Hoy me topé con el retrograda comentario: “dejen su activismo, el asesinato de Jessica Rubi Mori, no tiene que ver con homofobia o LGBTI-fobia, lo mató su amante, es un crimen pasional”.  Permítanme responder a este comentario en dos partes. En un primer momento sobre  la validez del concepto “crimen pasional”. Y en un segundo momento sobre el odio generalizado y estructural que existe en el país hacia las personas transexuales y transgénero.

Sobre el primer momento

El mismo concepto de crimen pasional es anacrónico y equivocado. Y a pesar de que las sociedades más conscientes sobre las violencias de género cada día lo emplean menos, la consideración de “crimen pasional” nunca debió de existir. Se le nombra así al asesinato que ocurre entre parejas y/o personas que mantenían una relación amorosa-afectiva.   La figura del crimen pasional conceptualiza al crimen entre parejas o personas que mantienen una relación amorosa-afectiva no como un crimen contra la vida humana de alguien, es decir, como privación al derecho humano más fundamental: la vida. Sino que el mal llamado “crimen pasional” disculpa el acto de asesinar con la cuestión “emotiva – pasional” que cegó la razón del perpetrador y lo llevó a matar a su pareja sin querer. Los crímenes catalogados como pasionales son apartados de los demás  crímenes, para darle un estatus especial: la sociedad y la autoridad  se hace condescendiente y amortiguan la gravedad del crimen adjudicándole motivos propios y especiales: en primer lugar “defendiendo” al asesino porque es víctima de sus impulsivas emociones  que lo acarrearon  a matar sin intención a su pareja. Y en segundo lugar,  atenúan la gravedad  del brutal acto de asesinar.

Esta dañina idea genera una sigilosa complicidad de parte de la sociedad, de mano de una nociva connivencia de las autoridades que administran justicia.  Ya que hay una gran diferencia entre quienes matan por un reloj, un celular o un carro; a quienes matan por “amor”. En la ilógica línea del crimen pasional, el amor justifica el asesinato.  El arrebatamiento irracional, la explosión  pasional y la pérdida de los cabales de una persona que asesina por celos, lo exculpa de matar a alguien. Con esto no quiero decir bajo ninguna circunstancia que todos los crímenes son iguales. Es falso decir que todos los asesinatos son iguales y merecen ser tratados como equivalentes. Existen crímenes de odio, los cuales se fundan en ideologías y fundamentalismos racistas y discriminatorios a razón de la orientación sexual, identidad de género, religión, etnicidad etc. Y también están los feminicidios, que consisten en el asesinato de una mujer a razón de su sexo y género. Definitivamente hay crímenes que debido a la composición sociocultural  deben de ser vistos a través de los ojos de la perspectiva de género y de derechos humanos. Pero lo que sí quiero dejar claro también, es que estos crímenes no deben ser denominados “crímenes pasionales” por tres razones: primero porque invisibiliza la violencia estructural o no que pueda existir, segundo, porque oculta la presencia de las violencias de género y las violaciones a los derechos humanos en una sociedad, y tercero,  porque justifica al homicida y le quita gravedad al asesinato.

Sobre el segundo momento

Quiero empezar mencionando que en Rep. Dominicana las personas trans son ampliamente discriminadas,  estigmatizadas y hostigadas tanto por la sociedad en su conjunto, como por  autoridades del Estado. Esto, porque no existe una política pública especial dedicada para combatir la discriminación que sufren las personas trans, no existe una ley de identidad de género y la personas tras son hasta violadas sexualmente por los cuerpos castrenses. Muchas veces se ven obligadas a abandonar sus estudios debido a la discriminación y por falta de recursos económicos. El derecho al trabajo se le es negado a las personas trans en el país, muchas de ellas se ven en necesidad de ser trabajadoras sexuales, porque el hecho de ser transgénero o transexual la ponen en un estado de indefensión y aguda estigmatización tanto por empresas, gobierno y sociedad en general. Las personas trans en Rep. Dominicana  son objeto de amenazas, extorsiones y violaciones sexuales de parte de elementos de la Policía Nacional, según  el Informe de la Coalición LGBTTI (CLGBTTI) de la República Dominicana.

La diversidad de identidades de género y orientaciones sexuales  diferentes  están mal señaladas en el país,  muchos medios de comunicación sirven de voz para difundir discursos de odio que  estigmatizan a las personas LGBTI, en especial a las personas trans. Las orientaciones, identidades y expresiones de género diversas son catalogadas como enfermedades y trastornos de la personalidad, considerándolo un problema social que atenta contra la moral y las buenas costumbres, así como de salud pública.

Las personas trans sufren  violencia física, sexual y psicológica tanto de parte de sus círculos familiares como de la sociedad. El transfeminicidio (asesinato de mujeres trans) de Jessica Rubi Mori, mujer transgénero, es un ejemplo de la  marcada violencia que viven  las mujeres trans en el país. Desde el 2006 van 38 asesinatos a personas trans, y el de Jessica representa el segundo de lo va del año, según Amnistía Internacional. Y de los 38 sólo 4 perpetradores,  según la organización Trans Siempre Amigas, han sido declarados culpables desde el 2006. Cuestión que evidencia, primero,  el estado de indefensión en la cual se encuentran las personas trans, segundo la estigmatización y discriminación de la cual son víctimas y tercero, la falta de garantías de parte del Estado dominicano en su tarea de investigar, proteger y salvaguardar los derechos humanos  todas las personas trans dominicanas.

No estamos frente a cualquier asesinato, ni mucho menos a un mal denominado “crimen pasional”. La muerte de Jessica junto  a los otros 37 casos, son claros ejemplos de crímenes de odio. Primero porque parece que estas muertes no valen nada para el Estado,  porque la investigación y la justicia siguen siendo asignaturas pendientes de aprobar, y segundo,  porque estas muertes representan la concretización del odio y el hondo deseo de castigar la diversidad, las identidades y los cuerpos que deciden vivir y ser diferentes a la lógica binaria y heteronormativa tradicional que impera en la sociedad dominicana.

La violencias, la discriminación estructural y  la segregación en la familia, el trabajo (generalmente la calle) y en sociedad, son crudas realidades que viven las mujeres trans debido a un Estado que no protege ni garantiza los derechos humanos de esta población, así como su derecho a tener y expresar la identidad de género que desean.  La discriminación por orientación sexual e identidad de género es el pan duro y dañado de cada día en el país, tanto por grupos religiosos, sociedad como por el Estado. Esperemos y exijamos que en algún momento el Estado proteja y garantice lo que por responsabilidad le corresponde.

 

Referencias:

CIDH. (2015). Informe Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América. Washington, D.C. Recuperado en: http://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/ViolenciaPersonasLGBTI.pdf

(s.f). Informe de la Coalición LGBTTI (CLGBTTI) de la República Dominicana. Sto. Dgo. Rep. Dominicana. Recuperado en: file:///C:/Users/Invitado/Downloads/JS5_UPR18_DOM_S_Main%20(2).pdf

AI. (2017). República Dominicana: Horroroso asesinato de mujer transgénero pone de relieve la necesidad de protección frente a la discriminación. Recuperado en: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2017/06/dominican-republic-horrifying-killing-of-transgender-woman-highlights-need-for-protection-against-discrimination/?utm_source=facebook&utm_medium=article&utm_term&utm_campaign=social