social y viejas formas de vida y hacinamiento, siguen siendo la base social de estas protestas, a juzgar por las afirmaciones del brillante sociólogo catalán Manuel Castell.
En el momento de escribir estas líneas, la situación en Libia es crucial y sangrienta más de 173 ciudadanos, se comenta que pudieran llegar a 200, han sido masacrados por los esbirros del dictador Gadafi; en Yemen el líder opositor Hassan Baoum ha sido detenido; en Bahréin la gente ha recuperado la Plaza de la perla, luego de haber sido masacrados con balas de goma y gases lacrimógenos; en Marruecos hay manifestaciones en varias ciudades importantes como: Casablanca, Tánger, Tetuán y Rabat, el movimiento se expande con rapidez. Mientras en Túnez se pide que ningún miembro del antiguo régimen este en el nuevo gobierno de transición hacia la Democracia.
Finalmente, este proceso marcará todo el año 2011, porque hay un hilo común en todas estas protestas, la gente sale a la calle con la disposición de que sus reclamos sean escuchados y aplicados, en Irán, por ejemplo, la oposición verde de Musavi, vuelve al ataque.
Se contempla una amplia movilización de millones y millones de personas que están empujando sus naciones hacia otras formas de gobiernos más justos, mientras Israel sigue con la miopía de no entender, que no es cierto que las dictaduras le garantizan su estabilidad, dando a entender que la Democracia, lección aprendida en Estados Unidos, solo es posible en Tel Aviv y no el resto del mundo Árabe, ese error se pagará caro, y eso se verá….