REDACCIONAL
“En la tradición REDACCIONAL consiste en la ubicación, al inicio de un artículo de pura esencia periodística, de los hechos básicos de la crónica, el género por excelencia”.
No todas las palabras que están en uso en el español actual se encuentran en el lexicón mayor de la lengua que imprime la RAE. Para comenzar, sería imposible que ese colegio pudiera mantenerse al tanto de todas las creaciones de la inventiva humana.
El reconocimiento de la RAE toma tiempo porque la sanción que concede esa corporación se otorga después de detenido estudio de los genes de los vocablos de invención reciente; además, esos términos nuevos deben ajustarse a eso que los alemanes llaman sprachgefühl, que hay quienes consideran que es el sentido intuitivo de lo que es apropiado en una lengua, concepto que según otros pertenece a la lingüística precientífica.
Esta introducción obedece a que la voz del título de esta sección no está inventariada en el DRAE, ni en todos los diccionarios; ahora bien, los diccionarios modernos, de ediciones recientes y bien documentados sí reconocen la existencia de redaccional.
Como puede deducirse de sus componentes y de la terminación, la voz redaccional tiene que ver con redacción más allá de acción y resultado de redactar. La relación la tiene también con el lugar donde se redactan o preparan las noticias antes de comunicarlas, es decir, las salas de redacción de los medios de comunicación.
La palabra sometida a estudios en esta sección está reconocida por varios diccionarios de la lengua española; entre ellos merecen mención el Diccionario Clave del español actual, el Diccionario de uso del español de Ma. Moliner y, el Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos.
Los tres citados diccionarios convienen en que redaccional es un adjetivo invariable e indica “de la redacción o relacionado con ella”. El Moliner es más preciso al definirlo así: “De la redacción de un medio de comunicación”. El DEA además de reconocer la primera acepción común a los demás diccionarios añade otra: “[Publicidad] que se presenta como un artículo de periódico o revista”.
Aunque el término redaccional no figura en los avances para la vigésima tercera edición del DRAE, no cabe duda de que logrará su entrada en la siguiente edición, porque además de que ya se le reconoce, se usa en España.
BUENA PLATA
Esta combinación del adjetivo y el sustantivo no aparece completa en el título porque para un dominicano las dos palabras bastan para que se considere insultado. La parte faltante o completiva en el enunciado total del insulto desaparece en la emisión del juicio degradante, pero la idea permanece.
En lenguaje dominicano durante largos años se ha utilizado el sinónimo poco elegante de excremento para insultar a las personas que se hacen desagradables. No conforme con llamar “mierda” a una persona le añaden un adjetivo calificativo que elimina cualquier duda acerca del tipo de mierda con que se cataloga a la persona insultada: “buena mierda”.
El español culto conoce de un vocablo que en el habla dominicana ha recibido una deformación o una adaptación, se trata de “plasta”. Como sucede a menudo en el habla dominicana esa plasta termina emitida en el habla como: “plata”.
“Plata de mierda” es el excremento de gran tamaño que carece de la consistencia de un mojón y que ocupa una superficie dilatada del sitio donde se deposita. Este es un insulto mayor en el habla de los dominicanos, porque es una masa blanda, espesa y pegajosa.
En muchas ocasiones los hablantes prefieren no herir los oídos castos de los presentes por accidente y mejoran el español que usan eliminando de la expresión oral la impúdica palabra y utilizan una reducción de la locución, solo profieren “buena plata” que por su poder asociativo alude sin duda al insulto conocido.
CAJÓN DE BATEO – CAJA DE BATEO
“Cuando Puig se planta junto al CAJÓN DE BATEO, muchos fans no sabemos si va a dar una buena línea o a meterse en problemas con un gesto de desdén hacia un árbitro o jugador contrario”.
Esta caja y este cajón solo lo conocen los latinoamericanos aficionados al béisbol. Los hispanoamericanos aficionados al fútbol no tienen noticia de eso que llamamos con las dos combinaciones del título de esta sección.
Es probable que los conocedores del deporte del guante, la pelota y el bate no expresen asombro ante el uso de las palabras caja y cajón para referirse a la zona junto al plato dentro de la que debe colocarse el jugador cuando agota su turno para batear.
El DAA enumera a Cuba, Nicaragua y Puerto Rico como los países americanos donde se suele utilizar esta combinación: caja de bateo. Ese diccionario no asienta el cajón de bateo en sus páginas.
El Diccionario del español de Cuba, 2000, consigna “caja de bateo” y cita como sinónimo al “cajón de bateo” al que también le hace un espacio.
Orlando Alba en su obra Lengua y béisbol en la República Dominicana, 2006, recoge la combinación “caja de bateo” y la define como el “área junto al home plate dentro de la cual debe colocarse el bateador cuando batea. Se llama también cajón de bateo”.
Para “completar el cuadro” hay que ayudar a los que no son aficionados al béisbol. El “plato” y el “home plate” están mejor definidos en el DED que en ningún otro diccionario: “lugar del campo desde donde se batea y adonde debe llegar el jugador para anotar la carrera”. Lo de la línea no se descifra porque ya se hizo en una entrega anterior.
ABOCAR – AVOCAR
“La fundación se encuentra AVOCADA a convencer a las autoridades a mejorar las características de seguridad en la carretera. . .”
En una ocasión anterior se examinó la diferencia que existe entre estos dos verbos. En esta ocasión el mayor esfuerzo se hará para aclarar los significados del verbo “abocar”, en lugar de destacar el verbo “avocar”.
Sin duda alguna en el texto reproducido a manera de ejemplo, el uso del verbo avocar es impropio pues no le imprime sentido a la frase. Esta aseveración quedará demostrada en el desarrollo de esta sección.
Abocar es “reunirse varias personas para tratar de un asunto. Es entregarse con entusiasmo a la realización de una cosa, dedicarse plenamente”. Así lo asienta el Gran diccionario de la lengua española de Larousse.
Con ese agudo sentido para captar matices que lo caracteriza, el DEA introduce algunas acepciones para el verbo abocar que son interesantes destacar: “Dirigirse a un fin o situación”. Utilizado en participio, en compañía de los verbos ESTAR, QUEDAR o VERSE, con la noción de “destinado inexorablemente a algo, generalmente negativo”. También trae: “Inclinarse o volcarse sobre algo”, con un complemento introducido por las preposiciones A o SOBRE.
El verbo avocar tiene una acepción principal que lo aleja del tema de la frase transcrita más arriba. Esa acepción es: Atraer a sí una autoridad judicial o gubernativa la resolución de un asunto o causa cuya decisión correspondía a un órgano inferior.
La solución más sencilla para no fallar es aprenderse bien la acepción de abocar y dejar para el verbo avocar todo lo que caiga fuera de la esfera del primer verbo.
Nota final. Muchas de estas confusiones tienen su origen en que la RAE y las demás Academias asociadas descubrieron, aceptaron y propagaron la noción de que no hay diferencia entre la pronunciación de la V (uve), entreabierta y la B (be) oclusiva.
*MANDATORIO
“Otro seguro que resulta MANDATORIO es el relacionado directamente con las inundaciones en aquellos lugares que así lo requieren”.
Este mandatorio no pertenece a la lengua corriente, sobre todo con el valor que pretende imprimirle el columnista. No obstante el hecho de que los diccionarios no reconocen la voz del título, el corrector automático de la computadora no lo marca como un error.
Es una aventurada adaptación de una voz del inglés, mandatory, que en buen español significa obligatorio. En una de sus acepciones la voz del inglés se traduce al español por mandatario, pero en la mayoría de los casos se la usa para obligatorio.
Obligatorio en español corresponde a lo que es imperativo, inevitable, impuesto, forzado, coercitivo. Todo esto para destacar que no hay elección, que es necesario cumplir con lo que es obligatorio, que en el caso del artículo es el seguro a que se refiere el columnista.
En español la terminación -orio orienta el significado para que adopte un valor de “parecido, semejante, como, del mismo modo”, que tiene relación con”. Esa terminación se encuentra en adjetivos que derivan, casi siempre, de verbos cuya terminación es –ar.
La derivación que se produce en estos adjetivos prescinde de la terminación -ar y, en su lugar introduce -at antes de la terminación -orio. En su desempeño de adjetivos estos vocablos adoptan el femenino con A al final en lugar de la O.
El sufijo antes mencionado en los casos de sustantivos puede indicar un tono despectivo. Puede ser un sufijo de “adjetivos aplicados a cosas que producen lo que expresa la raíz o sirven para producirlo: absolutorio”, así en una de sus partes lo tipifica el DUE. Este sufijo puede indicar acción o efecto, así como lugar.
OSTEOPENIA
“El riesgo de OSTEOPENIA y osteoporosis por lo general aumenta con la edad”.
Esta palabra acaba de lograr su entrada en el lexicón mayor de la lengua española. En los avances para la vigesimatercera edición se anuncia su incorporación.
Los vocablos científicos son los que con mayor facilidad consiguen su integración en el DRAE porque no son palabras vagas y, casi siempre obedecen a un rigor científico en su acepción. Forman estos términos parte de un lenguaje exacto. Pertenecen al registro culto.
En muchas ocasiones las lenguas cultas reciben estos vocablos nuevos por influencia de otras lenguas. Los nombres surgen para nombrar pequeñas diferencias que se descubren en las denominaciones de enfermedades o de padecimientos antiguos que necesitan de nombres propios, especialmente en el campo de la medicina.
F. A. Navarro en su obra Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina asegura que “osteopenia era el término general para designar cualquier trastorno de la remodelación ósea caracterizado por disminución de la masa esquelética o densidad ósea”.
El vocablo obedece a la cuantificación de los diagnósticos de acuerdo con los valores de referencia en mujeres adultas, basados estos en la densidad mineral ósea tras la aparición de las técnicas modernas de las mediciones densitométricas.
Como consecuencia de las nuevas clasificaciones la osteoporosis ha dejado de ser una variedad de osteopenia para convertirse en un grado más avanzado de osteopenia.