Rota, descolorida, abandonada, expuesta a sol y sereno, parecía alfombra de entrada. Pasaba todo el mundo por ahí. Los amet y la policía la veían. En ese estado se encontraba hasta hace unos días, ondeando, desde hace mucho tiempo, la Bandera Nacional en la Av. 27 de Febrero, esquina Av. Tiradentes.

Lo peor de todo es, que esta bandera, que me dolía ver cada vez que pasaba por ahí, es la mejor representación de cómo va el país y cómo lo han dejado los diferentes gobiernos que nos han tocado.

¿De qué vale hablar de soberanía, si no son respetados ni cuidados nuestros símbolos patrios?