Agradecemos el sentir de quienes se han preocupado por nosotros y nuestra gente. Gracias a Dios, con Irma evacuamos a la capital mas, después de su devastador paso por las Antillas Menores, guardo su nefasta malicia para la Florida. Gracias a Dios y a la Virgen, no nos visitó. El mayor desafío fue encontrar suficiente tiempo para disfrutar la típica calidez dominicana.
María si pego con sus ramalazos a nuestra región en el centro sur del país, y causó grandes daños al Nordeste. Afortunadamente, las zonas turísticas en el este—Cap Cana, Punta Cana, Bavaro, Uvero Alto, Macao o Cabeza de Toro, sufrieron menos de lo temido. María si las destruyó—a fondo– en la región central de Cuba: Camagüey, Villa Clara, La Habana.
Muchas estructuras en concreto sobrevivieron el embate de vientos y mareas. Mas Cuba muestra el peligro de no mantener bien las edificaciones. Videos recientes muestran grandes edificaciones desmoronándose ante el embiste de María.
Los cubanos, con excepción de su élite militar y política, son pobres. ¿Ayudarlos? Por supuesto. Pero los políticos cubanos buscan ordeñar esta famélica vaca y arrasar con todo a lo que le puedan meter mano. Con ellos en el medio, no es nada fácil ayudar a los apabullados cubanos (canalizar fondos a través de cualquier agencia gubernamental, ni allí, ni aquí, ni en el vecino del Norte, inspira confianza). Usualmente, se pueden utilizar mecanismos confiables de las iglesias, la Cruz Roja, CARE (¿), y otras organizaciones respetables. Agradeceré información al respecto
Puerto Rico necesita una asistencia masiva, y los líderes en DC al parecer les importa un bledo el territorio conquistado en la guerra hispano – americana. Mas, siempre confiados en la bondad inherente a la naturaleza humana, oramos para que la mano racista cambie en espíritu caritativo cristiano.
Aun de aparecer fondos, siempre escasos ante inaplazables necesidades, vale temer, que, como los políticos cubanos, los fondos buitres americanos intentarán, y les sobra poder, como ya lo demostrase el buitre Republicano Paul Singer en Argentina, para desviar la ayuda de los huracanes hacia quienes nada tienen al pago de la horrenda deuda acumulada por los corruptos funcionarios gubernamentales, los ricos de Puerto Rico y los emisores de bonos.
No era raro que estos últimos recibiesen encubiertas recompensas, a cambio intereses mas altos, —cuyos costos por supuesto, el pueblo pagaría con impuesto o sufriendo la ausencia de servicios básicos. [Generalizaciones pecan, he tenido la buena fortuna de colaborar con excelentes políticos y administradores públicos]
María también hirió al pueblo dominicano. Ausente la masiva y cruel destrucción de Puerto Rico, el desastre en el nordeste dominicano hubiera merecido mayor resonancia y prioridad en el concierto de los donantes internacionales.
Sin embargo, numerosas familias rurales pobres sufren. Como en Cuba y Puerto Rico, sobreviven o perecen, sin agua, electricidad, alimentos, ni medicinas…y sin el picoteo para el diario. El fogón esta frío.
Dado el conocimiento acumulado en programas de recuperación, temo a las muertes de ancianos y niños. El hambre mata. ¿Quién lucha por controlar las plagas a través de la isla? Aun Juan Dolio, ligeramente afectado, está sin agua.
Y sin agua no hay limpieza, y sin ella, las infecciones prosperan. La falta de agua y cuidados preventivos convierten rasguños en llagas fatales. El pueblo muere.
Hay que hacer lo que se puede hacer. Mas profesionales experimentados en reconstrucción se oponen a enviar cosas—como ropas, sacos de comida, cemento. ¿Por qué? Porque normalmente el costo del procesamiento y transporte supera con creces el valor de los bienes entregados.
El dinero en efectivo reina. Especialmente si encontramos ONGs que proporcionen empleos temporales a quienes todo lo han perdido, hasta su “picoteo. “ Cuando el huracán David, recuerdo aterrizar (transportado por helicópteros costosos) en las serranías de Baní llevando arroz, frijoles y comida enlatada.
Y no hacia falta. Había comida en los pequeños colmados o en las zonas cercanas. Pero no había con que comprarlas. Donación para crear trabajo—y hay mucho que hacer—llegan mas lejos que caridad en comida. Al reactivar rápidamente el poder adquisitivo de la comunidad, los comerciantes llevarán su negocio a la aldea, a lomo de mula, barato y rápido. Y se salvan vidas.
Es preferible subsidiar a las familias afectadas en sus compras a los agricultores locales a llevar “raros” alimentos importados. Los desastres descalabran las economías locales, no es necesario aumentar el daño reemplazando los cultivos locales con alimentos importados “regalados.”
Además, soluciones locales, de ser posibles, libera los recursos necesarios para asistir efectivamente a quienes han quedado realmente aislados u otras urgencias. Los medicamentos y la asistencia médica llevada a las comunidades aisladas, o reforzando las clínicas rurales cuando las carreteras lo permiten, son actividades graves y urgentes – y cruciales para evitar la propagación de epidemias como el cólera o el dengue.
A ríos revueltos, ganancias de pecadores. En el trabajo ingrato de reconstrucción uno ve como la gente muere no sólo por un llamado “Acto de Dios” sino también por la corrupción medrando en estas desgracias (¿Acto de Lucifer?).
Ante lo bestial, lo divino. También uno presencia heroísmo, solidaridad, desprendimiento. Y cuando las familias se entrelazan, la comunidad avanza. Hermanos en Cristo o no, pase lo que pase, ayudemos a nuestra familia, a nuestros hermanos. Con el cambio climático golpeando a la puerta, mañana nosotros podríamos ser quienes ayuda necesitemos.