En los últimos dos mensajes he comentado el extraño matrimonio entre un Colegio Médico Dominicano (CMD), con discurso a favor de la medicina pública y en contra del control mercantil de la salud, y una Asociación Nacional de Clínicas Privadas (ANDECLIP), con una práctica privada cada vez más comercial.
Al inicio de esta semana, el presidente de ANDECLIP señaló que varios hospitales descentralizados reciben millones de recursos del Estado, y sin embargo cobran tarifas a la población “superiores a las de las clínicas privadas del país, que no reciben subsidios de esa naturaleza”.
El Dr. Rafael Mena, recalcó que se trata de una competencia desleal de estos centros de salud, que les generan beneficios millonarios a la Iglesia Católica, los cuales terminan siendo enviados al Vaticano en Roma.
Según el presidente de ANDECLIP, dentro de los hospitales que compiten de manera desleal con las clínicas privadas, citó el Vinicio Calventi, el Marcelino Vélez Santana, la Maternidad, el Robert Reid Cabral, el Moscoso Puello y el Darío Contreras.
Aunque no dejó muy clara la relación entre esta mezcla de hospitales y la Iglesia Católica, lo cierto es que existen muchas quejas en relación a los hospitales auto-administrados, debido a que continúan cobrándole a los pacientes de escasos recursos, así como a los asegurados del Régimen Contributivo.
Vale la pena recordar que la Ley 87-01, que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS), previó esta situación, pero como muchas otras disposiciones favorables para la población, ninguna autoridad ha cumplido con el mandato explícito de la Ley.
En efecto, el párrafo único del Art. 142, sobre financiamiento del Régimen Subsidiado, dispone que “Los subsidios mensuales que otorga el Estado Dominicano a las instituciones prestadoras de servicios de salud, se transformarán en una modalidad de compra de servicios pre-pagada, con cargo a la cual el Estado Dominicano referirá una cantidad proporcional de pacientes del Régimen Subsidiado y Contributivo Subsidiado, establecida previamente y de común acuerdo, para fines de atención sin costo adicional”.
Una competencia basada en la repartición del mercado
ANDECLIP en su planteamiento fue más lejos, al señalar que esos hospitales, no solo no les deben cobrar a los pacientes pobres, sino que no deben recibir a los afiliados del Régimen Contributivo, “ya que esos asegurados deben dejárselos a las clínicas privadas”, “donde tienen que pagar copagos”.
Estamos frente a un planteamiento increíblemente mercantil y deshumanizado, totalmente divorciado del derecho esencial al acceso a la salud y a la atención médica de todos los dominicanos, como consagran la Constitución de la República, la Ley de Seguridad Social y la Ley General de Salud.
Se trata de una repartición del mercado, según la necesidad del lucro privado, sin importar que la gran mayoría de los afiliados al Régimen Contributivo ganan menos de 18,000 pesos al mes, para los cuales un copago de 1,500 o 2,000 pesos por una consulta, les descuadra el presupuesto familiar.
Por esa misma razón, puramente mercurial y discriminatoria, es que el Dr. Rafael Mena, no sólo se opone al establecimiento de la atención primaria a favor de los dominicanos contributivos, como dispone la Ley de Seguridad Social, sino que amenaza con boicotearla.
Lo más lamentable de todo es que los principales directivos del Colegio Médico Dominicano (CMD), al tiempo que denuncian las “prácticas mercantiles del capital financiero”, no sólo no critican este enfoque discriminatorio y mercurial de ANDECLIP, sino que se asocian para bloquear el inicio de la atención primaria, la que será la principal transformación del sistema de salud del país en un siglo.