Inicia el tiempo de pascua, un tiempo de PASO de una visión de MUERTE por CRUCIFIXION a una visión de VIDA, por LIBERACION.

Se inicia un tiempo propicio para pasar del juicio acusador, la indolencia, el miedo, el sometimiento, la lucha por el poder aplastante que humilla, cosifica, aniquila aún más a una gran población que está harta, indignada ante una constante demanda de deberes y un oído sordo ante sus derechos elementales. Esta crucifixión tiene al pueblo dominicano en una ilusión de SEPARACION de su propia fuente. Así se mantiene dividido, manejado por la ceguera y el miedo que permite la manipulación, el chantaje, la obediencia, por encima de la conciencia.

Entre las llagas de Jesús crucificado está el clamor de un pueblo desposeído hasta de sus propios cuerpos, de su ética profesional, de sus conocimientos, de su santidad, de su corazón amante que le permite la empatía con el otro, con la otra.

Es hora de abrazar el mensaje de Cristo Resucitado y desde ahí conectar con el amor que nos une a toda la humanidad, reconocer la realidad y verdad de que TODO@S SOMOS UN@, con una sola identidad, hech@s a imagen y semejanza del AMOR, un amor que se expresa a través de la compasión que nos permite la humanización de los procesos de cambio en beneficio de las mayorías.

Mi espíritu empático, (entrenado por décadas en un discurso de liberación en “mí iglesia”, y por las prácticas grupales y comunitarias) no puede cantar en esta mañana de resurrección un ALELUYA, dada la opresión y la condena en que se mantiene a la Gran Clase Social: profesional, obrera, a la juventud pensante y que como Jesús, entrega su cuerpo y su vida para defender las causas que considera justas para las mayorías, a la población cristiana por la división, donde un@s acusan, maltratan, abusan y otr@s mantienen activo el pacto del silencio.

Quiero cantar el ALELUYAAAAAAAAA

Con el reconocimiento de las 3 causales, las cuales NO son un reclamo abortista, sino de intervención médica para salvar las vidas de las mujeres y niñas más pobres en los siguientes casos:

  1. Cuando las condiciones del embarazo amenacen la vida de la embarazada. Y más que amenaza, cuando médicamente se vea que no es posible salvar la vida de la mujer si se mantiene el embarazo.
  2. En casos de un embarazo producto de una violación o incesto.
  3. En caso de que se sepa sobre la inviabilidad del producto del embarazo o criatura, es decir que se sabe ya que no va a poder vivir después de nacer.