A pesar del procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, presentar a los medios de comunicación una reducción de los llamados “feminicidios”, la violencia contra la mujer continúa siendo una epidemia nacional.

La definición de feminicidio excluye numerosas muertes de mujeres por el simple hecho de nacer mujer.  Nuestras autoridades no reportan como tal las asesinadas por hombres sin vínculos de pareja,  ni las mujeres violadas y asesinadas por desconocidos, ni las menores de edad.

Los feminicidios de estado tampoco son registrados, como el caso de Esperancita, la joven embarazada, con leucemia, hoy fallecida, quizás porque el Ministerio de Salud le negó la quimioterapia oportuna.  Una reducción importante al pastel de cifras.

El acta legal expedida en el hospital a las mujeres fallecidas posterior a los traumas concluye como causa de defunción: Traumas múltiples.  Obvian el término feminicidio con la intención de reducir las cifras, porque es inaceptable alegar desconocimiento.

No es posible reducir el feminicidio con inapreciables políticas públicas para la prevención de la violencia.  La justicia no es el punto inicial de la cadena de atención a la violencia contra  la mujer, es más bien el punto de llegada con el que se busca evitar que ésta se agrave, afirma Lourdes Contreras.

Para contribuir a la reducción de la violencia de género,  el Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), con los auspicios de Phillip Morris Dominicana presentó: Redes Locales para una Vida sin Violencia; Guía para su Organización y Consolidación.

Isaura Cotes, la relatora  lo define como un aporte para hacer más eficaz el trabajo en red a nivel local dirigido a la prevención, detección oportuna, la notificación, el registro, la atención integral, y los procedimientos que permitan la construcción de un sistema de atención integral a la realidad de la violencia por razones de género, con el interés de contribuir ala solución de problemas que afectan a las personas con más dificultades para superarlos por sí solas.

La violencia de género afecta de manera particular a la mujer y va desde comentarios ofensivos a su apariencia hasta el último eslabón, el feminicidio.  A través de la violencia, hombres buscan ejercer y mantener el control sobre las mujeres, lesionando su dignidad, integridad, hasta asesinarlas.

Trabajar en redes invita a un movimiento desde dentro,  para crear una cultura política transformadora del patriarcado, del machismo; a  soñar con un  país donde la  sinergia de la voluntad y poder de las personas se han convertido en redes locales vigilantes de vida de las mujeres.