RAYÉ

Este rayé no tiene relación alguna con el verbo rayar en cuanto este se refiere a tirar o hacer rayas. Este rayé es dominicano, mantiene en el idioma de los dominicanos una significación diferente del español común.  El Diccionario del español dominicano (2013:588) lo marca como adjetivo, “Referido a persona o cosa, auténtica, legítima”.

En esta sección se abogará por algunas diferencias con respecto a la acepción, a la marcación gramatical de esta voz. Además, se sugerirá el probable origen de la voz dominicana.

Desde el año 1947 en que Patín Maceo escribió que rayé es adjetivo y asentó la acepción, “neto, puro”, algunos lexicógrafos han repetido esta acepción sin enmienda alguna. El maestro Patín Maceo no estaba equivocado al escribir eso; lo que ha faltado es que se actualice la voz en cuanto a sus significados; solo el Diccionario del español dominicano (2013) lo hizo. A través del tiempo se ha observado que el uso de la voz rayé ha añadido nuevos matices o ha variado, y, que hay que agregar nuevas acepciones.

Este tipo de discrepancia que se menciona aquí es algo normal en el ámbito de la lexicografía. No hay que percibirlo como algo excepcional, como algo desafortunado. Esta clase de disensión es algo que puede observarse en las redacciones si se comparan las acepciones en los diferentes diccionarios de la lengua común.

El valor que le reconoce el redactor de estas apuntaciones a la voz rayé en el español dominicano tiene mucho que ver con el carácter de la persona a quien se le aplica o la que se nombra con esta voz.

Durante los últimos cincuenta años el autor de estos comentarios ha captado del uso propio y ajeno que rayé corresponde a “resuelto, decidido, determinado, firme”. Además, no recuerda ejemplo alguno del uso en que este adjetivo, nombre, se aplique a cosas u objetos.

Antes de revisar recientemente lo que Patín Maceo escribió acerca de esta voz, el autor de estas reflexiones había pensado que esa voz podía derivar del francés enragé, tal y como lo sugiere el maestro Patín Maceo.

No hay que mostrar sorpresa ante la posibilidad de que el rayé dominicano derive del francés mentado.  Esto es posible si se tiene en cuenta que los hispanohablantes tienen dificultad para pronunciar las letras /g/ y /j/ del francés, porque no existe en lengua española un sonido parecido al de esas letras ante algunos sonidos vocales como lo hay en catalán o lo hubo en provenzal.

La dificultad para producir el sonido antes mencionado hace que muchos de los hispanohablantes lo hagan con un sonido semejante al de la ye, o, i griega. De ahí que la Real Academia con respecto a algunas voces extranjeras que comienzan con este sonido para adaptarlo al español haya recurrido a representarlo por esa letra /y/.

Ahora bien, en el español actual el verbo rayar en el registro coloquial tiene una acepción que podría aplicarse a la persona rayé, es “trastornar, volver loco” que puede usarse en tanto verbo pronominal. Esto así porque el individuo rayé puede observar una conducta temeraria, arriesgada, imprudente en defensa o en pro de sus ideas o creencias.

Antes de terminar hay que aclarar que no se han criticado las acepciones anteriores a las que se proponen; solo se pide que se consideren las que se proponen en esta sección.

CHANCELIER

“. . . el antiguo  CHANCELIER. . .”

La función, el cargo de chancelier ha variado mucho a través del tiempo. También los poderes del funcionario han sido diferentes en los países en los que ha habido alguien que desempeñe las responsabilidades de este funcionario de alta jerarquía.

Chancelier es una palabra francesa. En español existe una posición con un nombre parecido al francés, se trata de chanciller que era quien tenía la custodia del sello real con el que se autorizaban los privilegios y se sellaban las cartas reales.

En algunos países se les ha llamado chancelier a algunos funcionarios del gobierno que desempeñan funciones de Primer Ministro. En otras ocasiones la palabra francesa se reserva para designar a una persona que ejerce o tiene mayor influencia en las decisiones gubernamentales.

En español existe el cargo de canciller que en algunos países es el Presidente del Gobierno. En otros países corresponde la designación al ministro de Asuntos Exteriores u otra denominación parecida que comprende las relaciones exteriores de un Estado.

CONTINENTALIZAR

“El primer paso fue corregir/CONTINENTALIZAR el archipiélago de estructuras. . .”

Mediante la lectura de la frase que se copió más arriba puede deducirse la intención del redactor de esta. La barra inclinada entre los dos verbos puede influir en el ánimo del lector y hacerle perder el sentido del verbo inventado.

El verbo que ha inventado el articulista es el verbo continentalizar, que opuesto al sustantivo masculino archipiélago que va seguido “de estructuras” aclara la idea subyacente en la frase.

Para entender el todo hay que pensar en que un archipiélago es un “conjunto de islas”. Al referirse a las estructuras estas forman parte de un todo. Cohesionar estas estructuras (instituciones), es parte de la corrección que se propone al hacer de ellas, las estructuras, un continente. Al final debe entenderse que continentalizar es hacer de eso, lo que sea, un continente, algo sólido, coherente.

Pero antes de cerrar con esta aseveración uno puede preguntarse si este verbo desea significar que algo está contenido, detenido, comprendido en una sola institución que la comprenda, que la englobe. Con este tipo de forma de discurrir es posible mostrar los riesgos que conllevan las creaciones de voces.

Si bien es cierto que fue posible hallar el sentido del verbo inventado; no es menos cierto también que este tipo de tarea añade una carga extra en el lector. Lo más sano es evitar que el lector tenga que hacer más esfuerzo para comprender el mensaje que se le propone.

LATROCINIO – *LADRONISMO

“. . . que le cuadra al que ejecuta el LADRONISMO como algo normal. . .”

No cabe duda de que este ladronismo deriva de ladrón. Está formado sobre la persona que ejecuta la acción de robar, el ladrón.

Todo anda muy bien hasta que el lector piensa que existe una palabra muy antigua en el español castizo que es latrocinio. La palabra que se recuerda tiene su origen en el latín latrocinium.

Algunos escribientes pueden pensar que este término propuesto es muy refinado para el promedio de lectores y que el ladronismo que proponen es más pedestre y se entiende mejor y de manera más fácil.

Por medio de estos escritos se ha abogado con frecuencia que se mantenga un español llano que permita que el mensaje trascienda; pero eso no significa que se piense que palabras de solera del castellano no puedan ser comprendidas por el lector promedio.

Aunque parezca extraño, la palabra ladrón procede del griego latría con el sentido de sirviente pagado. Así el ladrón derivó del latín latro que fue “guardaespaldas, mercenario”. En el latín clásico apareció la acepción de “forajido”.

El latrocinio es la acción propia o costumbre de quien roba o defrauda. La Real Academia entiende que es acción de quien “defrauda gravemente”.

La lengua española cuenta con muchos vocablos equivalentes de robo, que revisten caracteres más específicos en cada caso y se ajustan mejor al tipo de hurto; pueden mencionarse desfalco, malversación, peculado, estafa.

Si ninguna de las palabras anteriores satisface de expresión de quien redacta, puede recurrir a ladronicio que es del mismo origen de la propuesta en el título.