Muchas veces nos resulta extremadamente difícil cambiar de hábitos, sobre todo si ya tenemos 10, 20, 30 o más años de costumbre.

Cuando niños se nos guía o motiva a desarrollar ciertos hábitos, en general compatibles con los de toda la familia, los cuales reinarán a lo largo de nuestra vida, aunque la conciencia y experiencia nos ayudan a tratar de modificar algunos de estos que con el paso del tiempo entendemos que no son los más acertados, dependiendo de nuestro contexto y realidad.

Tomando en cuenta los hábitos de su familia (y no precisamente los buenos), el documentalista finlandés John Webster, realizó un experimento de cambiar de hábitos junto a su esposa y dos hijos de tal manera que la familia perteneciente a la clase media pudiera evolucionar hacia un estilo de vida que generara bajas emisiones de CO2, privando a sus miembros de artículos y facilidades derivadas del petróleo.

Todas las cosas que hacemos todos los días, o que no podemos dejar de hacer, son las que eventualmente nos llevan a la destrucción

Así, surge hace algunos años el documental creativo “Recipesfor Disaster” (Recetas para el desastre) en donde se capturan las vivencias hogareñas que se desatan en el intento de esta familia de vencer la dependencia a algunos materiales y recursos que durante años han sido los más comunes, pero que entienden no son compatibles con un estilo de vida que ayude a preservar el ambiente, al cual se ven enormemente comprometidos a cambiar dadas las circunstancias ambientales que encara nuestro planeta.

En el documental se muestran trece recetas que pueden dar paso esos ‘pequeños desastres’. Con marcados matices cómicos y mucha originalidad vamos siendo testigos de cuáles adversidades, contratiempos y resistencias enfrenta cada integrante de la familia y cuáles son las astutas soluciones que descubren para cumplir con la meta de ser una familia con una huella de carbono mínima, sin por esto dejar de cumplir en su trabajo, con la escuela o con los compromisos comunes de una familia que vive en una zona urbana y que se desarrolla como todas las demás.

Webster, creador y protagonista de la historia dice que “el centro de la catástrofe climática son esos pequeños fallos que nosotros como individuos hacemos todos los días, y que son una parte tan importante de la naturaleza humana. Todas las cosas que hacemos todos los días, o que no podemos dejar de hacer, son las que eventualmente nos llevan a la destrucción”.

Y agrega que durante la filmación que duró un año, su familia tuvo que sobrepasar momentos muy desesperantes pero que al final “las ganancias en términos de calidad de vida que se esconden en el cambio no tienen comparación”.