Desde que tengo uso de razón la Republica Dominicana ha tenido crecimientos económicos sostenidos, ¿porque eso no se ha traducido en un alto desarrollo social que se correspondan con ese crecimiento a través de los años?
Hace mucho reflexiono sobre el tema y estoy seguro que muchos de ustedes tienen la misma interrogante y ni decir de nuestros jóvenes que estarán pensando en el país que les dejamos y el que van a encontrar sus hijos.
Conocemos nuestro proceso histórico como país en desarrollo e intuimos que nos ha faltado la creación de una visión consensuada del país que queremos. Nuestra pregunta más arriba tiene mucho más sentido cuando pensamos que en los años 60’s Haití, República Dominicana, Singapur y Corea del Sur tenían todos niveles similares de desarrollo económico y social. ¿Que hizo que los destino fueran tan diferentes hoy en día? Estoy seguro, me digo, que dependiendo del nivel de consenso logrado al interior de cada país se pueden explicar las diferencias.
Esta reflexión me lleva a pensar que si queremos cambiar nuestro futuro como nación debemos conocer que hicieron países como Singapur y Corea del Sur e inspirarnos en ellos. Estos dos países cambiaron sus destinos porque un grupo de personas crearon una visión que fue compartida por esas naciones y le dieron una visión de largo plazo a sus países. Identificaron problemas y planificaron soluciones que aplicaron sin descanso, ni pausa hasta transformarse en naciones del primer mundo. Esas historias y las de 8 países más se explican en el libro “The Fix: How Nations Survive and Thrive in a World in Decline “de Jonathan Tepperman, Editor de la revista “Foreign Affairs”. Aquí se explica en detalles los ejemplos de 10 países que lograron transformase en áreas específicas donde otros países fracasaron.
Pienso que nuestra generación esta aun a tiempo para echar las bases de la transformación del país, pero debemos en lo inmediato preparar un Proyecto de Nación, identificar vía el dialogo y el consenso un número limitado de objetivos cuantificables, metas alcanzables y preocuparnos de dar seguimiento con evaluaciones periódicas con un horizonte temporal realista, sin prisa pero sin pausa.
¿Cómo logramos identificar estos objetivos y prioridades fundamentales que formarán nuestra visión y plan de acción como país? No tenemos que inventar ningún nuevo método pues ya existe una experiencia que nos puede guiar en el cómo y se explica en otro libro, “Prioritizing the World: Cost-Benefit to Identify the Smartest Targets for the Next 15 Years”, su autor es Bjørn Lomborgde, Director Ejecutivo de la fundación “Copenhagen Consensus”. Esta última organizó el proceso de consulta a través de un equipo de 60 personas, entre los más reconocidos economistas y planificadores del mundo, para que clasificaran en términos sociales, de medioambiente y de costo beneficio más de 100 objetivos de 22 problemas globales incluyendo salud, contaminación, educación, agua…….. Producto de ese análisis quedo demostrado que si se seleccionan (priorizan) los mejores objetivos, el beneficio para los más pobres del mundo se triplicaría.
La idea es que deleguemos la responsabilidad a un número limitado de nuestras mejores mentes, sin importar su afiliación política, para que se pongan en la tarea y nos hagan una propuesta de plan que contenga un número limitado de sectores priorizados en función costo/beneficio, basado en el presupuesto nacional y sus proyecciones hacia el futuro, y definiendo con un objetivo temporal para completar la primera etapa de nuestra Visión País.
Si seguimos el modelo del Copenhague Consensus debemos lograr que una o varias instituciones de la sociedad civil dominicana asuman el liderazgo de la iniciativa, por ejemplo la PUCMM, FINJUS, Participación Ciudadana… y que este núcleo convoque 60 de las mentes más brillantes del país, incluyendo un buen número de economistas, planificadores, y que hagan un ejercicio de planificación conjunta.
A los dominicanos nos atemoriza el largo plazo, pero necesitamos un horizonte temporal realista para alcanzar el objetivo final, aunque podremos ir celebrando cuando vayamos logrando las primeras metas. La fecha más significativa en el futuro próximo sería el 2044, cuando cumplimos 200 años de independencia. Es importante tener una visión común y que se dé seguimiento periódico a los objetivos con metas cuantificables (en algunos países este monitoreo se hace cada 3 meses, para corregir el camino si no se está logrando los efectos deseados). Hay problemas de grandes repercusiones y que se resuelven con menos recursos que otros, esos tienen méritos para ser elegidos entre los prioritarios. Debemos mostrar a la sociedad en el menor plazo posible que se están resolviendo los problemas para que sigan apoyando el consenso.
En términos más prácticos, el panel de nuestros 60 expertos debe elegir criterios estrictos de selección de los objetivos prioritarios que recomiendan para obtener la mejor calidad posible de objetivos, que tengan repercusiones positivas en otros problemas. Por ejemplo si seleccionan el problema del agua, al resolver ese problema se resuelven otros asuntos como mejoría de la higiene lo que tiene repercusiones en la salud pública y la prevención de enfermedades y al mismo tiempo repercute en el tema de medio ambiente y la protección de los recursos naturales. Si se selecciona el tema del fortalecimiento institucional y nos concentramos en los gerentes principales de este proceso que serían las cabezas de los tres poderes del estado Presidencia, Congreso y Suprema Corte de Justicia, esto se traduciría en una mejor gobernabilidad con efectos positivos extraordinarios a nivel socioeconómico e influiría automáticamente en la institucionalidad en otras áreas del estado y hasta del sector privado y la sociedad civil. El tema haitiano si es seleccionado como prioridad es uno que tiene repercusiones en muchas áreas de la vida dominicana, como estabilidad política, gobernabilidad, salud, medio ambiente, migración. Si se eligiera el tema del desarrollo de la economía de las tecnologías, nos colocaría en un futuro a la cabeza en la región en innovación y nos permitiría aprovechar la economía del conocimiento que es la puerta de entrada al futuro.
Atrevámonos a cambiar nuestro destino, otros países lo han logrado, solo necesitamos liderazgo, compromiso de largo plazo y un plan de acción claro como Visión País. Como dice el proverbio africano “si quieres ir rápido, vete solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado.”