La bachata tiene en su haber el logro de poder conjugar lo sociológico, lo antropológico y lo cultural. Generalmente sus letras recogen esas vivencias de que de alguna manera representan un patrón cultural propio de cada época histórica.
La sociedad es dinámica, no estática, y evoluciona en todos los órdenes antes descritos incluyendo, también, el religioso y el modo de hablar. La sociedad dominicana contemporánea no posee el mismo modo de hablar que la de esa hace cuarenta o cincuenta años atrás, y hasta menos.
La cuestión es que la música es la que va revelando esos cambios culturales porque es quien asume el modo de expresión de los pueblos. A partir de hoy iniciaré una serie de artículos con los que pretendo demostrar los cambios que ha ido sufriendo la sociedad dominicana expresados a través de diferentes géneros musicales e inicio esta entrega con una bachata de Anthony Santos de finales de los ochenta titulada “Quién te engañó mujer”.
La bachata inicia diciendo “tú me dijiste cuando yo te enamoré que tú eras una muchacha que no eras mujer, tú me dijiste que nunca tuviste a nadie, nunca en la vida, pero ahora no sé. Quién te engañó mujer, quién te engañó mujer, quién te engañó, quien te robó la florecita de amor”.
En esta canción se refleja el modelo de sociedad machista y patriarcal que juzgaba la moral de una mujer según el himen, al punto de definir al hombre que sostenía relación por primera vez como quien la hizo mujer.
En este modelo de sociedad la mujer llevaba las de perder pues, incluso, el hombre se reservaba el derecho de devolver la mujer a su casa si no era virgen exponiéndola a la burla y al estigma de por vida.
En este tema musical se ponen en entredicho todo pues hay una parte en que dice que te prometí aquella noche que me casaría contigo, pero ahora no sé. Significa que el hecho de no ser el primero tenía un valor importante para él, por eso se afirma que a todo hombre le gustaría ser el primer amor de una mujer y a toda mujer el último amor de un hombre.
El coro dice con insistencia “de ti, de ti, de ti yo me enamoré y ahora yo no sé que va a pasar mujer… y su mayor temor es que “donde hubo fuego, cenizas siempre queda”. Esto porque una de las tesis que se manejaba socialmente hablando es que una mujer jamás olvidaba a quien haya sido su primer hombre en la cama. El miedo de vivir con el fantasma de “quien la hizo mujer” aniquilaba cualquier pretensión.
Es evidente que de este modelo de sociedad hemos evolucionado y avanzado, no solo porque el hombre le haya dejado de ver importancia a la virginidad, sino porque la misma mujer ya no tiene esos prejuicios tan marcados, pero de esto seguiremos conversando en nuestro próximo artículo.