El presidente Danilo Medina ha decretado la extensión de la legislatura a partir del 14 de enero, para que el Congreso discuta proyectos de ley que están en curso y otros que pudieran “aparecer”, entre estos la Ley Electoral, que es el referente fundamental para unas elecciones y por donde debió comenzar el debate.

Esta decisión acentúa mucho más las previsiones sobre la reelección, porque podría abrir las puertas a una reforma constitucional que, entre otras cosas, habilite la posibilidad de que el presidente siga más allá del 2020.

Es tema político obligado, que convoca a debates y conjeturas respecto a los posibles escenarios electorales.

Si además de la que abrió con la Ley de Partidos, el presidente Danilo Medina también logra abrir esta puerta, legal, que conduce a la posibilidad de que pueda repostularse, uno de los escenarios posibles resultaría de la erosión del PLD, si es que el Dr. Leonel Fernández valora que rechazar esa intención con consecuencia práctica, es lo que le mantiene abiertas las puertas para seguir jugando un papel trascendente en la vida política del país.

Este mismo hecho podría devenir en que el Dr. Leonel Fernández se decida por presentar candidatura presidencial a través de uno de los tantos partidos de los que tiene a disposición, arrastre a su gente del PLD, o una parte significativa de esta, y por supuesto, a una parte aunque pequeña de posibles opositores al Danilismo.

Este si sería un escenario da segunda vuelta, y en esta, el gobierno siempre tiene ventajas extraordinarias; además, de que el Leonelismo sería una llave importante.

Y, en cualquier caso, no es un escenario de posibilidades a mover el país hacia los cambios democráticos, de transición necesaria. Porque en lo fundamental se estaría entre tres, de los cuales dos, son de los que han echado al país en el pozo.

Una nueva candidatura presidencial de Danilo Medina, podría repercutir también en el PRM, no porque le quite porciones significativas de votantes, digamos que casi nada; pero si mandando a la banca a jugadores y técnicos importantes para la campaña; y hasta desatando querellas internas de distracción.

Pero no me hagan caso. Estas podrían ser sandeces especulativas.

La cuestión real es que la coyuntura electoral no está en esencia configurada, sigue la espera; pero el PLD sigue dominando la pelota en la cancha.

El PLD sigue con la pelota en la cancha, hay que subrayarlo. Es gobierno y tiene a su favor otros factores, ya conocidos, como es una nómina pública super numeraria; más de dos millones de personas involucradas en las tarjetas Solidaridad; otras tantas beneficiarias de la tanda extendida en educación, y la fuerza de la costumbre que genera un gobierno que va para los 16 años consecutivos.

Estando en el gobierno, el PLD no hace campaña electoral en el sentido estricto de lo que se entiende por esto.  Lo que hace son operativos mediante los cuales hace uso de los recursos del Estado, afirma su influencia en la cantidad de personas que ya tiene; sonsaca otras, y divide la oposición, parte de lo cual es neutralizar algunos opositores.

Para esos operativos, el PLD dispone de un sistema de trabajo electoral eficiente, y más eficaz a sus objetivos de permanecer en el poder, en el que sabe dónde viven, y como viven, los abuelitos, las abuelitas, los tíos, primas, sobrinas, cuñados, todos los dependes, de quienes son empleados públicos y de los que reciben bonos y tarjetas; y todos son visitados, se les hace discursos que van desde promesas hasta chantajes.

Por eso, le conviene seguir pateando la pelota entre los suyos.
Así que la cuestión ahora es quitarle la pelota a los de la mortaja morada, y arrinconarlos en la cancha, en las calles y plazas públicas, donde las oleadas sistemáticas de las masas han sido el actor principal, y se le ha quitado puntos al gobierno.