La respuesta correcta la encuentran en el artículo de mi hermana, la famosa en el mundo académico, la Dra. Mu-Kien Adriana Sang Ben, en su columna sabatina en el suplemento “Areíto” del periódico Hoy, dedicado a nuestra hermana Mu-Yien el pasado 7 de noviembre (disponible en el siguiente enlace: https://hoy.com.do/a-mi-hermana-muyien/ ), por su cumpleaños este miércoles 11. Me uno con este artículo a su sexagésimo-octavo natalicio (aunque para los chinos sería el sexagésimo-noveno, ya que contamos los nueve meses de estancia “uterina” más un mes (para completar el año lunar) como el primer año de vida, y le celebran en el primer cumple-mes el primer cumple-años y no se vuelve a celebrar públicamente un cumple-años).

Pero, encontremos el por qué los chinos celebran con más algarabía los cumpleaños a partir del sexagésimo y no los de la juventud, como lo hacemos con los “quince” de las niñas de sociedad en occidente. La respuesta es porque celebramos la vida realizada ya que con los años se adquiere sabiduría y honor; por ello, es una “fiesta a la longevidad”.

Existe otro elemento cohesionador en la sociedad clánica oriental y es la autoidentidad como familia extensa no-nuclear y, en una sociedad de estructura extendida donde la filia se extiende más allá de los lazos sanguíneos, crea una solidaridad que trasciende el núcleo familiar. Los primos hermanos del padre se consideran “Tíos”, mientras que los primos hermanos propios se consideran “hermanos”; por lo tanto, el mundo de los negocios se extiende sobre esta relación familiar (los socios son generalmente primos) como las relaciones familiares (los conyuges son generalmente de la aldea cercana).

En este entramado familiar se desarrolla, aún en tiempos modernos como en regímenes socialistas, la vida familiar. El peso de la figura de Confucio, el maestro de la cultura china, lleva toda esta responsabilidad al modelar la “autoridad” alrededor del Padre y extenderla hasta el Emperador. Pero, la contraparte de esa autoridad, en el ámbito hogareño, le correspondía a la Madre. Así de simple y así de sencillo.

Cae de la mata que la “matatanísima” en el hogar clánico chino lo ocupaba la “matrona” (en la casa imperial era la “Reina Madre”). En la casa de los Sang Ben, doña Ana fue el retrato de ese rol social en la vida de todos los hijos, pero Mu-Yien parece que simbióticamente asimiló el rol social en el grupo de hermanos. Mi interpretación: la sangre fría, la compasión y la solidaridad se unieron para ser la cómplice con los hermanos mayores y menores a ella para ir modelando ese carácter y esa reciedumbre, que Mu-Kien refleja muy bien en su retrato de Mu-Yien.

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“Los hijos de una misma familia, de la misma sangre, con los mismos primeros hábitos y compañías, tienen en su poder ciertos recursos de disfrute mutuo que ninguna unión posterior les podrá proporcionar”. Esta frase de la novelista Jane Austen nos sirve para sintetizar la dinámica familiar de esquema clánico (en este caso unida por lazos ancestrales).

Creo que las líneas de comunicación entre hermanos y entre los parientes políticos incluidos, ha sido una constante que nos lleva a reconocer lo tratado en otra tradición cultural que nos atañe: la “mujer sabia de la selva”, la que tiene contacto con la Madre-Tierra, la que fue sacrificada en la mayor persecución antifeminista auspiciada por la cristiandad, la caza de brujas medieval, y que llega hasta nuestros días.

Recojo un perfil de la hermandad de las mujeres, de la “sororidad” tan temida por los hombres que llevan a condenar y decidir sobre el cuerpo de ellas, sin importar que le debemos el nuestro a ellas, para criminalizar una actividad de reparación de los “daños naturales o circunstanciales” al producto de la gestación humana que se resume en las “causales de excepción” para permitir el aborto terapéutico. Nuestra hermana Mu-Yien pertenece a esta sororidad, a mucha honra, y defendiéndola desde posiciones de fe.

La máxima expresión de la solidaridad es la caridad encarnada en la adopción de un niño cuyo destino esté marcado por el infortunio. En este aspecto, es la caridad que se potencia por hacer extensiva el amor maternal más allá del círculo familiar, una lección aprendida de nuestro Padre, don Miguel.

También, en la diversidad de las opciones de orientación sexual, un tema del momento por el énfasis del Papa Francisco en favor del reconocimiento legal de la unión de un mismo género, es una extensión de la comprensión de la caridad hacia la condición de una parte de la humanidad. Es una lucha que se lleva en la conciencia.

Por todo lo expuesto, en tu sexuagésimo-octavo cumple-años le dedico a Mu-Yien, la Matatana de los hermanos Sang Ben, un felicísimo día celebrando un año más de honorabilidad en esta etapa longeva de tu vida.

“Es difícil ser responsable, adulto y sensato todo el tiempo. Qué bueno es tener una hermana cuyo corazón

es tan joven como el tuyo.” (Pam Brown)