“RECAUDAR NO BASTA: LOS IMPUESTOS COMO INSTRUMENTO DE DESARROLLO” es el flamante título de un Informe dado a conocer por el Banco Interamericano de Desarrollo, que creo que fue pensado con los planificadores económicos dominicanos en la mente. La reforma fiscal se reduce a garantizar el flujo de efectivo para el Estado, según los escarceos del primer semestre de la Administración Medina.
Llego a esta conclusión porque entre los colaboradores de la obra no hay ningún especialista de origen dominicano, por lo que “se toma de ejemplo a quien no se pueda defender”, el caso dominicano viene como anillo al dedo.
El texto comienza denunciando los “mitos” de la reforma fiscal, manidos, usados y abusados para justificar el aumento de tasas e inventar nuevos rubros de imposición fiscal:
Primer mito: la baja tasa de la tributación. “Es cierto que la carga impositiva es baja en comparación con la de otras regiones. En la región latinoamericana los gobiernos nacionales y subnacionales recaudan en impuestos un 17,5% del producto interno bruto (PIB). La recaudación impositiva es mayor en los países de Europa Oriental (24,1% del PIB) y en el conjunto de los 32 países no latinoamericanos que son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (25,4%), agrupación que en adelante se considerará representativa de los países desarrollados.” En la ingeniería fiscal se justifica subir los impuestos indirectos (entiéndase, el ITBIS), cuando la mayor recaudación de los países desarrollados es por la incidencia de los impuestos directos (es decir, sobre la renta). En verdad, oculta una realidad de privilegios: los ricos pagan menos impuestos.
Segundo mito: la regresividad de los impuestos. “… la nueva evidencia sugiere que hay un sesgo en contra de los ingresos laborales en las estructuras tributarias de América Latina y el Caribe, no solo porque la suma de las tasas nominales que gravan al trabajo (es decir, seguridad social e impuesto a las personas) son mayores que las tasas nominales al capital, sino porque las tasas efectivas de tributación del trabajo son más altas que las del capital en casi todos los (pocos) países en los que la información disponible permite hacer estos cálculos.” Es una forma de tratar la realidad de privilegios del primer mito.
Tercer mito: la evasión fiscal. “Las tasas de evasión del impuesto a la renta de las personas se ubican entre el 30% para Perú y el 70% para Guatemala, con un promedio cercano al 50% en los 10 países para los cuales se cuenta con información. La situación no es muy diferente en el caso del impuesto a la renta de las empresas, ya que la evasión también bordea el 50% en promedio”. Hay que señalar que el estudio incluye datos dominicanos en este punto y que estamos en los lugares punteros. El texto nos da la clave para mejorar esta situación: “Aunque las actitudes de la ciudadanía inciden en las prácticas evasoras, mucho más importante es el diseño de los impuestos.” En consecuencia, nos falta creatividad en el diseño de las prácticas gerenciales en materia recaudadora.
Cuarto mito: la mala administración recaudadora. “Se afirma que la baja recaudación y la evasión se deben en buena medida a que los sistemas tributarios son muy complejos mientras que las capacidades de las administraciones tributarias son muy modestas. El principal problema de estas afirmaciones es que resultan difíciles de sustentar, o de rebatir, con información estadística adecuada.”
El estudio se basa en la información del Banco Mundial de ¿cuántas horas se gasta para pagar impuestos? El caso dominicano es pasmoso: gastamos 324 horas/año por empresa, ocupando el puesto 134 de 183 países en el mundo. Es equivalente a decir que a los costos de transacción de cumplir con las Ley se deben sumar el costo de oportunidad de las horas que debemos dedicarle a esa función. No más preguntas, señor Juez.
Nuevos mitos, nuevas realidades. El estudio presenta algunos nuevos mitos como la volatilidad de los ingresos fiscales, la incapacidad recaudadora de los organismos sub-nacionales, y la ausencia de impuestos destinados a corregir externalidades (como por ejemplo, el daño medioambiental). De que estamos atrasados, lo estamos.
El estudio es muy alentador y propone nuevas alternativas, por lo que recomiendo su análisis y estudio por los funcionarios del área recaudadora y, ¿por qué no?, los de la oposición para mejorar la administración fiscal, ya que lo tienen disponible en el siguiente enlace: http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=37768311