En esta tercera parte quise compartir con mis lectores la evaluación y opinión del destacado jurista Félix Damián Olivares Grullón, quien hizo la presentación de nuestro libro “Redefinición del Rol Policial: Garantía de la Seguridad Ciudadana” trabajo escrito el lunes, 26 de julio de 2004, pero que muestra claramente la visión adelantada frente a los retos que hace dos décadas afrontaban las autoridades políticas y los organismos de seguridad.
Penosamente el ignorar o menospreciar nuestra propuesta contenida en la obra en cuestión permitió que hoy los retos sean mayores, por lo que se hace oportuno que en el actual debate de reforma y modernización policial el gobierno y asesores dispongan valorar nuestro esfuerzo y como manera de ilustrarlos mejor citamos escrito de Félix Damián Olivares Grullón:
“La obra “Redefinición del rol policial como garantía de la seguridad ciudadana” constituye un gran aporte a la comunidad nacional, pero sobre todo para quienes tienen la responsabilidad política y administrativa de gestionar eficientemente la seguridad ciudadana. Precisar y redefinir las funciones que corresponden a la Policía Nacional en un ambiente social conflictivo, el cual siempre es caldo de cultivo para las respuestas simbólicas del autoritarismo, tiene el enorme valor de aportar ideas creativas y consistentes para mejorar la calidad del servicio público de seguridad ciudadana, sin apartarnos del Estado de Derecho.
El autor, Juan Tomás Taveras Rodríguez, oficial de policía con amplia experiencia en los asuntos propios del oficio, mantiene a lo largo de su trayectoria, la cual he tenido la suerte de observar desde finales de los ’80, una firme vocación de servicio a la comunidad, luego la irrupción de las ideas sobre policía comunitaria o de proximidad como un modelo de gestión de la seguridad ciudadana no le resultan ajenas, sino que vienen a ser la validación teórica del conjunto de principios, valores y prácticas que han integrado su vida de servicio profesional. Excesivamente impaciente, tal corresponde a los agentes de cambios institucionales, Taveras Rodríguez ha sido perseverante en la promoción de las ideas vinculadas a la filosofía de la policía comunitaria o de proximidad, lo mismo que las relativas a la necesaria diferenciación de las funciones policiales por oposición a las que son propias de las fuerzas de defensa o militares.
Estas preocupaciones nacen de una profunda convicción de que de no adoptarse las medidas urgentes, no por ello menos reflexivas, que permitan recuperar el terreno perdido en cuanto a las competencias de organización de las funciones policiales, la Policía Nacional pasaría a ser un ente público desmembrado, de poca o nula importancia social, ora porque otras agencias públicas le han sustraído sus competencias propias, o bien porque se han abandonado al interés privado las funciones de prevención y control del fenómeno criminal.
Ahora bien, este consistente llamado, así como la oportuna respuesta que le acompaña, trasciende lo meramente corporativo, para integrar una propuesta de política pública, la cual parte del reconocimiento de que es responsabilidad del liderazgo político, en primer término, y del liderazgo social y de los funcionarios policiales, el definir una agenda de seguridad pública, redimensionando o retornando las competencias policiales a los ámbitos que le son propios.
Esta propuesta tiene la virtud de que se atreve a plantear un discurso de ruptura con la que ha sido la tradicional visión de las funciones policiales y su forma de relacionamiento con la comunidad a cuyo servicio están supeditadas. Se abandona la idea de una corporación policial separada ideológicamente de los así llamados “elementos de la clase civil,” esto es, del resto de los ciudadanos, para integrarse a sus problemáticas y participar en sus soluciones conjuntas. El policía que se construye en esta propuesta es un funcionario encargado de hacer cumplir la ley que previene y soluciona los conflictos de manera proactiva, apegado a principios éticos básicos, y que se reconoce así mismo como parte de la comunidad a la que tiene el honor de servir.
La idea tradicional de que la función policial ha de ser eminentemente represiva y que de lo acendrado de este carácter deriva la efectividad policial es desmentida por la experiencia práctica que nos muestra amplias franjas poblacionales que no gozan de protección policial y cuyo contacto con las unidades policiales se verifica ex-post facto, cuando ya los hechos y los daños se han producido, y en todo caso, la única modalidad preventiva lo constituyen las odiosas redadas o razzias. Esta desprotección permanente junto a la respuesta simbólica de las redadas y operativos masivos, fuera de los costos de legitimidad que implican, son en sí misma improductivas.
La apuesta que hace el autor por un modelo generalizado de policía comunitaria, adviértase que no se trata de un programa parcial ni de una campaña de relaciones públicas, es la única base para un trabajo policial eficiente y productivo. En la medida que exista una relación policía-comunidad basada en la confianza y el respeto mutuos, se incrementan los canales de cooperación, y con ello, la eficiencia en la solución de los conflictos y el mejoramiento del servicio.
El autor hace un acopio selectivo de materiales y propuestas debatidas en los últimos años, las cuales son combinadas con sus propias observaciones y aportes. No nos cabe la menor duda en el sentido de que este material será muy útil al momento en que el liderazgo político y los principales ejecutivos en materia de seguridad pública decidan redefinir las políticas, los procedimientos y las funciones policiales. Asumir y ponderar seriamente las propuestas efectuadas por Taveras Rodríguez van a permitir superar la imagen del funcionario policial en la cual se nos presenta a esta categoría de servidor público como arbitrario, violento, temido y odiado, por aquella más apropiada de un ciudadano en uniforme querido, admirado y respetado.
Enhorabuena y que el lector pueda disfrutar de estos enfoques, impregnados de preocupaciones teóricas, vivencias prácticas y una profunda vocación de engrandecimiento de nuestra comunidad.” Fin de la cita. Félix Damián Olivares Grullón, lunes, 26 de julio de 2004.
Pueblo dominicano, Dios le bendiga siempre. Todo por la patria.