Lejos de ir disminuyendo, cada día podemos ver que los insultos y ofensas en las redes sociales van en aumento, algo lamentable ya que dichas plataformas digitales deberían funcionar más para colaborar, aportar y acercar y menos para dividir y separar.
Muchas personas afirman que de temas de política y religión NO se debe hablar, ya que generan mucho apasionamiento. Debo decir que siempre he estado en total desacuerdo con dicha afirmación, ya que soy un convencido que de cualquier tema se puede hablar y hasta debatir, siempre y cuando las personas involucradas en las “conversaciones” expongan su razonamiento de forma civilizada y estén dispuestas a escuchar (y aprender) de quien piensa diferente.
El problema radica en todas aquellas personas que sin muchas luces y/o neuronas, no toleran escuchar una opinión distinta a la de ellos, procediendo a insultar a todo aquel que no concuerde con su posición.
Es común ver que esas personas que insultan en las redes sociales, son incapaces de hacerlo de frente. ¡Claro! las redes sociales permiten a cualquiera poder insultar a través de una computadora o teléfono inteligente, sin tener que dar la cara.
Hace un tiempo, escribí un artículo titulado “Defender a la mujer NO es defender el aborto”, en el que -simplemente- defendí el derecho de una mujer a decidir sobre su propio cuerpo.
De igual forma, escribí un artículo titulado “Sobre Adopción y Parejas del Mismo Sexo”, en el que manifesté, con datos y argumentos sólidos, estar de acuerdo con que parejas gay pudiesen adoptar.
Si bien obtuve muchas señales de apoyo con lo que escribí, debo decir que también fui insultado, agredido y hasta amenazado, pero lo más lamentable de todo fue que MUY POCAS personas que NO estaban de acuerdo con mis escritos, decidieron debatir de forma civilizada.
Quizás, toqué temas MUY sensibles en una sociedad MUY conservadora, pero tristemente, los insultos en las redes sociales son generados sobre cualquier tema, por más superficial e insignificante que sea.
Desde insultar a una mujer por su vestimenta, hasta agredir a personas por el “tamaño” de su cuerpo, o por cualquier aspecto criticable de su persona y accionar, los mensajes negativos y despectivos pueden ser vistos en cualquier red social, a cualquier hora y sobre cualquier tema. Ejemplos reales:
Al analizar los mensajes puestos, confirmo una patética realidad: las personas sacan sus frustraciones y traumas en las redes sociales, reflejando mucha cobardía al hacerlo, suponiendo que por estar a salvo detrás de una pantalla, no habrá repercusiones.
¡Lo he comprobado!
Por “cosas” del destino me ha tocado encontrarme a muchas personas que me han insultado y amenazado en las redes sociales, pero cuando estamos de frente son incapaces de repetir lo mismo que me dijeron en Twitter, Facebook o Instagram.
Si lo hicieran, no pensaría mejor de ellos, pero al menos diría que son coherentes dentro y fuera del mundo digital, pero -hasta hoy- he comprobado que quienes insultan en las redes sociales están vestidos con el uniforme oficial del equipo de los cobardes.
Asimismo, es impresionante el “apoyo” que obtienen los mensajes de odio. Basta con ver los mensajes que puse de ejemplo para ver la cantidad de Likes y Retweets que obtuvieron en su momento.
Quienes apoyan y aplauden los insultos, son tan culpables como aquellos que los emiten…
Creo que el mundo digital será un mejor lugar cuando los insultos sean menos que los halagos… y cuando los resentidos y frustrados sean menos que los que buscan en las redes un lugar para compartir opiniones y aprender de los demás.
Con este artículo no pretendo incentivar que quienes insultan en las redes sociales lo hagan también de frente… Lo único que intento es invitar a quienes agreden a dejar a un lado su odio y resentimiento, y comiencen a debatir con ideas y propuestas sólidas y siempre, absolutamente siempre, tomarse el tiempo en escuchar a quienes piensan diferente a ellos.
En 140:
@RaulBaz