Existe una canción de la gran Maridalia Hernández que amo por las verdades que establece en tan linda melodía. Se llama quien no sabe de amor, no sabe nada. Pero en este caso, adapto un poco y digo que quien no sabe de amor, no sabe enseñar. El amor, en todas sus versiones sanas y enriquecedoras, hace que todo sencillamente sea más lindo y que quede mejor. Desde cocinar un simple arroz hasta cosas más complejas como educar a un ser humano. Existen profesiones donde debe existir una vocación y una pasión irremediable. Debe existir compromiso y firmeza. Debes sentir amor por tu trabajo.

En múltiples ocasiones los centros educativos dominicanos, enfrentan dificultades. En un país como RD, donde existe una tasa de pobreza general del 22.8% (es decir 2 de cada 10 personas viven en pobreza general) naturalmente existen bastantes escuelas ubicadas en barrios donde hay alta criminalidad, microtráfico y producción de drogas, violencia y condiciones de existencia (no de vida) mínimas. Los y las docentes dentro de este y cualquier tipo de escuela, son vitales. Pero, aquellos en particular que hacen su trabajo con un amor y compromiso que es notable, son aún más necesarios. Recuerdo una profesora en este tipo de escuelas vulnerables que dijo “que la parte más dura de su trabajo es colocar esperanzas en las mentes de los estudiantes que están rodeadas de pobreza extrema”. Y por esa declaración, puedo notar que esa docente realiza su trabajo con amor.

Con este ejemplo, quiero recalcar la importancia de la profesión docente. Si bien está (lamentablemente) muy desprestigiada y cada vez menos personas se quieren dedicar a ser profesores, por las grandes cargas laborales a veces poco renumeradas, es una profesión que debe trabajarse con amor.  Esto sucede porque en un aula, más allá de los temas formales, se trabaja con seres humanos que vienen con cargas emocionales detrás, que a veces ni ellos mismos saben que están sufriendo. Por ejemplo, niños que viven en lugares hacinados donde maduran erróneamente a temprana edad. O que son abusados. O niños y niñas que son testigos de violencia de género. O algunos que tienen padres y madres vivos pero ausentes. O que sufren de bullying. Todos estos y más casos existen en las aulas de Santo Domingo y en distintos grados, pero en cada sector, es decir, público o privado.

Para remediar estas situaciones tanto los docentes como el amor de ellos por el propósito de su profesión, son vitales. Por ejemplo, a veces puede ser el docente quien eleve la autoestima de un estudiante y lo haga perseguir sus sueños o explotar su potencial a pesar de los múltiples obstáculos que inevitablemente va a enfrentar. O puede ser una profesora que le expanda los horizontes de las posibilidades ante la vida que se puede imaginar un niño cuya visión a veces está nublada por las situaciones del entorno en que vive. O puede ser una profesora quien descubra un caso de abuso y denuncie la situación a las autoridades correspondientes. Es vital que además de cubrir las necesidades fisiológicas, se cubran las necesidades afectivas y sociales de los niños/as para crear sentido de pertenencia en ellos, lo cual es un indicador de que los estudiantes en el futuro puedan completar un título universitario, a pesar de las diferencias socioeconómicas. Por esto y muchas más cosas que seguiremos explorando, la figura del docente es de todo, menos trivial.  Así es que a todos esos que realizan su ardua labor bien y con mucho amor, como debe de ser, les deseo un ¡feliz día del amor y la amistad!

Referencias 

Sobre tasa de pobreza general en RD: https://cutt.ly/JrLdUnO

Sobre vocación y (des)prestigio profesión docente: http://dx.doi.org/10.18235/0001172

Sobre cubrir necesidades afectivas en niñ@s: http://dx.doi.org/10.1126/science.1143921

Sobre sentido de pertenencia en los niñ@s: https://doi.org/10.1787/d69dc209-en