Luego de una corta pero intensa presión de importantes sectores de la sociedad, el Gobierno Dominicano decidió revocar la medida de reconocimiento de títulos de propiedad correspondiente al área cercana a Bahía de las Águilas que habían sido obtenidos en forma fraudulenta.
El rápido cambio de dirección ratificó la validez de la consabida expresión: "Rectificar a tiempo es de sabios". El Gobierno reaccionó con agilidad y premura probablemente porque sus sensores que auscultan permanentemente el sentir de la sociedad deben de haber informado sobre los negros nubarrones que se estaban creando y aproximando.
Quienes percibimos los acontecimientos desde el litoral de la clase media, vimos como a pocos minutos de que los tres ministros informaran públicamente sobre la nefasta decisión, se había evaporado una parte importante de la credibilidad del Presidente Medina. La efervescencia social era comparable a la que se produce en las bolsas de valores en los llamados cracks financieros, cuando las acciones pierden puntos progresivamente mientras descienden en "caída libre". La luna de miel del Presidente con la ciudadanía se había quebrantado, descendiendo parte de su popularidad en importantes sectores del país. Además, como es natural en estos casos, la oposición se activó en los medios de comunicación, blandiendo sus afiladas dagas, buscando propinar una estocada que hiriese de gravedad el prestigio del primer mandatario de la nación.
Pero, extrañamente, con la rectificación realizada vivimos también un fenómeno similar pero en sentido contrario. A pocos instantes de haberse anunciado la revocación de la medida, la credibilidad del Presidente Medina se había reconstruido de nuevo, faltando escasamente algunas piezas. El prestigio presidencial se recuperó casi totalmente en sus dimensiones originales. La decisión demostró ser muy saludable para el Gobierno ya que prácticamente la totalidad de dominicanos y dominicanas sentimos que habíamos ganado con la misma. Fue un evento aleccionador para el país que arrojó algunas importantes enseñanzas para la gobernabilidad de la nación, entre las cuales se pueden mencionar:
a) El manejo ético del Gobierno se viene convirtiendo en punto de interés creciente para importantes grupos de la sociedad dominicana. La ciudadanía está cada vez más sensible en relación a temas de corrupción y falta de transparencia en la gestión pública. La confianza en el “Buen Gobierno” se va tornando progresivamente en un factor imprescindible para la gobernabilidad. Importantes grupos de la sociedad se hacen cada vez más reactivos al mal manejo de los recursos públicos. Hay una hipersensibilidad social que puede ser considerada como una bendición para el Gobierno, ya que con su continua presencia se contribuye a corregir el rumbo de las acciones públicas, haciéndolas más efectivas y permitiendo que tengan una mejor valoración y rentabilidad política para las autoridades. En forma saludable, la gestión pública se viene convirtiendo en el país en una situación de equilibrio de lujo donde hay que ser cuidadoso con los pasos que se den. Esto último es una evidencia directa de que el país se fortalece democrática e institucionalmente, a pesar del descreimiento y el pesimismo de muchas personas.
Los grupos sociales que activamente enfrentaron la medida inicial del Gobierno no son numerosos cuantitativamente, pero debido al peso específico en materia de difusión y comunicación, tienen una incidencia cualitativamente creciente en el país. Lo ocurrido comprueba de nuevo que en política no hay contrincantes pequeños, ni se puede menospreciar las iniciativas de la ciudadanía organizada. En su corto trayecto estos grupos acumulan contribuciones históricas significativas y con su continuo y creciente accionar están redefiniendo positivamente la democracia y el escenario político nacional.
b) "Perdiendo" se "gana" a veces en política. El giro radical de la posición del Gobierno demostró que una rectificación oportuna, lejos de ser una manifestación de debilidad, se entendió como una muestra de inteligencia y flexibilidad. La pronta recuperación de la credibilidad del Presidente Medina demostró también que la política no es una simple suma aritmética de factores sino una compleja ecuación polinómica de tipo exponencial.
La experiencia demostró que es conveniente que de vez en cuando el Gobierno se deje tumbar el brazo en los pulsos que ocasionalmente "hecha" con la población, a la cual con estos eventos refuerza su poder e inyecta combustible para el importante trabajo de supervisión de las ejecutorias públicas. Paradójicamente en esta ocasión, las personas y grupos que se activaron con el caso “le salvaron” una parte “del pellejo” al Gobierno y al Presidente Medina. De no haberse rectificado hubiésemos tenido el peor de los escenarios: por un lado, un Gobierno afectado y continuamente atacado por la mala decisión y, por otro, las inversiones contempladas no hubiesen arrancado o se habrían paralizado prontamente, no obteniéndose de ninguna forma el impacto de desarrollo buscado. Hubiese sido una situación "perder-perder", que habría dejado una mancha indeleble al Gobierno y al presidente Medina.
c) El pragmatismo que violente valores éticos no arrojará resultados positivos. Una lección de los acontecimientos pasados es que el Gobierno nunca, pero nunca, debería tratar de buscar fines con medios que lo nieguen. La búsqueda diligente de resultados rápidos es positiva siempre y cuando el proyecto se corresponda cabalmente con los principios de honestidad y transparencia que se enarbolan y pregonan.
Para que las iniciativas públicas arrojen buenosresultados a la población y rentabilidad política a quienes las gestionan, deberían ser concebidas con criterios similares a la llamada "Calidad Total". Esto implica impregnar de calidad a todas las partes del proceso, mucho más a la fuente o iniciador del mismo. El origen del caso de Bahía de las Águilas era espurio y estaba contaminado en su fuente, por lo que el daño en su estructura genética se reproduciría y multiplicaría en su desarrollo y movimiento. Es de seguro que un mal fin se obtendría de tantos medios malos.
d) El Presidente debe cuidar su popularidad y su capital político. La última encuesta Gallup mostró un nivel asombrosamente alto de opinión favorable para el Presidente Medina (82%). Pero esa gran popularidad es muy reciente, habiéndose formado rápida y fácilmente por lo que aún no ha madurado suficientemente para convertirse en verdadero capital político. Su nivel de adherencia es de poca intensidad y para su fortalecimiento se requiere todavía de un cúmulo de acciones con buen nivel de aceptación. Hasta el momento todavía es una popularidad golondrina, pudiendo partir con la misma facilidad con que ha llegado.
La popularidad es el germen inicial del capital político, que es el mejor activo para la legitimidad de las acciones públicas. Y tratar de convertir sus altos niveles de popularidad en capital político es lo que hace cotidianamente el Presidente Medina con su intenso trabajo de 365 y 24/7. Esa entrega y los visos de efectividad que se perciben en algunas áreas estratégicas del país, lo están transmutando de dirigente de un partido a un líder nacional.
La súbita pérdida y posterior recuperación de la popularidad del Presidente mostraron que todavía es un activo volátil que puede evaporarse en mucho menos tiempo del que ha tomado acumularla. Es importante que el Presidente Medina no arriesgue innecesariamente su capital político con medidas como la inicialmente anunciada para Bahía de las Águila, ya que de esta forma erosiona la credibilidad que va a requerir para algunas decisiones difíciles y perentorias que de forma creciente demanda la población dominicana.
e) Dormirse en el éxito puede conducir al fracaso. No es conveniente que el Presidente Medina tenga excesiva confianza en la fórmula que hasta ahora le ha resultado favorable. No debe tener extrema seguridad en sus ideas propias. Tiene que estar muy atento y despierto para no encantarse con el poder, perdiendo el sentido de realidad y permitiendo que la rutina se apodere de su gestión, deteriorándola y haciéndola estática y repetitiva.
Es también conveniente que el Presidente Medina procese críticamente los elogios y las manifestaciones públicas y privadas de aprobación, ya que tal vez por herencia de la dictadura, tendemos culturalmente a expresar en forma superlativa las virtudes y los logros de quienes están en posiciones de poder.
Finalmente, lo sucedido con Bahía de las Águilas muestra lo importanciade que el Presidente Medina se mantenga fiel a lo que expresó de que gobernaría con los oídos pegados al corazón del pueblo, ya que de no hacerlo el cariño y el respaldo que le profiere mayoritariamente la población se le podrá ir, al igual que la canción, "como el agua entre los dedos".