Rafael González Álvarez y la Dra. Nancy Álvarez

A principios del pasado mes de noviembre una desgracia tuvo gran difusión a través de los diferentes medios de comunicación y redes sociales. Nos referimos a la violenta muerte de Guillermo Silvestre Moncada Aybar. Sin duda, la desproporcionalidad entre el evento que ocasionó la disputa y el resultado (diez impactos de bala) favoreció la cobertura mediática.  Lo desmedido de la acción produjo un gran ruido mediático y mucha indignación en la sociedad civil.

La muerte es el punto final de una historia. La historia de una muerte, más allá de su aspecto trágico, narra también nuestro fin, la historia después de la historia. Ese quiebre en el orden nos muestra cómo podrían ser las cosas. La muerte podría no ser el descanso eterno que nos gusta pensar que es.

Rafael Emilio González Álvarez y sus allegados argumentan diez tiros en defensa propia, y es su derecho defenderse. También merecen ser escuchados.

Casos como éste, envueltos en el sensacionalismo mediático, alimentan y se alimentan de la imaginación de la gente. Nunca tardan en llegar las hipótesis psicopatológicas sobre el agresor. Se gira en torno de psicopatía y psicosis. Es en este contexto que surge una polémica que nos gustaría discutir.

La  intervención de la Dra. Nancy Álvarez, prima del Sr. González además de psicóloga notable, en el programa "El gobierno de la mañana", donde acompañaba en señal de apoyo a sus familiares, fueron objeto de polémica. Ello dio lugar a una caldeada discusión en diferentes redes sociales, como Twitter y Facebook. No nos interesa tratar los excesos de esta discusión, pero sí discutir los argumentos de la Dra. Álvarez en tanto que especialista de la conducta.

Antes de avanzar, me parecería provechoso aclarar dos términos que con frecuencia se utilizan con cierta confusión en estos contextos. La psicopatía se caracteriza por la ausencia de remordimiento o culpa, en tanto que sentimiento socializador, y por la disminución del otro a una posición utilitaria. La empatía está ausente. La psicosis, por su parte, se diferencia de otros trastornos por la ruptura con la realidad (alucinaciones, delirio).

La psicóloga intentó por todos los medios quitarle de encima el título de "enfermo" al señor González. Uno de los más repetidos argumentos de la psicóloga es que se trata de un ciudadano sin fichas policiales. El problema de ello, como argumento, no es que en nuestro país tener o no tener fichas no quiera decir gran cosa, sino que ello en ningún caso es prueba de sanidad mental. Basta referirse al ya clásico caso de las hermanas Papin, a principios de los años 30, cuyo comportamiento había sido poco inusual hasta que una noche de corte eléctrico cometieron un crimen atroz. Pocos días después, un delirio se había instalado en una de ellas. Los motivos del crimen paranoico en periodos de descompensación han sido ampliamente estudiados. Hace siglos que se conocen las bouffées délirantes transitorias.

Que Rafael González Álvarez llorara o no, prueba poca cosa sin un contexto. La capacidad de llorar, la labilidad emocional en ciertos trastornos como los Estados Límites no les impide suponer cierta peligrosidad debido a su volatilidad emocional.

En cuanto a la desproporcionalidad de la reacción, la Dra. Álvarez arguye que en estados de peligro el ser humano es lo mismo que un animal. Eso es ciencia, dice. Me parece que es una salida rápida. Me parece que es no preguntarse qué sucedió o, mejor, que dejó de suceder entre el primer y el décimo disparo.

Por último, me gustaría comentar, con fines de aclaración la afirmación que hace la psicóloga sobre su formación en Programación Neuro-lingüística (PNL). Asegurar que "Nadie me puede mentir cuando le estoy mirando a los ojos" es faltarle al rigor. Para quienes no han oído hablar de la PNL, consiste en un enfoque de la psicoterapia que busca asociar ciertos gestos a ciertas conexiones neuronales. Fue desarrollado por psicólogos a través del estudio de la obra de  grandes terapeutas. Un ejemplo, sin duda simplista, pero ilustrador, es la tendencia a dirigir la mirada hacia un punto "X" cuando se utiliza la imaginación.

La PNL está lejos de ser el método infalible que pretende la Doctora, no carece de críticas por parte de los neurocientíficos.  Además, su posición de prima la priva de la distancia necesaria para una evaluación psicológica ideal.

La cobertura mediática tiende a dificultar la evaluación. Un trabajo fino supone más que una entrevista, por más que su prima pretenda ser dueña de la objetividad, o haya estudiado durante toda una hora su movimiento ocular…