El trujillismo y jefismo siguen vivos. Los gobiernos dominicanos han mostrado y promovido libertad simulada en la superficie, pero en el fondo son esclavistas y trabajan para esclavizar, usando el monopolio de la fuerza para abusar y explotar los más débiles y vulnerables, en complicidad o asociados a los grupos de poderes fácticos de los sectores privados.
Mientras exista la irresponsabilidad en los principales actores que están al frente de las diferentes instituciones de nuestro sistema de justicia, se abre el mayor estímulo y promoción a la corrupción y la impunidad, lo que pone en riesgo cada vez más nuestra débil institucionalidad democrática.
Sin justicia no hay lugar para la democracia ni es posible garantizar nuestra condición constitucional de “Estado social y democrático de derecho” para todos en igualdad y equidad.
Si lo comparamos con un juego de ajedrez, en los crímenes de hoy los militares, policías y guardianes privados son peones y las autoridades políticas junto a los poderes fácticos son los reyes, torres, caballos y alfiles(protagonistas); casi siempre autores intelectuales y los mayores beneficiarios.
La mayoría de los policías de bajo rango que participan en hechos delictivos o de mala conducta lo hacen por su vulnerabilidad de necesidades básicas insatisfechas. Muy por el contrario los políticos y altos funcionarios lo hacen por ambiciones de lucro desmedidas; así mismos, militares y policías de rangos superiores, pero, en complicidad o subordinados a las autoridades políticas que casi siempre estimulan y promueven esos vicios.
En muchas ocasiones permiten y estimulan el crimen común para distraer u ocultar, cual chivo expiatorio los grandes actos de corrupción y crimen organizados de ellos protagonizan.
Detrás de cada negocio sucio hay una personalidad que se hace parecer honesta y trabajadora, siendo todo una falsa para cubrir su verdadero ser criminal.
Los políticos en su gran mayoría dicen estar a favor o que defienden una causa social para cubrir sus intereses de lucro y casi siempre perjudican al común. Distraen y opacan el trabajo de los verdaderos defensores de los intereses colectivos de sentir patriota.
Los comunicadores le facilitan el engaño, robando los espacios de los meritorios, traicionan, manipulan y distorsionan, usando el truqueo como cultura de sus acciones para manipular y vender como sicarios de la palabra o comunicación al mejor postor, que casi siempre es un poderoso corrupto de las esferas de poder: poderes Informales (fácticos) y/o formales (Públicos).
Mientras el gobierno y los funcionarios junto a los sectores de poder reciben el 90 % de los beneficios del fisco, con seguro de salud internacional y están cuidados hasta los dientes con los militares y policías que paga el pueblo, ese pueblo que trabaja, se sacrifica, paga impuestos, es burlado con servicios públicos que son muy malos o nunca llegan, sobresaliendo la inseguridad y la crisis de miedo que esta provoca.
El Estado dominicano urge de gobernar junto al pueblo, con el pueblo y para el pueblo; escuchar, ver y sentir el vivir del pueblo, reivindicando el poder y soberanía del pueblo como fundamento de una verdadera democracia integral, (participativa, liberal y humana).
Sufrimos una crisis por ausencia de pensamiento propositivo y ético. Pobreza de pensamiento a favor del interés colectivo con honestidad. Pobreza de sentimientos de amor a la patria.
Cuando la Constitución que debe ser sagrada e inmaculada es desechable, como lo es en República Dominicana, todo es posible.
Cuando la justicia y la política son mercancía del mismo escaparate, la única diferencia entre los tribunales y los colmados, es el precio.
Si la injusticia, la inmoralidad, la corrupción y el robo público con impunidad se institucionalizan o se hacen ley; la rebeldía y la desobediencia civil se hace obligatoria.
El autor es miembro fundador y vocero de la Asociación de Policías y Militares Dominicanos, Activos y Jubilados, APODOM, Pro Dignidad y Derechos para los veteranos.
Dios les bendiga siempre, Pueblo Dominicana. http://rescaterd.org.do/