Resulta innegable la preocupación y actitud diligente de nuestras autoridades frente a la necesidad de vacunación de los dominicanos para lograr la inmunidad de rebaño frente a la pandemia, al punto de haber contratado y pagado por adelantado, hace meses, 20 millones de dosis de dos importantes farmacéuticas, cuyas vacunas han mostrado efectividad cercana al 100%.
No obstante lo anterior, no ha llegado ni una sola dosis a RD, con la agravante de que no existe una fecha cierta o puntual para que esto ocurra, al menos de cara a las vacunas de Pfizer y AstraZeneca, ya que, en torno a su distribución y acaparamiento, existe una batalla entre los países ricos que coloca a los países pobres, carentes de poder de presión, y, por tanto, de derecho a la impaciencia, en una larga e incierta lista de espera en lo que al arribo de las dosis se refiere.
En pocas palabras, para entender este lamentable fenómeno basta con comparar la cantidad de dinero público invertido por Estados Unidos y Europa en las señaladas farmacéuticas, las cuales no suelen destacar por su altruismo, versus la cantidad de dinero público en ellas invertido por los países de África y América Latina.
Muy sencillo, como pasa con las personas, de cara a los países, también, hay ricos y pobres, y como siempre los ricos son los primeros en resolver y atender urgencias y necesidades, a todas luces, de todos o colectivas, por lo que cuando los países ricos alcancen cierto nivel de vacunación para ellos equiparable con una relativa ¨vuelta a la normalidad¨, entonces las mencionadas farmacéuticas comenzarán a atender la lista de espera de los países menos favorecidos, tal cual el caso de RD.
Obviamente, esta situación sobre pasa por mucho a nuestro país y a la buena intención de su gobierno, y si, tal cual ha dicho nuestra Primera Dama, Raquel Peña, a los medios de comunicación, las vacunas no han llegado porque están siendo acaparadas por los países ricos.
De su parte, nuestro Presidente, Luís Abinader, con la destreza política que lo caracteriza, ha dicho a los medios de comunicación que las vacunas llegarán en cualquier momento, lo que, particularmente, no creo que suceda con las de Pfizer y AstraZeneca.
Así las cosas, tal cual muchos dominicanos, por más que quieran, no podrán acceder al carro de sus sueños, ya sea americano o europeo, y, por tanto, recurren al Hyundai Sonata o al KIA K5; la República Dominicana, al menos por el momento, tendrá que conformarse con la llegada de las dosis de la vacuna, china reciente y diligentemente adquiridas por el gobierno, la cual no cuenta con la aprobación de los organismos correspondientes de Estados Unidos y Europa, y ha sido objeto de grandes críticas por tales países ricos.