El presidente Abinader hereda la irresponsabilidad gubernamental de décadas y el afán de lucro de grupos y empresarios que se han aprovechado de la miseria haitiana para obtener beneficios extras, al vapor. Sin importarles nada los intereses dominicanos.
Toda medida, por arbitraria que sea o que lo parezca, es ya tardía. Si bien se hace necesario reaccionar y tener en cuenta en un análisis ponderado de pros y contras, cuáles deben mantenerse, modularse o desistir de aplicarlas. Lo peor es no hacer nada y seguir con la abulia y cobardía típica de los mercaderes de la política, de los negocios e incluso de unos uniformados que han incumplido con sus deberes.
Desde décadas atrás se ha estado advirtiendo de lo que nos esperaba con el trasvase poblacional incontrolado y masivo de Haití hacia RD. Pero gobiernos corruptos, hiper pasivos y "miédicas" han mirado para otro lado y llegado a desinteresarse de la defensa de nuestras fronteras, permitiendo o tolerando que militares tan corruptos como ciertos políticos y empresarios, no ejercieran el control de las mismas. Uno de sus deberes supremos.
Lo cierto es que, haga lo que haga, el gobierno será criticado, a veces con razón y otras sin ella. Pero pienso que no atreverse a tomar decisiones es la peor decisión.
Hay que atreverse a reaccionar ante el peligro haitiano para RD. Y no vale estar siempre justificando no hacer nada porque esa es la estrategia que nos ha llevado hasta la crisis actual. El dejar hacer, dejar pasar.
Ahora bien, las medidas a tomar no se pueden quedar en medidas cosméticas. Tiene que revisarse o simplemente que el Estado rechace, denuncie y rectifique su aceptación de medidas como el Plan de acogida de Refugiados (hecho durante el gobierno de Medina).
Así como otros convenios lesivos para RD, parte de una isla compartida con otro Estado, Haití, que es fuente permanente e inagotable de problemas.
Hay acuerdos y compromisos que no se pueden cumplir salvo hundiendo la República y arrastrándonos a un desarrollo no ya del subdesarrollo, sino a una etapa más atrasada, la de expansión de la miseria. La antípoda de toda idea de avance, de "progresismo".
Siempre he promovido las mejores relaciones posibles con Haití, pero sin ceder a chantajes, intereses de terceros países y de organismos internacionales, que regulan sobre lo global, ven el conjunto, pero que jamás tendrán en cuenta la particularidad y especificidad de la RD en su contexto geográfico y político de compartir una isla con el Estado más que fallido, cuasi ya inexistente y el de población más mísera del hemisferio occidental.
Hay que denunciar ya mismo todo tratado, cláusula, disposición, que sea nociva para nuestros intereses estatales y para nuestra población. Como Estado, como nación soberana, NO se puede permitir que se vaya a fracturar, aún más, la cohesión colectiva de la RD como nación.
Eso es lo prioritario y el Gobierno tiene que ser duro como el acero en la defensa nacional, para dejar un mensaje claro, no a las bandas de delincuentes y narcos haitianas y a esos pseudo gobernantes que fingen ser quienes gobiernan, sino a la Comunidad Internacional.
La RD no debe dar ni un paso atrás para defender su integridad territorial, su población y sus valores. Somos la RD y queremos seguir siéndolo.
Diplomáticos y políticos deberían hilar fino y no dejar pasar una línea que pueda sernos lesiva en todo lo firmado anteriormente. No hay que decir Si o "Yes, Sir", a todo acuerdo si no nos conviene en algunas de sus cláusulas.
A fin de cuentas, no somos una potencia imprescindible sin cuya firma un acuerdo o tratado impida que otros lo firmen. Hagamos valer y reconocer nuestra singularidad y nuestra situación especial.
Tampoco hay que dejarse llevar de los "profesionales" internos en poner el carro delante de los bueyes. Porque se mueven no en el mundo de la política real sino de las ensoñaciones.
Su opio está en no pensar correctamente sino en estar haciendo disquisiciones, aparentemente muy radicales, que se basan en la idea metafísica de que "nada, es de nadie, todo, es de todos, el mundo es plano y la movilidad geográfica es sin barreras y ni Estados, ni autoridades, ni intereses materiales y culturales importan".
Piensan como si viviéramos en el limbo no en un mundo capitalista y se quieren "saltar" etapas en sus deseos confundiendo lo imaginado con lo existente. Es como si estuvieran extasiados con "Lucy in the Sky with Diamonds". Alucinados políticamente.
Pero la sociedad real es la que es y es con esa "materia concreta " con y en la que hay que actuar.
Ideas ingenuas como las expuestas, son sólo dignas para creerse en un seminario para "monjas bobas" (no de las inteligentes, claro está), y nunca jamás ante quienes dicen seguir una "tradición" de políticos que, por muy radicales que hayan sido, fueron también realistas y prácticos y por eso contribuyeron a cambiar a sus países, como Lenin, Stalin, Mao, Ho Chi Min o Fidel, entre otros.
Es la hora de los hornos y no se puede ver más que la luz!
Que esa luz nos permita actuar lo más unidos posible en pro del bien común de los dominicanos, que es lo que nos toca hacer aquí y ahora y es la tarea inmediata.