Mañana la República Dominicana celebra 174 aniversario de la independencia y 152 años de la Restauración. Sería mezquino decir que no hemos avanzado, pues es evidente que el país no es lo mismo desde 1844 hasta la fecha, pero hay que decir que nuestro avance ha sido en el aspecto económico y de infraestructura pues en términos políticos se continúan las mismas prácticas clientelistas y el afán de eternidad de quienes se creen mesías cuando llegan al poder.

En nuestro país ha primado el Caudillismo, esa forma de liderazgo en donde el presidente de turno busca retener el poder en base al clientelismo, amiguismo y mentiras demagógicas y perpetuarse en él hasta que el pueblo un día se canse.

El caudillo suele ser centralista y se considera imprescindible, es quien todo lo sabe, todo lo hace y todo lo decide. Es preciso entonces, que nos propongamos un análisis crítico de los estilos de liderazgo vigentes a la luz de la historia política del país, dejando al descubierto el autoritarismo, el caudillismo y el centralismo como patrones patológicos de relación social en nuestras instituciones sociales, políticas y comunitarias.

La historia está ahí y lo confirma. De 174 años de historia, 124 corresponden a los gobiernos de 10 personas. Pedro Santana: 09 años. Buenaventura Báez 13 años, Ulises Heureaux 14 años, Ramón Cáceres 06 años, Horacio Vázquez 07 años, Rafael Leonidas Trujillo 30 años, Joaquín Balaguer 22 años, Leonel Fernández 12 años, Hipólito Mejía 04 años y Danilo Medina 06 años. Y si sumamos los dos años que le restan a Danilo Medina vamos a ver que gobernará 08 años y esto significa que diez personas habrán gobernado 126 años.

Pese al tiempo en el poder ninguno ha resuelto los problemas fundamentales de este país como el de la energía eléctrica, agua potable, educación y la pobreza. 126 años, de 174 no han servido para que diez personas resuelvan lo que es necesario y prioritario para nuestro país, y lo peor de todo es que, como mañana, pronuncian unos discursos quilométricos en los que preñan de mentiras sus avances. En un país donde todavía se vaya la luz, la educación no avance y la salud sea deprimente se podrá hablar de todo, menos de progreso, avance o desarrollo.

Lo que sí hemos visto es cómo la corrupción ha ido cobrando fuerza en cada gobierno y cada escándalo es peor que el anterior. Un escándalo tapa el otro y nada pasa y la peor corrupción la existe en el tema haitiano pues aquí hay cuatro tipos de corrupción:

  1. Corrupción militar. Estos son los que permiten por unos cuantos pesos el tráfico ilegal de inmigrantes.
  2. Corrupción empresarial. Son ellos quienes los buscan para pagarles poco dinero y para ello es preferible que estén ilegales pues así evitan pagar una serie de compromisos. Ahora mismo son capaces de decir que sin la mano de obra haitiana se cae la industria de la construcción.
  3. Corrupción consular. ¿Me puede decir alguien qué hace un cónsul en Haití? Nunca he escuchado un solo proyecto cultural, y para colmo de males el Presidente es capaz de nombrar a un señor acusado de traficar con haitianos y de vender visas falsificadas.
  4. Corrupción política. Estos son los principales corruptos pues solo asumen el tema haitiano cuando les conviene o quieren callar algún escándalo.

Como hemos visto los principales culpables de nuestras desgracias son diez personas. A los del pasado no le podemos arrojar piedras, pero a los del presente sí podemos castigarlos porque sobretodo ellos son los verdaderos culpables.