Hace unos días leí un artículo en el periódico El País Cultura (edición digital) sobre la convocatoria del Festival Internacional del Teatro Clásico de Almagro a un concurso de rap que tiene como único requisito la utilización de cualquiera de las obras de Miguel de Cervantes, autor de la reconocida novela Don Quijote de la Mancha.
El movimiento artístico multidisciplinario denominado hip hop nació a mediados de los años sesenta en el sur del Bronx neoyorkino; mas tarde, a finales de esa misma década, surgieron otras manifestaciones artísticas como el graffiti, el breakdancing y el rap.
El surgimiento del rap como género musical fue el resultado de la necesidad de los jóvenes afroamericanos para socializar en un mundo que los excluía y los discriminaba, al mismo tiempo que manifestaban en sus letras su inconformidad con el sistema a que estaban sometidos. La imposibilidad de acceder a los clubes y discotecas (destinados solamente para blancos) los llevó a realizar sus fiestas callejeras de manera clandestina y de esa manera disfrutaban de su música en el ambiente del barrio.
El rap, en sus orígenes, arrastraba una fuerte influencia del soul,(cantado en las iglesias), de la música jamaiquina y del blues, además era acompañado por mensajes de contenido social improvisados y dichos de una manera rítmica que lo convirtió en un baile con una cadencia especial y propia de ese género.
A mediados de los años ochenta, debido al auge de esa forma musical,
la industria del disco decidió comercializar el rap vernáculo y, por consecuencia, sacarlo del barrio, de la cuadra. El éxito obtenido por esas disqueras dio pie a la proliferación de grupos musicales con muy baja calidad tanto en la música como en las letras, ya que para muchos lo importante era la fama y el dinero sacrificando así el carácter y la naturaleza de esa cultura.
Muchas personas pensaron que el rap comercial no era más que una moda de la cultura underground, la que desaparecería con el tiempo ya que formaba parte de un estilo de vida de esos grupos sociales. El estereotipo del rapero con su cuerpo lleno de tatuajes, con la gorra de lado, repitiendo frases sin sentido, vulgares y de mal gusto no desvaneció la intención de los más serios.
Otros consideraron que el rap podía seguir teniendo la esencia y la calidad que tenía en sus orígenes cuando aún no había salido del gueto y se embarcaron en proyectos teatrales y musicales de alta calidad que comenzaron a llegar a principios de los noventa a países de habla hispana, tanto en Europa como en Latinoamérica, lo que ha sido categorizado como rap latino o rap en español.
Esta internacionalización del rap también ha penetrado en instituciones diversas y no solo está siendo utilizado como método de alfabetización, sino también como forma de expresión crítica ante situaciones de injusticias y violación de derechos. La utilización de la poesía y la rima mantiene el ritmo que le da musicalidad a la historia contada, a la protesta planteada, a la denuncia, a la indignación, los cuales son temas que nos representan a todos de una forma u otra, pero especialmente representan a la juventud.
En el año 2005 la Biblioteca Nacional de España, junto a otras instituciones importantes, organizaron una serie de conciertos para llevar la obra más importante de la modernidad, Don Quijote de la Mancha, a la cultura urbana a través del rap. Proyectos como este también se han reproducido en otros países como México y Chile, utilizando obras de escritores reconocidos.
Otra muestra de la importancia que está teniendo el rap para comunicar a los más jóvenes y para demostrar a los no tan jóvenes que a través de esta disciplina se aporta a la cultura, es que en febrero pasado Lyn Manuel Miranda, director de teatro portorriqueño quien alcanzó la fama con la obra musical In the Hights, estrenó en Broadway la obra “Hamilton”. En esta obra Miranda utiliza el rap como vínculo para contar en versos la vida, el carácter y el pensamiento de Alexander Hamilton, uno de los más influyentes padres fundadores de Estados Unidos, quien, habiendo nacido en la isla de St Croix y siendo abandonado en un orfanato, tuvo su propia experiencia del gueto para años después llegar a ser una de las figuras más decisivas en el nacimiento de la nación americana.
Con la convocatoria que hizo el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, en España, se toma en cuenta de nuevo la relevancia que tiene esta forma musical que hace más de cincuenta años estuvo relegada a un espacio marginado y a grupos excluidos pero resistentes, y que hoy, no obstante los malos exponentes de la misma, se ha ganado un espacio legítimo como herramienta de educación. Rapeando a Cervantes se contribuye a la cultura.