“Quíntuples”, la pieza teatral más representada en el país, la más vista y la de más años en cartel, escrita por el genial Luis Rafael Sánchez (Premio Internacional de Literatura “Pedro Henríquez Ureña”); se presentará en la Sala Ravelo del Teatro Nacional dentro en el marco de la Feria Internacional de Libro,  los días 30 de abril y 1 de mayo a las 5:00 de la tarde con taquillas libres.

Carlota Carretero, la multipremiada y para muchos la mejor actriz criolla de todos los tiempos, y el suscrito realizamos en la divertida “Quíntuples” cuatro personajes respectivamente.

Para ambos es un verdadero desafío cada una de las representaciones que realizamos de esta obra. Semanas antes de hacerlo las tensiones se manifiestan por doquier.

—“Quíntuples"… sólo puede hacerse bien o no hacerse nunca.

La primera crítica que se publicó de la versión dominicana que nos ocupa la hizo el fenecido Agustín Martín (3 de diciembre de 1986), la segunda doña Marianne de Tolentino, la tercera era del crítico y escritor Arturo Rodríguez Fernández (fenecido). A ellos siguieron doña Aida Bonnelly de Díaz, Álvaro Arvelo hijo, Tony Raful, Juan Taveras Hernández, Kennedy Holguín, Marisa Florentino, José Tejada Gómez, Chico Arias, Freddy Ortiz, Jorge Jiménez, Cristian Jiménez, Saidy Suand y como cien firmas mas.

Todas —¡Todas!— las críticas con diferentes matices han asegurado lo mismo: que se trata de una producción teatral excepcional.

Como dato curioso les cuento que  hay gente que ha visto cada una de las presentaciones en el país de esta propuesta escénica. No habría espacio en esta nota para incluir los nombres de personas que han disfrutado de nuestra realización escénica de la pieza de Luis Rafael Sánchez por los menos doce veces.

Un caso a resaltar ocurrió en las enloquecedoras presentaciones de la obra en Buenos Aires. Allí la gente se volvió “loca” por lo representado. Nuestros embajadores en aquel momento fueron y estuvieron francamente emocionados. “Quíntuples” repetía en Baires su exitosa historia nacional.

Al final de la última presentación en Buenos Aires (Teatro Liberarte) se nos acercó una misteriosa persona a felicitarnos. Lucía fascinado. Sin embargo, nos comentó (como acostumbran a hacer muchos aquí) que los dos habíamos cambiado unos cuantos parlamentos. Carlota y yo nos miramos asombrados. El curioso espectador, notando nuestra incertidumbre, nos comunicó que había visto la obra quince veces aquí en Santo Domingo y que no era cierto que se perdería la oportunidad de ir a verla en la patria de Borges. ¡Asombroso!

Sobre el texto:

Esta obra podría situarse en el movimiento Teatro del Absurdo. En este tipo de teatro  son las características del mismo que así lo determinan, puesto que las piezas pueden tener temas y propósitos disímiles. Por supuesto que tendrán siempre las obras inscritas en el Teatro del Absurdo claras referencias existenciales y quizás hasta nihilistas.

A  “Quíntuples”, a la que su autor señala como "una aventura de la imaginación” o “una parodia de una comedia en suspenso", pueden dársele infinitas lecturas.

Para la puesta en escena que realizo junto a la Carretero parto de un trascendente hecho que no siempre resaltan los estudiosos de la obra: la teatral teatralidad de la misma.

El final de la pieza de Sánchez indica claramente que son dos actores (se me ocurre que de una joven y no muy destacada compañía teatral) quienes han montado el tinglado.

Ciertamente ellos descubren el juego escénico cuando se “desenmascaran” frente a los espectadores…

—“Ya no puedo mas. No puedo seguir armando mas peripecias con palabras de unos quíntuples inventados y del padre también inventado que los acompaña.”

Pero este regreso a la realidad está antecedido por una tendencia reveladora dentro de la ficción de la trama que han montado: en los geniales soliloquios de los seis personajes de Sánchez (en realidad son ocho si sumamos los dos actores-personajes que aparecen al final), se entrecruzan, con diferentes valores y propósitos, parlamentos de unos en otros.

No piensen que es algo sencillo de lograr que los personajes acusen una falta de imaginación que los obligue a repetir parlamentos de otros y a, supuestamente, “equivocarse” al transformarlos. Lograr esto con la intencionalidad que lo hace el gran escritor puertorriqueño es muy complicado y difícil de hacer. Como dramaturgo doy testimonio de esto. Nuestra lógica nos implica y compromete demasiado.

Suele decirse que la obra es atemporal. No lo creo. El bolero vigente aún en el tempo escénico que transcurre la pieza, los medios de transporte que cuenta el personaje Baby, el ocultamiento de la naturaleza del amor de Bianca que no se atreve a decir su nombre, las referencias cinematográficas y los amores que acompañan a Dafne, las soluciones farmacéuticas de la hipocondríaca Carlota Morrison, los cruces epocales de Mandrake y la narración de su “accidente” (en el realismo mágico) que hace Papa Morrison; nos dan indicios muy precisos del lugar y época de la pieza. Desde luego que hay  muchas mas condiciones dadas en el sentido que apunto. Pero dejo aquí el tema para…

—“No dañarle la magia. Una magia que es como una mentira, una hermosa mentira si es que hay mentiras hermosas, entre ustedes el público y nosotros los actores”.

El magnífico divertimento del que hablamos en la entrega de hoy es mucho mas que la improvisación de los seis personajes (realmente ocho). Prefiero ver en los cinco hermanos al Ser-caribeño tutelado por el exótico Papa Morrison (¡!). Y esto implica una politicidad encantadora, una pretensión más allá de las candilejas y la risa, un Súper Objetivo comprometedor.

A partir de este de esta entrega sé que ya muchos comenzarán a seleccionar ropas y zapatos para ir a ver la pieza… ¡una vez mas! Y ya la intensa Carlota Carretero comenzó a ponerse… ¡tensa! y a mirar con ojos extraños a su conglomerado. Yo mimo ya apenas puedo dormir.

“Quíntuples” es una pieza muy demandante para sus dos únicos actores. Exige una concentración de la atención muy especial y señalada. En ella se puede aquilatar lo que la misma pieza nos asegura en su infinita desesperación…

—“…una maroma sin redes no es maroma, no es riesgo…”

— “…y el teatro es, por mas que lo embelequen, una maroma audaz, un feroz riego.”

¿Lo tomamos hasta que caiga el… Telooooón?