Mediante el seguimiento de empleados de una empresa inglesa (hoy cerrada), el documental The Great Hack expone el modo en que se hizo uso de información personal de millones de personas para acciones políticas en elecciones, el caso se llamó Cambridge Analytica/Facebook que investigó el desvelamiento de millones de perfiles sin autorización expresa ni conocimiento de los usuarios de FB.
El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, responde en el interrogatorio: “Mi prioridad siempre ha sido la misión social de conectar a la gente, formar una comunidad y unir más al mundo”. Pues bien, el filme documental busca relatar la historia de vida real de dos de esos empleados como protagonistas, lo que cae en la lógica ideal que le separa de la dramaturgia.
Pero en ambos casos lo que importa, lo que le da trascendencia es el modo en que el director da una narrativa en la que se manifieste una hipótesis; pero la que resulta es una conjetura endeble que no nos sirve para nada.
A fin de cuentas no hace argumentaciones históricas ni surge de estudios como el clásico de Ortega y Gasset “La rebelión de las masas” que es importante para entender ciertas manifestaciones de la ascensión del fascismo de ayer al hoy repunte de la extrema derecha y reflujo de gobiernos democráticos dirigidos por partidos de centro-izquierda.
Se presenta como lo que es: un mero documental utilitario, una charla, por momentos con ínfulas de conferencia y ribetes de alerta sobre el uso de propaganda engañosa en las redes sociales, y sí funciona como un convite a revelarnos cómo ha sido usada Facebook para propagar el odio y el miedo (tal como se usa en la propaganda política sucia).
Y aunque no dice cosas importantes, porque no es explícito -ni que quisiera-, nos movió a reflexionar sobre el concepto libertad y de cómo hoy es usado para legitimar la rebeldía sin causa, esa que semeja un cierto neo anarquismo, que rebate leyes que le rigen, que refuta cualquier ética y moral.
Otro asunto que reflexionamos, pero que no vimos revelado -porque son obvias las limitaciones científicas de quienes lo produjeron- es el hecho de que hoy la gente piensa que está razonando en un mundo plagado de sectarios de una lógica binaria considerablemente simplona, una masa servil, odiosa, raposa, ha borrado toda idea de argumentar, y su capacidad de entender o rebatir se reduce a un “like” en asuntos importantes para la convivencia y desentrañar los elementos que inciden sobre la fractura democrática.