En términos generales la arquitectura industrializada, como un todo, se mantiene como una opción alternativa a la construcción tradicional, aunque en términos reales, de mercado, no ha tenido mayor recorrido que el de una especie de subproducto en el mercado. Todo esto, y todavía, cuando grandes nombres de la arquitectura y emprendedores de otros sectores se han acercado para explorar esta opción constructiva.

Los profesionales del sector sabemos que gran parte de los componentes de una edificación tradicional pasan por un proceso de industrialización y/o modulación antes de su puesta en obra. Tal es el caso de las carpinterías exteriores que como parte de la evolución natural de la arquitectura moderna de mediados del siglo pasado ha buscado conferir cierta ligereza al edificio y a su fachada mediante la utilización de vidrio, aluminio y/o acero.

Existen tres términos que, no siendo sinónimos, guardan relación entre ellos: industrialización, prefabricación y modulación. Estos tres conceptos, por llamarles de una manera más inclusiva, sirven para abordar el tema de la construcción con visos más próximos a lo que sería la industria automotriz o aeronáutica e incluso, recogiendo planteamientos desde la perspectiva de la eficiencia energética. Este último aspecto,  tanto desde los procesos de fabricación y puesta en obra, hasta las prestaciones de los materiales constructivos y de cerramiento. La industrialización como tal, viene precedida de un proceso racional de estudio y selección de los mejores métodos de producción y las tecnologías más eficaces que pueden ser aplicadas a la trama constructiva.

De acuerdo a la definición del RIBA, tomada del libro “La Industrialización de la Edificación de Viviendas”, Tomo 1  de Don Alfonso Del Águila, publicado en una edición de 2006, vemos que la industrialización es “como una organización que aplica los mejores métodos y tecnologías al proceso integral de la demanda, diseño, fabricación y construcción”.  Del Águila cita a Blachère cuando expresa la definición mediante la siguiente ecuación:

 INDUSTRIALIZACIÓN = MECANIZACIÓN + RACIONALIZACIÓN + AUTOMATIZACIÓN

 En el libro “Tecnologías de la construcción industrializada” de Blachère, en su edición de 1977, se justifica el uso del término industrialización toda vez que en la “fabricación” intervenga una máquina y deje de ser una producción artesanal: “los romanos fabricaban también en serie lámparas de aceite… El mismo era un procedimiento industrial, pues se realizaba mediante el empleo de una máquina muy simple, el molde, que permitía la producción por obreros no muy calificados, pero si especializados”. Nosotros, Al referirnos al término prefabricación volvemos a las definiciones planteadas por Del Águila cuando considera que la construcción prefabricada es aquella en la que sus elementos o sistemas son hechos en fábrica y no “in situ”, es decir, que si un elemento es susceptible de poder ser hecho en obra y en su lugar es hecho en una fábrica, es un elemento prefabricado.

El tema da para más…y el lector habitual puede suponer que volveremos sobre el mismo. Hasta la próxima.