El PLD ha seguido el camino de Peña Gómez y el PRD de resolver las diferencias internas a través de los cargos electivos o partidarios, si bien no repartiéndolos, sí manteniendo a los actuales incumbentes, olvidando el resultado negativo alcanzado con la experiencia perredeista, ya que estas soluciones solo postergan la crisis, que en este caso seguirá por lo bajo con su candelita, sobre todo ante el hecho de que la relación entre Leonel y Danilo parece haberse hecho “añicos”.
No cabe duda de que este importante round lo ha ganado el presidente Medina, quien no solo obtendrá la candidatura presidencial por su partido, sino que ha dejado claro que desde hace algún tiempo es él quien controla los organismos de su partido y si logra prolongarse en la presidencia de la República por cuatro años más, terminará de consolidar este control.
El primer punto del acuerdo es el gran triunfo de Danilo pues permitirá su repostulación, pero además es un derrota doble para Leonel, quien no solo pierde la posibilidad de alcanzar la candidatura presidencial por su partido, sino que renunció a ser “guardián” de la Constitución, posición que se había auto asignado apenas tres días antes, y por el contrario pactó no solo su modificación sino su violación.
Mucha gente señala el punto 2 del acuerdo como una victoria de Leonel, al acordar que el Comité Político (CP) respalde iniciar “oportunamente” lo que sería una segunda modificación a la Constitución para aumentar la mayoría calificada que se requiere para su modificación, incluyendo el porcentaje de participación en el referendo aprobatorio. Se pretendió que ambas reformas, la de la reelección y ésta, fueran realizadas a través de un solo procedimiento, pero la gente de Danilo descubrió rápidamente dónde estaba la trampa, pues de haberse hecho así no cabría duda alguna de que se necesitaría un referendo, pues la forma de modificar la Constitución lo requiere sin posibilidad de interpretación.
Se habla de compromisos verbales de iniciar esta segunda reforma dos meses después de concluida la que permita la reelección, lo que sería una barbaridad, pues obligaría a la JCE a organizar un referendo para finales de año, a pocos meses de unas elecciones muy complejas. Es probable que la modificación, si se realiza, se lleve a cabo, en un tiempo que permita a la JCE celebrar el referendo simultáneamente con las elecciones de mayo próximo, sencillamente agregando una boleta con un sí y un no. Recordemos la disposición constitucional que señala que el referendo debe celebrarse dentro de los sesenta días a su recepción formal.
De todas formas, esta segunda modificación constitucional debería limitarse solamente a la mayoría necesaria para modificar el tema de la reelección, pues si abarca cualquier modificación constitucional estaríamos cometiendo la barbaridad de petrificar la Constitución más conservadora que nos hemos dado en los últimos tiempos, además de perpetuar el entramado constitucional que ha ayudado al control de las Altas Cortes.
Con respecto al tercer punto, el de “reservar” las posiciones que ocupan los legisladores actuales, sin explicar cómo serían asignadas las candidaturas, se interpreta, partiendo del contexto en que se produjo el acuerdo, que es para garantizar las candidaturas a los actuales incumbentes, en lo que se ha denominado “reelección por reelección”.
También se piensa que este punto es una concesión a Leonel por el supuesto control congresual que se le atribuía, pero ocurre que ahora ese supuesto control ha quedado seriamente en dudas. No se trata solo de contar los legisladores que cambiaron de lado mientras transcurría la lucha abierta, sino aquellos que estaban ya listos para hacer lo propio si no hubiese habido acuerdo. Por lo tanto, no creo que este punto sea necesariamente favorable a Leonel, pero si es perjudicial para el partido y para la institucionalidad democrática pues cercena el derecho de los peledeistas a aspirar a estas candidaturas, impide el desarrollo de nuevo liderazgo, y demuestra que la misma fragilidad institucional que tenemos en el país, existe a lo interno de todos nuestros partidos.
El punto 4 tiene que ver con el control de las cámaras legislativas, y se decidió continuar con el equilibrio existente en la actualidad, en la que ambos líderes se reparten la presidencia de las cámaras y las demás posiciones de los bufetes directivos.
El punto 5 es igual al 3 pero con respecto a otorgar las candidaturas a los incumbentes de alcaldías y distrito municipales, con la diferencia en relación con los legisladores, que no se favorecerá a quienes no estén bien posicionados electoralmente. Este elemento, completamente lógico, no se utilizó para los legisladores posiblemente para evitar que personajes como Félix Bautista se sintieran amenazados. En otras palabras, el partido tiene que seguir garantizando impunidad parlamentaria a los seguidores de Leonel que se refugiaron en el Congreso Nacional.
El punto 6 se une a los puntos 3, 4 y 5 en el esfuerzo por solucionar la crisis repartiendo posiciones, públicas o en el partido. Congelar los órganos del partido hasta el último trimestre del 2020 no es defendible desde un punto de vista institucional, al margen de que se alegue que el único compromiso fue el de “impulsar” una decisión partidaria en ese sentido, pues sabemos que esa será la decisión que se impondrá, sacrificando sobre todo al liderazgo joven del partido. Pregúntenle a José Laluz, por ejemplo.
El punto 7, sobre que las decisiones en el CP solo se adopten por consenso o con las tres cuartas partes de los votos, es una confesión de la debilidad de Leonel a lo interno, que solo le servirá si se porta bien, pues en caso contrario serán los estatutos del partido los que primarán sobre cuál es la mayoría necesaria para adoptar decisiones.
El punto 8, que señala que las vacantes en el Comité Político se repartirán entre los seguidores de Danilo y Leonel, oficializa la división dentro del partido: existen dos bandos. Esta es una victoria pírrica de Leonel pues se comenta que ya Danilo tiene una mayoría, aunque estrecha, en el Comité Central, que seguirá agrandando no llenando vacantes sino atrayendo a simpatizantes de Leonel, que desde ya miran en el horizonte que faltan cinco largos años para que Leonel pueda ser opción de poder y aún entonces se ciernen serias dudas al respecto, mientras Danilo marcha a una reelección con buenas probabilidades de acuerdo con las encuestas.
Los puntos 9, 10 y 11 procuran reencauzar la campaña electoral del partido de cara a las próximas elecciones con la escogencia de los miembros de la Comisión Organizadora que escogerá las candidaturas congresuales y municipales, ratificar los acuerdos con los partidos que integran el bloque progresista y sobre todo, el punto más relevante, el 11, otorgarle poder a Danilo para alcanzar pactos de alianzas con otros partidos. Este último punto solo tiene un nombre: Miguel Vargas Maldonado y su PRD, lo que ha quedado confirmado en el día de ayer con la votación de los diputados perredeistas a favor de la modificación a la Constitución para permitir la reelección, probablemente bajo el mismo acuerdo de reelección por reelección.
La desconfianza entre estos dos líderes es tal que quedó marcada en el acuerdo en los puntos 12, 13 y 15. Leonel no confía que Danilo realmente impulsaría en la campaña a los candidatos congresuales y municipales leonelistas y por eso se reservó personalmente la dirección de la campaña en estos planos, dejando a Danilo solo la dirección de la campaña presidencial. De todas formas es inevitable que Danilo apoye a su gente que aspire a posiciones congresuales y municipales, pues tampoco confiará en Leonel. Lo mismo ocurre con los equipos de campaña a nivel nacional, donde se acordó una repartición equilibrada.
El punto 15 merece un comentario aparte. Aquí la desconfianza es de Danilo hacia Leonel y su control de las Altas Cortes. “Asumir el compromiso de no accionar ni entablar instancias de apoderamiento a las denominadas Altas Cortes del País” ha sido un punto llevado al acuerdo por la gente de Danilo debido al reciente esfuerzo de Leonel de judicializar la modificación constitucional y su conocimiento pleno de que ese es territorio de Leonel.
El acuerdo firmado vulnera las disposiciones del artículo 216 de la Constitución que se refiere a los partidos políticos y en el cual se establecen conceptos como el de “democracia interna”, “participación de ciudadanos y ciudadanas en los procesos políticos”, “igualdad de condiciones…mediante la propuesta de candidaturas a los cargos de elección popular”, que chocan con el congelamiento de todas las posiciones partidarias y las congresuales y municipales que pretende el acuerdo.
El PLD ha salido transitoriamente de su crisis a través de un acuerdo que no es un modelo a seguir pues es altamente cuestionable desde el punto de vista institucional, que no refleja lo que debe ser la democracia a lo interno de los partidos, y que no es más que la continuidad del criterio de que nadie aspire mientras el líder respire, tal vez cambiado ahora a que aquel que aspire, que espere.
Algunas personas bien intencionadas están confiando en que Danilo necesita esta oportunidad para cambiar los patrones que nos han regido por años, para realizar cambios estructurales que nos lleven a una sociedad más justa y eficiente, menos corrupta, y que lo podría hacer pues podría tomar decisiones sin tener que cuidar su popularidad ya que no podría volver a la presidencia jamás. Esperamos que realmente esa sea su intención, pero, como me recordó un amigo, de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno y ojalá que después de pagar el alto precio institucional de todo este proceso, no se parezca a aquella excusa de Balaguer para justificar su retorno al poder, de realizar el gobierno que soñó de niño.