Los deseos más intensos son aquellos que llegan desde la profundidad del ser. Esos que nos permiten conectar con la realidad desde su hondura y anchura. Así, nos conectamos con la fuente que nos brinda la posibilidad de contactar con la novedad de las cosas. Es desde ese punto que quiero proponer estas líneas reflexivas.
Quiero ver
La realidad que vive la humanidad en este tiempo, nos mantiene sumergido en líneas de pensamientos, miradas y decisiones que nos mueven en masa hacia caminos que no siempre nos plenifican la vida.
Querer ver desde la esencia, y esto, es un deseo y una invitación, pues solo desde ahí podemos descubrir lo que está más allá de lo que se mira a simple vista. De esta manera podemos conocer, disfrutar y comprender la belleza que existe en todo.
Quiero ver un mundo distinto, aprender a mirar desde la profundidad de la vida, de las cosas y del cosmos. Ver con detenimiento, con paciencia, con presencia y con acercamiento. Ver con todos los sentidos, con todo el corazón y con toda el alma. Al ver con todo el ser, entonces podemos hacernos partícipes completos de todo el universo.
Sentir, soñar
Sentir y soñar es parte de un movimiento interno que vivimos como humanidad, sin embargo, pudiéramos preguntar ¿cuántos sueños y sentimientos nos habitan en nuestra vida? ¿Hacia dónde van estos sueños? Qué material contienen nuestros sentimientos y sueños? Me siento feliz y veo con buenos ojos los sueños y deseos que moran en mi constantemente, ellos me mueven a encontrar lo mejor que tengo.
Siento con todo lo que es parte de mí, la familia, la cultura y la sociedad que me vieron nacer, crecer y desarrollarme. Siento amor, dolor, alegría, tristeza y complacencia en mi familia, pero también con otras familias, en mi pueblo y con otros pueblos. Mi sentir se integra y se extiende en todo lo que soy, cultivo y doy.
Soñar, siempre será importante, es una invitación a no perder la iniciativa, la ilusión y pasión, es hacer consciencia de estar presente, de que somos partícipes de un momento histórico en el que somos arquitectos/as de todo un destino. ¿Cómo son mis sueños? ¿Cuáles me habitan? ¿Quiénes están en mis sueños? Son preguntas que podemos hacernos para fortalecer lo soñado, haciendo conciencia de que todo lo que existe, antes fue un sueño o un ideal.
Pensar con el corazón
Siempre nos han dicho que pensemos antes de actuar, que midamos lo que vamos a emitir, muchas veces nos dicen que es importante ser juiciosos/as, es decir, debemos pensar, razonar, usar la lógica; sin embargo, hoy día se hace énfasis en aprender a pensar desde y con el corazón, a unir cabeza y corazón, comprendiendo que el camino más largo es el de la cabeza al corazón, no obstante, es bueno saber que cuando ponemos en práctica pensar desde el corazón aparecen unas características propias que nos hacen personas más plenas y completas:
- Aprendemos a ser más compasivos/as
- Miramos desde la integridad a las demás personas
- Podemos ser más justos/justas en la valoración de las acciones de otras personas
- Buscamos el bien común con mayor facilidad
- Cultivamos la capacidad de cuidarnos y cuidar el medio ambiente
- Se nos abren otras capacidades que nos mueven a asimilar la misión de vida como un legado
- Cultivamos nuestro interior y descubrimos la grandeza de lo que somos como seres creados
- Aceptamos con mayor entusiasmo los talentos que tenemos
- Tenemos la fuerza de autoevaluarnos constantemente y eso nos hace crecer más y más
- Podemos correr hacia el propósito de vida que nos posee
En fin, en ese sentido se nos abren nuevas oportunidades, se nos invitan a cultivar nuevas creatividades, y podemos hacer énfasis en esos regalos que recibimos como resultado de unir emoción y pensamiento, cabeza y corazón, sentir y soñar, ver desde la profundad.
Hoy más que nunca, es importante dar un salto cualitativo y ponernos en el zapato de la empatía, de la ilusión, del compromiso y de la acción unida al propósito de vida.
¡Es hora de sentir y pensar con el corazón!