Nadie duda que el problema Republica Dominicana-Haití es históricamente recurrente y relevante para la nueva generación de actores, que han heredado un conflicto de naturaleza evidentemente multifactorial. Así lo demuestra el reciente acercamiento propuesto por un grupo de senadores haitianos en busca de eliminar la medida que prohíbe el ingreso a Haití por tierra de 23 productos dominicanos.

En esta dificultad intervienen los aspectos culturales, sociales, políticos y económicos que han generado reacciones viscerales y emotivas en ambas naciones, impidiendo la posibilidad de arribar a acuerdos de mutua conveniencia para su desarrollo productivo.

A contrapelo, las relaciones bilaterales en materia comercial entre Haití y Republica Dominicana siguen dinamizándose, a tal punto que la balanza comercial se estima sobrepasa los 1,100 millones de dólares.

Ante esta realidad el esfuerzo ha de enfocarse en minimizar los efectos antes señalados, mediante una gestión conjunta con un enfoque innovador, orientado a promover y proyectar la identificación y creación de proyectos de inversión conjuntos, que impulsen la creación de empleos y el desarrollo económico de ambos pueblos.

A lo largo de los 380 kilómetros de la frontera se desarrollan actividades de intercambio comercial. Independientemente de esa relación común de zonas fronterizas existen de forma institucional puntos específicos de la frontera donde se realizan plazas de compra y venta de mercancías denominados mercados binacionales.

El incremento y desarrollo del intercambio comercial representa una gran oportunidad para la gente en ambas naciones, planteando la necesidad de que el mismo se equilibre con mayores importaciones dominicanas desde Haití.

Siendo Haití el más cercano socio comercial de República Dominicana y único de libre acceso por vía terrestre, resulta pertinente mediante un análisis de las oportunidades y potencialidades, profundizar y conocer aspectos que contribuyan al avance y realización de mas negocios y comercio con Haití.