La explotación ilegal de madera en la montaña y bosques de la Vega es una constante que no pasa desapercibida, ni para los visitantes de la provincia. No hay explicación para la gente común de por qué la Dirección Provincial de Foresta localizadas en la Vega y Bonao no detienen a los taladores. La ineptitud no puede ser la regla, hay que aplicar la ley 64-00 para que se apresen a los responsables del daño ambiental de la loma de Guaygüí y Miranda.
No es posible tal ceguera. ¿Acaso hay algún tipo de amarre entre los taladores y la dirección forestal de la Vega y Bonao?. No es posible que innumerables camiones cargados de madera pasen por la carretera entre nueve y once de la noche y ningún miembro de tan honorable de la dirección forestal tome las medidas para detener este tráfico. Desconozco a las autoridades que dirigen esta regional y sus buenas intenciones de sacralizar la naturaleza en los manuales de ecología o de geografía. Pero ninguna institución puede cantar su gesta sin que se responsabilice de sus propias batallas, en este caso la de hacer cumplir la ley forestal y darle participación a la población de todo lo que acontece en sus propios espacios.
Hoy los ciudadanos y ciudadanas comunes de la Vega y Bonao están avergonzados y frustrados por la destrucción de los bosques, las aguas contaminadas y la extracción de arena de los ríos Camú y Yuna. Hace unos días un particular reportó a las autoridades de la Vega sobre el tráfico de madera y a la media hora, la persona que fue detenida estaba circulando con su camión, alegando que posee papeles de manejo forestal. Lo que no se entiende es cómo es posible que en una zona donde se va a construir una presa como la de Guaygüí, desmonten por completo, los bosques situados en la cuenca alta.
No sabemos si hay planes de manejo en la loma de Guaygüí y si dichos taladores están cumpliendo con las estrictas leyes forestales. Lo que se denota de inmediato cuando se llega al área son las extensas zonas de pastos, los cortes que devoran los bosques y un paisaje que irremediablemente se transforma. El rechazo a tal situación inunda a la población que bordean estas lomas y la desesperanza es la regla. ¿Quiénes son los responsables?, la población no tiene respuestas, ¿lo sabrán las autoridades forestales?
Los vecinos notifican que hay 5 mil tareas de tierras recién desbrozadas y destinadas para la crianza de ganado en la zona de Guaygüí. La mayoría de los terrenos son privados y no se han reportados siembras forestales que pueda indicarle a la población que están frente a una plantación forestal. De igual manera señalan los comunitarios y comunitarias que el sistema del río Yuna y sus tributarios está en crisis por los desmontes, la contaminación de las aguas y el aumento de la frontera ganadera. Al río Camú se le extrae diariamente mil doscientos metros cúbicos de arena y en él se vierten aguas residuales de mataderos, criaderos de cerdos y desechos de letrinas. Los comunitarios comentan: "nuestros ríos se mueren".
Las comunidades piden urgentemente que se promueva el diálogo provincial con todos los actores y actoras de las dos provincias. Explica que es necesario que se discuta el futuro de sus lomas, ríos y bosques. Necesitan detener los cortes de madera en la zona. Además puntualizan que ya no aceptan que las autoridades se muestren ajenas a la situación y no establezcan comunicación con la población sobre estos hechos bochornosos.
Los vecinos piden a cualquier interesado o interesada que se detenga durante en la calle Imbert, en la carretera de Guaygüí o en la salida de la carretera de Jarabacoa para que pueda comprobar con sus propios ojos lo que acontece en las dos provincias. Todos los días transitan durante las noches camiones cargados de madera de pino (pinus occidentalis y caribaea). Piden a la Dirección Nacional Forestal y a la Dirección de Suelos y Aguas del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales que paralicen los cortes y que protejan los ríos Camú, Guarey y Jagüey.