"Cincuenta años despues yo sigo siendo aquel, le dijo a Dr. Jekyll Mr. Hyde." Joaquín Sabina.
Lo he escrito antes, somos los avergonzados miembros de una generación que iba de incendiaria por la vida y ha terminado de bombero haciendo lo que se puede, tolerando lo que se debe, justificando y comprendiendo. Enredado en la política condenada ya a ser el arte de lo posible "sin intentar lo imposible.
Así, poco a poco, la realidad nos va quemando, como un árbol seco ante la imprudencia de un caminante y su cigarro a medias. Que aquí no tenemos más leña que la que arde, amor, ni más bueyes que los que aran, y en ese barco cabemos casi todos, usted, yo y todos los colores partidarios y sus banderas.
Nuestra partidocracia está en crisis porque algunas de sus buenas gentes quieren hacerla avanzar, olvidando que ella no es más que la expresión de lo que somos ya: un pueblo bullanguero y machista-trujillista donde ser "padredefamilia" es un oficio y ser honesto un desprestigio.
El error, quizás, han sido las canciones de Silvio, los amores de posguerra y las lecturas mal llevadas de Umbral, que Sabater con apagones no pega; que si bien somos culpables por no haber sido capaces de enamorar la gloria, ay, lo somos aún más por no haber alcanzado la utopía de seguir siendo el ejército de locos, honestos, desinteresados y con vocación de servicio que éramos cuando la UASD, el Feflas, o cuando las campañas heroicas y románticas del 1978 o la de 1990. A veces recordar no es vivir, sino morir un poco.
Ahora sólo queda Dialogar con mayúscula, trabajar y predicar con el ejemplo. Y si no, ahí está el mar o las memorias de Angelita Trujillo. ¿Qué se yo?
Tal que entramos al final de mayo. Cincuenta años han pasado y "parece que fue ayer"… sin Manzanero. Ajusticiamos al Jefe para luego, traidores, homenajear su legado con los hechos, desde los partidos, la familia y los gobiernos.
Ajusticiamos al tirano para construir una democracia, y ya ven, -salvo los logros de SENASA-, lo único que hemos logrado ha sido democratizar con eficiencia de bombero el latrocinio, la extorsión y el robo.
Ahora si somos pobres y estamos jodidos. Ahora, Trujillo somos todos.
Estamos presos, y no de tus barrotes, carcelero, sino de la desconfianza y el del miedo.
Por todo esto, el 30 mayo nos sorprende con un pueblo añorando una dictadura que no conoció. Si no me creen, hagan un sondeo en su medio social y sabrán qué tan trujillista es ya este pueblo, cuál es la magnitud de su frustración por el comportamiento de quienes debieron negar a Rafael Leónidas Balaguer Ricardo con el ejemplo, -desde la familia, la iglesia, el gobierno o la empresa,- y lo que han hecho ha sido alzarlo hasta los altares nostálgico de la memoria del sufrido pueblo dominicano…. Y así seguimos, -irresponsables y bullangueros-, "recogiendo limosnas" y bailando vencidos una "salve en San Cristóbal."