Las autoridades dominicanas, en cumplimiento con la Convención Internacional de Armas Químicas (el país es signatario), tiene un estricto protocolo para el manejo de sustancias o productos químicos que eventualmente pueden tener un uso dual, es decir, para usos pacíficos e inocuos o para provocar daños a los seres vivos y, por supuesto, al hombre.
El director de la Iniciativa Aduanas Verdes de la DGA, ingeniero Juan Lorenzo Castillo, explicó que el tema sobre la importación o manejo de productos químicos, en puertos y aeropuertos, es de suma complejidad y delicadeza.
Castillo fue anfitrión y uno de los expositores con un tema sobre la Convención Sobre Las Armas Químicas (CAQ), del “Taller Regional Iniciativa Aduanas Verdes en Centroamérica: Promoviendo la Capacidad de las Aduanas en el Comercio Internacional de Mercancías Ambientalmente Sensibles”, como parte de los temas del foro regional, realizado en el Centro de Capacitación Profesor Juan Bosch de la DGA, con la partición de especialistas de las Naciones Unidas.
La complejidad comienza, según Castillo, en que los químicos que tienen un uso dual (doble), que se pueden importar tanto para la industria con fines pacifistas como la agricultura, pero también se puede destinar como arma de destrucción masiva.
Por ejemplo, la energía atómica (extraída del uranio) lo usan las naciones desarrolladas como Japón, China, Alemania, Francia, Estados Unidos e Inglaterra, para la producción de energía eléctrica, con intenciones productivas, pero también pueden utilizarse, en la fabricación de armas de destrucción masiva, como la bomba atómica y misiles con cabezas nucleares.
Se analizaron, como ejemplos nocivos de estos productos, el lanzamiento de la bomba atómica por la armada de Estados Unidos, sobre el Japón, con la destrucción de las ciudades Hiroshima y Nagasaki, con decenas de miles de muertos, durante la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Las armas químicas tienen la funesta particularidad que son de destrucción masiva, dañando a hombres, mujeres y niños, víctimas inocentes de la guerra, incluso por varias generaciones.
Resaltan que en esta industria armamentista hay naciones que cuentan con científicos dedicados a fabricar armas químicas prohibidas por las convenciones internacionales.
Citaron casos en que naciones han atacado a otras que consideran enemigas, con el supuesto argumento de combatir terroristas, y gobiernos que en medio de una conflagración diezman comunidades completas con armas químicas de destrucción masiva.
Por lo señalado anteriormente, el ingeniero Castillo explica que en lo relativo al manejo, la importación, comercialización de productos químicos entra en el reglón de seguridad nacional. Por cuanto para garantizar un control estricto al territorio dominicano intervienen de forma mancomunada, la iniciativa Aduanas Verdes de la DGA, los ministerios de Fuerzas Armadas, Medio Ambiente y Salud Pública, entre otros.
Expresó que las empresas que se dedican a la comercialización de sustancias químicas, necesitan, “de forma bien estricta, un permiso y una licencia oficial”. Lo primero que deben obtener los exportadores e importadores es la licencia que los acredita o certifica como una empresa que dará un manejo seguro, responsable a estos materiales.
Para recibir la licencia la empresa debe demostrar que tiene el personal capacitado, ambiente adecuado, los equipos y logística para el manejo de químicos. Y que bajo ningún concepto pondrá en peligro la vida de personas.
Juan Lorenzo Castillo, al frente del personal de Aduanas Verdes, es el encargado del entrenamiento de los aforadores de la DGA en el manejo en puertos y aeropuertos, en carga y descargas de desechos peligrosos; tráfico de sustancias prohibidas, armas de destrucción masivas, explotación y contrabando de flora y fauna en peligro de extinción, entre otros.
Castillo señaló que Aduanas Verdes se fundamenta en dos pilares: la capacitación en la defensa del Medio Ambiente, legislación relativa a la protección del ecosistema (los convenios internacionales); y la relación interinstitucional, es decir, coordina la relación de la DGA con las demás dependencias del Estado. Esto es en temas como las armas químicas.
Uno de los entrenamientos al personal de Aduanas consiste en que aprendan a leer las etiquetas, símbolos, números, código para distinguir cuando una sustancia es tóxica, un veneno peligroso. También para ver si se permite la entrada al país de tal o cual mercancías.
“La primera condición es que el aforador no ponga, primero, su vida en peligro cuando va a revisar un contenedor de material o algún producto que requiere un cuidado especial…”, dijo Castillo.
Salud y educación
En su intervención en el foro, la médica experta en salud ambiental de la Universidad de Panamá, María Inés Esquivel, sugiere que los defensores del Medio Ambiente deben permanentemente capacitarse en el manejo de químicos, comercio y tráfico de sustancias controladas, prevención de la contaminación.
Recomendó la realización de cursos en línea (en la Internet), diplomados y maestrías, relacionadas con el tema y añade que los químicos intervienen desde la producción de los alimentos para niños hasta cualquier tipo de detergente para la limpieza del hogar.
María Inés Esquivel pertenece al Centro Regional del Convenio de Estocolmo.
La historia
Se debatió un informe de Naciones Unidas sobre el uso moderno de armas químicas, que comenzó con la Primera Guerra Mundial, cuando ambos bandos del conflicto utilizaron gas venenoso para provocar un sufrimiento atroz y considerable número de bajas en el campo de batalla.
Estas armas, conocidas como sustancias químicas comerciales introducidas en municiones habituales, como granadas y proyectiles de artillería. Entre las sustancias químicas empleadas se encontraban el cloro, el fosgeno (un agente sofocante) y el gas mostaza (que provoca dolorosas quemaduras en la piel).
Los resultados fueron indiscriminados y a menudo devastadores. Se produjeron casi 100.000 muertes. Desde la Primera Guerra Mundial, las armas químicas han causado más de 1 millón de muertes en todo el mundo. Como resultado de la indignación pública, en 1925 se firmó el Protocolo de Ginebra que prohibió el uso de armas químicas en la guerra. Si bien fue un gran paso, el Protocolo presentaba una serie de lagunas significativas, tales como la falta de prohibición del desarrollo, la producción o el almacenamiento de armas químicas.
Otro aspecto problemático es que muchos Estados que ratificaron el Protocolo se reservaron el derecho de usar armas prohibidas contra Estados que no eran partes del Protocolo o como represalia en caso de que se utilizaran armas químicas contra ellos. Durante la Segunda Guerra Mundial se usaron gases venenosos en campos de concentración Nazis y en Asia, aunque no se emplearon armas químicas en los campos de batalla de Europa.
Durante el período de la Guerra Fría, se observó un significativo desarrollo, fabricación y almacenamiento de armas químicas. En las décadas de 1970 y de 1980, se calcula que unos 25 Estados estaban desarrollando capacidades relativas a armas químicas. No obstante, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, según informes, se han utilizado armas químicas solo en pocos casos, principalmente en Iraq en la década de 1980 contra la República Islámica del Irán.
Flechas envenenadas
En representación de las Fuerzas Armadas participó el ingeniero químico teniente coronel Pedro Regalado, quien explicó que al tratarse de un asunto de seguridad nacional, los mandos militares establecieron un estricto protocolo para el manejo del asunto. Afirmó que las Fuerzas Armadas tienen unidades bien formada y capacitadas para ejecutar los protocolos de seguridad de armas químicas.
Hizo un recuento de lo que son las armas químicas desde los tiempos antiguos hasta la actualidad. Se inició con el uso de flechas envenenadas y pozos contaminados para matar a miembro de un ejército o una población determinada.
Regalado sostiene que 1000 años antes de cristo los chinos usaban el humo arsénico y en la Guerra del Pelopenoso el azufre, humos tóxicos.
Al igual que en la Edad Media las fuerzas mongolas de Genghis Khan tiraron brasas y azufre a las ciudades que asediaron.
Relató que más reciente Japón usó armas químicas, entre ellas gas mostaza, lewisita, fosgeno, cianuro y otros a gran escala durante su guerra con China. Batalla de Wuhan de agosto a octubre de 1938, cuando Japón usó gas tóxico en 375 ocasiones diferentes.
Recordó que Estados Unidos usó grandes cantidades de armas químicas en Vietnam que afectaron no solo a personas, sino que causaron severos daños ecológicos. Una de las sustancias más tristemente conocidas es el agente naranja (2,3,7,8-tetraclorodibenzo-p-dioxina.
“Se dice que tres millones de vietnamitas afectados y una epidemia de enfermedades congénitas en el país”, dice el militar experto.
Igualmente, explicó que la misión de la Convención sobre las Armas Químicas es asegurar la destrucción de estas armas y evitar cualquier forma de su desarrollo o proliferación en el futuro. Para alcanzar estos objetivos, recibe de los estados parte información sobre la aplicación de la Convención y realiza las actividades de verificación establecidas en la misma.
Consta de tres órganos: la Conferencia de Estados Parte, el Consejo Ejecutivo y la Secretaría Técnica. Además cuenta con varios órganos consultivos especializados, como la Comisión de Confidencialidad y el Comité Consultivo Científico-Técnico.