¿Recuerdan ustedes a Eli Wallach, el actor que co-protagonizó, con Clint Eastwood y Lee Van Cleef, “El bueno, el malo y el feo”, en 1966? Recientemente me enteré que Wallach (quien falleció en 2014 a los 98 años) estuvo casado con la actriz Anne Jackson durante 66 años.

Otro matrimonio de actores de larga duración fue el de Hume Cronyn y Jessica Tandy (la ganadora del Oscar a mejor actriz del año 1989 por “Driving Miss Daisy”), quienes estuvieron casados durante 52 años.

James Dean

Además de matrimonios de larga duración, algo que tienen en común Wallach, Jackson, Cronyn y Tandy es que actuaron junto a James Dean (8 de febrero de 1931 – 30 de septiembre de 1955).

En efecto, Wallach y Jackson actuaron junto a Dean en 1953 en “The Scarecrow” (una de las obras de teatro en que Dean actuó en Broadway antes de ser estrella de cine), mientras Cronyn y Tandy actuaron junto a Dean ese mismo año en “Glory of Flower” (uno de los más de 30 dramas en televisión en que Dean actuó en aquella época). 

Algunas de las recetas favoritas de Wallach, Jackson, Cronyn y Tandy (y de muchas otras personas relacionadas de alguna manera con Dean) están reunidas en el libro “Recipes for Rebels. In the kitchen with James Dean” (Rebel Writer Publishing, 2015), es decir, “Recetas para rebeldes. En la cocina con James Dean”, libro escrito, compilado, editado y diseñado por Gregory Swenson, un devoto deaner (o sea, fan de Dean) que un día, al leer en un libro de cocina una receta de un flan de Natalie Wood (co-estrella de Dean en “Rebelde sin causa”), sintió curiosidad por saber que le gustaba comer a Dean en los restaurantes que frecuentaba, o en los rodajes de las películas, o cuando se juntaba con sus colegas, amigos y familiares.

Entre las 200 recetas que aparecen en el libro, hay algunas de las favoritas de John Steinbeck (Premio Nobel de Literatura 1962), autor de la novela en que se basa la primera película protagonizada por Dean (“Al este del Edén”); de Ronald Reagan, quien, 26 años antes de ser electo presidente de Estados Unidos, actuó con Dean en televisión (en un episodio de “General Electric Theater”, titulado “The Dark, Dark, Hour”); de Ursula Andress, quien fue novia de Dean, algunos años antes de saltar a la fama como la primera “chica Bond” en “Dr. No”; de Natalie Wood y Sal Mineo, sus co-estrellas en “Rebelde sin causa”; de Elizabeth Taylor y Rock Hudson, sus co-estrellas en “Gigante”; de Frank Sinatra, Marlon Brando, Humphrey Bogart, Marilyn Monroe, Grace Kelly, Andy Warhol     y un largo etcétera que incluye a cantantes que no lo conocieron, pero fueron sus admiradores, como David Bowie, quien le dedicó su canción “Rebel, Rebel”, de 1974; y Elvis Presley, quien empezando su carrera declaró: “I would never compare myself to James Dean, because James Dean was a genius” (“Yo jamás me compararía con James Dean, porque James Dean era un genio”).

The James Dean Gallery

El libro de Gregory Swenson lo adquirí cuando visité, el 8 de octubre pasado, The James Dean Gallery, en Fairmount, Indiana, el pueblito donde Dean vivió la mayor parte de su infancia y adolescencia, hasta los 18 años, cuando, luego de terminar la escuela secundaria (en Fairmount High School, donde incursionó por primera vez en el teatro), se mudó a Los Angeles, California, para estudiar en Santa Monica City College y la UCLA, donde actuó en un montaje de “Macbeth”, de Shakespeare, en 1950, y en el primer comercial de televisión de Pepsi Cola, en 1951.

Se mudó en 1952 a Nueva York donde fue alumno de The Actors Studio y realizó las arriba referidas actuaciones en Broadway y la televisión, en una de las cuales fue descubierto por el director Elia Kazan, quien lo eligió para su primer papel protagónico en el cine, en “Al este del Edén”, filmada en 1954 y estrenada en 1955, pocos meses antes de su trágica muerte en un accidente automovilístico a la edad de 24 años, la única que se estrenó en vida del actor, pues las otras dos que protagonizó (“Rebelde sin causa”, de Nicholas Ray, y “Gigante”, de George Stevens), se estrenaron póstumamente.

Instalada en una hermosa casa victoriana, a poca distancia de la granja donde Dean vivió en su infancia y adolescencia, y del cementerio donde está sepultado, The James Dean Gallery tiene una exhibición permanente de objetos relacionados con Dean, publicaciones, imágenes, etcétera; y está abierta todos los días de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. (con excepción de los días de Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo). La entrada es libre pero se sugiere una donación voluntaria. Además, hay mucha mercadería disponible para la venta (libros, discos, películas, fotografías, postales, afiches, calendarios, tazas, camisetas, etc.).

Inaugurada en septiembre de 1988 (acaba de cumplir 30 años ), The James Dean Gallery es dirigida por sus fundadores, David Loehr y Lenny Prussack, quienes organizan con otros deaners agrupados en el James Dean Remembered Fan Club y otras entidades, cada septiembre, el James Dean Festival en ocasión del aniversario de su deceso. En la reciente edición de 2018, acudieron a Fairmount 20,000 visitantes procedentes de diversos lugares de Estados Unidos y otros países, pues los deaners trascienden las fronteras y los continentes, 63 años después del fallecimiento del actor, a quien han rendido homenaje varios cineastas, como Quentin Tarantino y Damien Chazelle en sendas escenas de “Pulp Fiction” y “La La Land”, respectivamente.   En la tumba de 

En la tumba de James Dean

A propósito de homenajes cinematográficos, ya que al principio de este artículo mencioné a “El bueno, el malo y el feo”, me gustaría que alguno de los festivales de cine pautados para el año que viene en Santo Domingo (como el de Funglode o el de Fine Arts), además de una retrospectiva de James Dean con las tres películas que protagonizó, presente el documental “Desenterrando Sad Hill” acerca del rescate del cementerio en que se filmó en Burgos, España, la secuencia del duelo final del western de Sergio Leone, sobre el cual se informa en este enlace:

https://www.elmundo.es/cultura/cine/2018/10/18/5bc8a2bae5fdeaa1308b46fa.html

Hablando de documentales, también me gustaría ver en alguno de los dos mencionados festivales de cine (o en el Cinema Boreal), una retrospectiva del icónico realizador de documentales Frederick Wiseman, cuyo más reciente título (estrenado este mismo año) tiene lugar en un pueblito parecido a Fairmount y ubicado en el mismo estado: “Monrovia, Indiana”.

Me despido uniéndome a las voces que reclaman la preservación y reapertura de la Cinemateca Dominicana, cuyas salas de proyecciones están cerradas (desde hace más de dos años la grande y desde hace varios meses la pequeña) y cuya existencia parece estar amenazada por la remodelación del Museo Nacional de Historia y Geografía, por lo que me adhiero al reciente reclamo al respecto de Alfonso Quiñones en Nota Clave, contenido en estos enlaces:

https://notaclave.com/criticarte-atencion-quieren-desaparecer-la-cinemateca-dominicana-i/

https://notaclave.com/criticarte-atencion-quieren-desaparecer-la-cinemateca-dominicana-ii/

https://notaclave.com/criticarte-atencion-quieren-desaparecer-la-cinemateca-dominicana-iii/