José Ramón Casado Soler era un apasionado del tradicional programa El Mundo de la Infancia, aunque no era un niño, ni nada parecido.
Cada mediodía de lunes a viernes y los domingos, una de las primeras llamadas telefónicas era la suya. Una voz aflautada, ya estropajosa por la carga de los años, pero con los colores del maestro, sonaba al otro lado. Nunca faltaba. “Desde el retiro, en la casa” –contaba–, “porque, mi hijo, la vista no me da para estar en el medio”.
El profesor, escritor y filósofo Casado Soler emitía sus consejos para que “los niños y las niñas sean mejores hombres y mujeres, apegados a los valores”. Siempre se lamentaba por las malas señales que daba la sociedad: drogas, corrupción, inseguridad, desintegración familiar, perversión.
Desde su hogar, a principios de los ochenta del siglo veinte, marcó por primera el número de la estación tras escuchar que los participantes (niños y familiares) solían interpretar la canción Happy birthday (Cumpleaños feliz), escrita y compuesta en 1883 por las estadounidenses Patty y Mildred J. Hill. https://www.youtube.com/watch?v=FE_KnGLsX5c.
Para él, en la radio y las celebraciones de cumpleaños del país debía sentirse otra igual de hermosa, pero de factura dominicana: “El regalo mejor”, o “Celebro tu cumpleaños”. Siempre la tarareaba, pese a que no era músico ni cantante.
https://www.youtube.com/watch?v=AG06fGZmxXs.
La había escrito la madrugada del 25 de octubre 1958, tras despertar de un sueño. Ni imaginaba el autor de “Dominicana: el país del amor eterno”, que, poco tiempo después, de madrugada, esbirros del tirano Trujillo (1930-1961) lo sacarían en calzoncillos de la casa de sus padres, en la Francia, de la capital, y lo tirarían como una basura en la cárcel debido a su postura antitrujillista. Y allí cantaría a cada preso que cumpliera años. La ergástula no le arrancó la esperanza ni un minuto. Educador nato, Casado Soler operaba al lado de su casa el Instituto Dominicano de Superación Personal, según ha escrito Reginaldo Atanay.
Escribía poemas, ensayos; impartía docencia, filosofaba, dictaba conferencias, sostenía la tesis de que el país debía llamarse Dominicana, y punto. Y hasta sostenía un enfoque acerca de la convivencia en la isla, sin poner en juego el nacionalismo. Desconocía la arrogancia, la maldad. Criticado y alabado, pero más alabado, jamás se consideró inmortal. Solo, un ser humano, perfectible. Lo demuestra esta anécdota de Atanay:
“… en el Centro Bahai, de la calle Cambronal con Beller, en Ciudad Nueva, dictamos una conferencia. Uno de los asistentes era don Juan Padilla. El otro era Lacay (recuerdo solo su apellido), el papá del magnífico escritor, poeta, excompañero de trabajo y querido amigo, ya ido, Ramón Lacay Polanco. Aquella noche fue de antología, pues nuestra charla versó sobre los peligros del uso excesivo del alcohol. Y después de eso, fuimos a celebrar con tragos a Santiago. Ojalá poder seguir celebrando”
https://listindiario.com/puntos-de-vista/2008/10/1/75817/Recordando-a-Ramon-Rafael-Casado-Soler.
Él siempre comentaba que, en algún momento, visitaría la cabina para cantar con los niños “El regalo mejor”, y conocer al inquieto jovenzuelo Martí, quien no mancaba en reunir los muchachitos de la comarca para, orgullo, llevarlos a participar en vivo.
Ese momento, sin embargo, nunca llegó. Mascullaba: “Ay, mi hijo, quisiera, sería un honor; pero estoy en las últimas, estoy ciego y no puedo caminar mucho. Vamos a ver si hacemos el esfuerzo…”.
Casado Soler falleció a los 80 años, el 16 de marzo de 1997, tal vez con la satisfacción de que su canción “El regalo mejor” había ganado gran terreno frente a su rival, la tradicional estadounidense “Happy birthday”.
Y en ese esfuerzo no participaron muchos. Resaltaban los reclamos recurrentes del legendario Freddy Beras Goico en su programa televisual El Gordo de la Semana, y El Mundo de la Infancia, de Radio Radio, 1,300 AM, una de las emisoras capitalinas de mayor impacto en aquella época.