Aparentemente en nuestra Iglesia Católica se ha destapado una olla de grillos por la venta de una porción de los terrenos que pertenecían a la Arquidiócesis de Santo Domingo en el Seminario Santo Tomás de Aquino. Pienso que en muy mal momento sale esto a la luz pública pues el país se encuentra sacudido por tantos escándalos de corrupción e impunidad que uno más es decepcionante.
Quiérase o no la Iglesia es una institución en la que la gente todavía cree, al menos un 56% de la población según se estableció en un estudio de hace dos años. El momento actual que vive el país nos hace recordar el texto de Jn. 6, 68 cuando Pedro le pregunta a Jesús ¿A quién iremos señor? tú tienes palabras de vida eterna. Si nos fallan los políticos y también la Iglesia me hago la pregunta de Pedro ¿A quién iremos Señor?
Tradicionalmente la Iglesia ha sabido dirimir sus diferencias de manera hermética sin darle participación a los medios de comunicación, pero no se sabe si la carta que apareció públicamente se filtró a los medios o la hicieron llegar.
Por si acaso hay personas que desconocen de qué hablamos estamos haciendo referencia a una carta que se hizo pública donde el experto en Derecho Canónico de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Mons. Marcano Santana, hablando en nombre de 120 sacerdotes, solicita al Nuncio Apostólico Mons. Thaddeus Okolo, esclarecer por qué el Cardenal vendió esos terrenos y qué se hizo con el dinero. Según reseña el periódico Listín Diario en el día de ayer, el Nuncio afirmó que Santana no debió escribir esa carta.
El problema de la carta no es lo que dice, sino lo que omite. En ese escueto texto de apenas dos párrafos hay un cuestionamiento directo al Cardenal. Al preguntar ¿Por qué el Cardenal vendió los terrenos? implícitamente se está diciendo que fue una decisión tomada de manera unilateral y que no se consultó a nadie.
¿Es posible que siendo Marcano juez y Presidente del Tribunal Eclesiástico no supiera nada sobre esta transacción? ¿Cómo es posible que 120 sacerdotes supuestamente tampoco supieran nada de unos terrenos en venta desde el año 2008? Eso se podía haber resuelto preguntando al nuevo Arzobispo, que se supone debe tener claridad de esa negociación.
Al principio pensé que la carta era falsa, pero al ver la reacción que ha generado, el trabajo de Nuria el sábado, la llamada del Padre Manuel Ruiz a una emisora, más el comunicado que emitió la Iglesia en el fin de semana aclarando la situación me hace pensar que realmente hay un malestar.
Sencillamente invito a la Iglesia a proceder como siempre lo ha hecho pues, si bien es cierto el Cardenal no es santo de la devoción en muchos sectores en este país, también es cierto que en estos momentos no se puede defender lo que al final deja una imagen muy negativa de él. A la Iglesia que siga barriendo para adentro pues, del contrario, tendremos que preguntar como Pedro ¿A quién iremos Señor?