No se si fue mi error, pero me pareció, que Danilo en su discurso largo y justificante de lo injustificable, dijo que somos la “envidia del mundo” o algo parecido, como consecuencia del “crecimiento” sostenido que hemos tenido a pesar de que los países a nuestro rededor, hacen aguas.

Si así fue, y espero equivocarme, entiendo que nuestro amado y nunca bien ponderado líder, debe examinar sus propias cifras y ocuparse un poquito más de su asunto y dejar de estar en campaña constante. (Reitero que va en el 20). Me explico.

En el mes de enero del 2017, aproximadamente el 50% de los recursos que entraron al país fue producto de préstamos y financiamiento externos. Hablamos de más de 45 mil millones de pesos, que eventualmente pagaremos los dominicanos y dominicanas, mientras Danilo vive en el país de Alicia.

El 20% de las niñas entre 14 y 19 años sale embarazada en este país que produce envidia al mundo. Estamos hablando que de cada cien niñas 20 están o estarán embarazadas, y entiendo que estas cifras son conservadoras y no toman en cuenta los campos dominicanos, donde este número es mucho mayor. Solo este lamentable y “envidiable” numero, reproduce el ciclo de la pobreza inmensamente, toda vez que estas madres usualmente son a su vez abuelas a los 30 años, con las consecuencias que implica esta realidad para el real desarrollo de estas jóvenes, carne de prostíbulo y abyección, de exilio y frustración.

Al día de hoy, la deuda de la República Dominicana, alcanza aproximadamente el 60% del Producto Interno Bruto, y se destinan en el año 2017, aproximadamente 120 mil millones de pesos al pago de intereses de dicha deuda, lo que constituye un por ciento muy elevado del presupuesto nacional, lo que impide a su vez la inversión en productos de desarrollo e infraestructura, de real desarrollo de todo el país.

El desempleo “real” en la República Dominicana, no el indicado por el Banco Central, asciende aproximadamente a un 20% de jóvenes que no hacen absolutamente nada, viven del cuento, y de sus padres, en el mejor de los casos, cuando no de la delincuencia. No estudian ni trabajan, y a nuestro bien amado Líder, esto no le importa, ni mucho menos, en su país de maravilla hay proyectos para fomentar la disminución real de esta cifra, lo que suma el ejercito de lambones, correveidiles, y sobre todo, pica pica en épocas electorales. 

Lo primero que debemos hacer para cambiar las cosas es, indefectiblemente, entender que estamos haciendo algo mal. Sin embargo, en este estado de euforia constante que viven nuestros políticos, que hablan para oírse y justificarse, no para informar lo que realmente pasa, es sumamente difícil encontrar quien establezca la solución a problemas para ellos inexistentes, y sobre todo, superados por una apariencia en cifras frías que la estadística impide apreciar la realidad. Toda vez que si mi vecino tiene diez millones de pesos, estadísticamente hablando ambos tenemos cinco, aunque a mí me cueste llegar a fin de mes con el pago de los servicios básicos.

Ocultar y remitir a una “Comisión” absurda y armada como crucigrama nefasto, la suerte de un proyecto defendido a ultranza, a sabiendas de cuanto allí ocurrió, limitando el ámbito de este esperpento a la realización de la licitación, exclusivamente, es vender “fundas de humo” a una población mediatizada e idiotizada por la mayor avalancha vista en gobierno alguno de publicidad constante, y pagada por nosotros mismos, es simplemente una iniquidad, sumado a las funditas balagueristas, convertidas ahora en bonos inicuos.

Todo para como quien ve llover, espero que algún día nos mojemos.